Rocky Romero, el luchador que devolvió el show a la tradición de la Arena México

Rocky
Rocky "Azúcar" Romero compite en la promotora asiática New Japan Pro Wrestling. (Etsuo Hara/Getty Images)

Rocky Romero volvió a México, después de quince años de espera, con un sólo objetivo: retomar la rivalidad que protagonizó con Volador Jr. Lo materializó de una manera inusual; alimentó las funciones con recursos muy apegados al entretenimiento deportivo, algo que parecía impensable en el Consejo Mundial de Lucha Libre. Se lo permitieron porque es un consagrado y la estrategia le resultó.

El gladiador cubano de 40 años, a menudo conocido como "Azúcar" dentro del pancracio, retornó a la compañía que lo vio crecer en el territorio nacional entre el 2003 y el 2008. La alianza entre el CMLL y la promotora asiática New Japan Pro Wrestling (NJPW), en la que compite, favoreció su regreso a la Arena México. Deseaba hacerlo a lo grande, con tal de reconquistar al público azteca.

Tenía en mente ganar títulos, revalidar su estatus y reencontrarse con uno de sus contemporáneos: Volador Jr. Su carrera en los encordados de la México-Catedral despegó a la par que la del conocido como Depredador del Aire. Romero, que en la época del 2000 fue entrenado por el emblemático Negro Casas, salía al ring como parte del equipo de Los Habana Brothers.

Sí, un personaje fiel a sus raíces. No había nada que esconder. Dado que era extranjero, solía subir al cuadrilátero como el villano del cuento. Pese a ser el menos favorito y remar a contracorriente ante la grada, su mano a mano con el luchador mexicano lo marcó por siempre. Frente a él definió el primer gran hito de su trayecto.

Ante todo pronóstico, venció al local y se alzó como el nuevo Campeón Mundial Superligero del consorcio. Portó el cetro en dos ocasiones posteriores, mas el encuentro con Volador Jr. provocó que su popularidad creciera como la espuma. Después, triunfó en Estados Unidos y Japón. En 2019, cruzó caminos en Osaka con su eterno némesis. Perdió en un choque por parejas.

Habían pasado más de 10 años sin verse las caras. Supo que nada se compararía a la sensación de enfrentarlo en su propia casa. Por ello, cuando le ofrecieron volver a México no dudó en aceptar la propuesta. Ninguno de los dos era más una promesa, ya se habían instaurado como veteranos de la industria. La riña adquirió un matiz distinto, respaldado por la experiencia.

Romero recuperó su versión ruda y encontró a Volador Jr. como monarca. No tardó en lanzarle un reto por el cinturón que ostentaba: el Campeonato Mundial Histórico de Peso Wélter de la NWA. Este accedió y volvió a quedar a merced de su poderío. El caribeño le repitió la dosis, lo destronó, acabó con más de mil 600 días de reinado. La postal fue idéntica a la del 12 de septiembre de 2003.

El descalabro del lagunero llevó el conflicto a un punto más alto. No era la primera vez que le cedía el trono a su oponente. Un duelo de apuestas era el siguiente paso de su historia. Debían jugarse las cabelleras. Rocky aceptó; sin embargo, quería hacer las cosas a su modo. No sólo dictó las reglas del juego ante su símil, sino también con el Consejo Mundial. El equipo creativo accedió a sus ideas.

Por unas semanas, en pleno 2023, el CMLL dejó atrás el molde que han mantenido desde 1933: el de La Seria y Estable. 90 años la respaldan como la empresa de lucha libre más longeva del mundo. Siempre se ha enfocado en preservar la tradición y el estilo puro de la disciplina en el recinto de la colonia Doctores de Ciudad de México. Aunque, el deporte nunca ha estado peleado con el espectáculo.

De ahí que, Romero calentó su rivalidad con métodos poco implementados ante los seguidores más fieles de la marca. ¿Un pastelazo en la Arena México? No es algo a lo que estén acostumbrados. ¿Componerle una melodía a su enemigo? Y no solo eso, ¿Acompañarla de un video musical? Parecía cruzar los límites de lo establecido. Como si los cánones se hubieran desquebrajado.

En simultáneo a su feudo con Volador Jr, el Consejo Mundial aprobó que defendiera la presea que sostiene fuera de México; en su lugar, que lo expusiera dos veces en Estados Unidos. Algo mucho menos común, que rozó lo insólito. Sabían que no se trataba de cualquier luchador y, en virtud de respaldarlo, mostraron su apoyo total. Y sí, los sigue representando con el oro.

Volador Jr. obtuvo su ansiada revancha. En la disputa del honor, conservó su melena y rapó a Rocky Romero; este lo reconoció. La caída no manchó su legado, lo reforzó. Azúcar le confirió un toque único, y poco frecuente, a la programación del CMLL. Probó que una narrativa puede potenciarse fuera de la lona sin afectar la visión de negocio. Porque el ingenio jamás debería de contrarrestar el prestigio si contribuye al show.

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