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Negro Casas, el ídolo de la lucha libre que de forma inesperada deja la Arena México

Negro Casas en enero de 2020, durante una función conjunta del Consejo Mundial de Lucha Libre y New Japan Pro Wrestling en Tokio. (Masashi Hara/Getti Images)
Negro Casas en enero de 2020, durante una función conjunta del Consejo Mundial de Lucha Libre y New Japan Pro Wrestling en Tokio. (Masashi Hara/Getti Images)

Negro Casas abandonó el Consejo Mundial de Lucha Libre. Ni la apuesta más descabellada lo pagaba. El veterano dedicó más de 40 años, de sus 63 de vida, a brillar en la Arena México. Figuraba como uno de los íconos de la empresa. Pese al respeto del que gozaba, se marchó porque lo había conquistado todo ahí. Nadie pensó que, algún día, tomaría una decisión así. Pero la sangre llama.

La sorpresa aumentó ya que Lucha Libre Triple A, el histórico rival del Consejo Mundial, lo arropó con los brazos abiertos. ¿Qué compañía rechazaría a una leyenda de su magnitud? Casas se presentó en Querétaro, al lado de su esposa Dalys “La Caribeña”, una de las luchadoras más dominantes de la última década en La Seria y Estable.

Ante la 'traición' de los antagonistas Daga y Sam Adonis, acudieron al rescate de Pentagón Jr. y Psycho Clown, su yerno y principal cara de la promotora. Previo a destaparse, portaban la característica careta del payaso. No hay forma más simbólica de dar un batacazo sobre la mesa.

Fueron claros con sus objetivos: compartir los encordados con él y competir juntos como pareja, el sueño que nunca pudieron cumplir en la México-Catedral. “Hicimos todo lo que teníamos que hacer. Quisimos estar ahora más reunidos en familia. Dalys y yo decidimos que era tiempo de pisar otros terrenos”, aseguró en entrevista con Más Lucha.

Pese a que Casas debutó como profesional a finales de los setenta, fuera de la Arena México, fue en el inmueble de la colonia Doctores de Ciudad de México donde se convirtió en estrella. Aun cuando Antonio Peña fundó Triple A en 1992, a partir de una desbandada de talento del Consejo Mundial, este se mantuvo leal a la corporación que catapultó su imagen al resto del país y el mundo.

Miembro de una dinastía emblemática en el pancracio, la de Los Casas, continuó con el ejemplo de su padre: el exgladiador y réferi Pepe Tropicasas. Asimismo, coincidió en el ring con sus hermanos El Felino y Heavy Metal. Inmerso en un universo en que abundan los enmascarados, prefirió no esconderse en el anonimato. Optó por mostrarle al público su rostro, reflejarse auténtico. Le funcionó.

Pronto alcanzó la gloria. Realizó giras a Japón. Ganó torneos, campeonatos individuales, de parejas y tercias al lado de Atlantis, Shocker, Héctor Garza y Último Guerrero. Su rivalidad con El Hijo del Santo, durante los noventa, es una de las más recordadas por los fanáticos del deporte-espectáculo. La caída de su cabellera ayudó a elevar el estatus de las siguientes generaciones; entre ellos, Místico, Rush y Volador Jr.

La canción “El costo de la vida” de Juan Luis Guerra se volvió una tradición en todas sus presentaciones hacia el cuadrilátero. También, le valió el apodo de “El 4:40”, debido a la agrupación del cantante dominicano. En fechas más recientes, la cumbia “Soy maraquero”, de Grupo Kual, le permitió reforzar el carisma que irradiaba a las masas con los conocimientos que demostraba a ras de lona.

La casita”, su movimiento distintivo, es una herencia a la disciplina. Atletas extranjeros del calibre de Bryan Danielson, a menudo considerado como uno de los mejores luchadores técnicos a nivel internacional, la han implementado ocasionalmente en su repertorio. A la par, Claudio Castagnoli y Chris Jericho, del consorcio estadounidense All Elite Wrestling, no han dejado de reconocer su influencia. Hasta el polémico L.A. Park le confesó que era su ídolo.

“Hay muchos encuentros de Negro Casas que veo en YouTube. Echas un vistazo 30 años atrás y se sigue moviendo de la misma manera. Es una inspiración personal. Cuando me vuelva más viejo, quiero tener la capacidad de hacerlo igual que ahora en el ring”, reveló Castagnoli en 2015. “Negro Casas es mi luchador favorito, es el mejor. Aprendí mucho de su mentalidad e inteligencia para el negocio”, afirmó Jericho en 2016.

Para reinventarse, se alió con su hermano Felino y el fallecido Mr. Niebla en el concepto “La Peste Negra”. El equipo resultó un éxito desde 2008. En el papel de villanos, procuraban hacerse odiar por la grada: simulaban no bañarse, se colocaban afros, atacaban a sus rivales con botes de basura, bailaban con las edecanes de la función, lamían su propio sudor, escupían y atrapaban sus gargajos.

No temían que los encasillaran como apestosos, hacían todo de sí para confirmarlo. Lejos de disgustar a los espectadores, los engancharon. Una vez que Niebla murió en diciembre de 2019, derivado de una infección sanguínea que le surgió tras una lesión de codo, la agrupación terminó. Entonces, Casas retomó su ruta en solitario.

En Triple A, aspira a medirse contra jóvenes: “Ellos me van a sacar la experiencia, yo voy a tomar de ellos su frescura”. Es un consagrado, uno de los maestros más prestigiosos de la era moderna, para el que la lucha libre no tiene vigencia. Y sí, ya lo ha probado todo, mas desea seguir en pie de guerra. Todavía cuenta con muchas postales por enmarcar entre las cuerdas.

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