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Liverpool, con ojos argentinos: cómo se arma un súper equipo, el trabajo de los scouts alrededor del mundo y el exitoso “plan de sucesión”

En enero de este año, Liverpool cerró la contratación del colombiano Luis Díaz (aquí, con Jürgen Klopp), a quien había seguido desde su participación en la Copa América Indígena de 2015
ANDREW POWELL

El alemán Jürgen Klopp, entrenador de Liverpool, tiene 40 pares de ojos a su disposición. Es su ejército de ojeadores, quienes analizan cerca de 5000 futbolistas por año. A ellos no les preocupa el presente, sino el futuro. Y tienen en la cabeza un concepto fundamental llamado “plan de sucesión”. Traducido: cómo encontrar herederos adecuados para los Sadio Mané, Mohamed Salah y Roberto Firmino, cuyos contratos terminan en junio del año que viene. Por eso a esta hora, cuando la final de la Champions League ante Real Madrid en París parece acaparar toda la atención, alguien con el escudo del mítico club inglés en el pecho está siguiendo a un embrión de crack en una cancha perdida del mundo. Son los que ven antes lo que millones disfrutarán después.

Este ejército de ojeadores (“scouts”, en inglés) se divide el mundo por regiones y suele pasarse 30 de las 53 semanas del año fuera de casa . Viendo fútbol, claro. Auditando en primera persona a los cracks de los próximos años. Completando informes en una base de datos dinámica desarrollada por el club. La información que se ingresa desde una computadora en Argentina puede que sea usada el próximo fin de semana por el propio Klopp o alguno de los ayudantes. En los desplazamientos como visitante, el entrenador suele jugar con las miles de variables que completan los ojeadores en todo el mundo. Y es posible que el lunes, cuando el cuerpo técnico y los responsables del scouting tengan una de sus reuniones semanales, el alemán les diga algo así como: “Me gustó un turco de 19 años que juega de extremo izquierdo. Quiero más información”.

Klopp habla y suenan los aplausos: es una jornada cualquiera en el AXA Training Centre, en las afueras de Liverpool
John Powell


Klopp habla y suenan los aplausos: es una jornada cualquiera en el AXA Training Centre, en las afueras de Liverpool (John Powell/)

Entre quienes aportan todos esos datos y evalúan a los potenciales refuerzos está el argentino Fernando Troiani. Tiene una carrera de 25 años en la élite europea y es el Senior Head Scout para Latinoamérica de Liverpool. Controla desde el extremo norte de Canadá hasta nuestra Patagonia. En su foja de servicios figuran, por ejemplo, haber encontrado en 2015 a un ignoto colombiano llamado Luis Díaz en una Copa América Indígena y seguir su progreso desde entonces. O el pulgar hacia arriba para la llegada del egipcio Mohamed Salah.

“La fortaleza de Liverpool es la interacción entre los diferentes departamentos. Cada uno tiene su trabajo específico y el input sobre cada uno de los jugadores. Esto incluye al DT y al cuerpo técnico, quienes aceptan el conocimiento de los demás y no buscan imponer su visión”, cuenta Troiani a LA NACION. “Todo el club es como una gran familia. En el AXA Centre, el centro de entrenamientos, los futbolistas que ganan millones de euros por mes practican en la cancha de al lado de los chicos de 12-13 años. Comparten las instalaciones. Un nene de esa edad tiene las mismas herramientas a disposición que Jordan Henderson, capitán y una de las naves insignias del primer equipo ”, describe Troiani.

Un tour por las instalaciones del AXA Training Centre

El ejército de los 40 ojeadores se reúne una vez al año. Una vez, coincidió con el cumpleaños de Troiani. “Son jornadas larguísimas: doce horas hablando de los requerimientos del primer equipo , de la Reserva, e identificando jugadores que tendremos que ir a ver durante todo el año siguiente” describe este argentino, que trabaja con otro compatriota, Gonzalo Siegrist. A diferencia de otros clubes con más músculo económico, las fichas que Liverpool puede destinar en su búsqueda de talento son limitadas. Los equipos de Manchester tienen el doble de personas que buscan al próximo Lionel Messi por los cuatro puntos cardinales del globo. Y, sin embargo, muchas veces llegan más tarde que los Reds. “Somos muchos menos, pero somos como Droopy: estamos en todos lados”, bromea Troiani.

¿Cuál es el secreto, entonces? “Nuestras fortalezas son dos: la sinergia entre todos los departamentos y el recurso humano. Además, en otros clubes los scouts no se conocen. Nosotros, en cambio, estamos todos juntos”, compara Troiani. El organigrama aporta más datos: por debajo del director deportivo del club, el máximo ejecutivo de fútbol, están los departamentos de Reclutamiento, de Scouting, y de Análisis de Rendimiento. Todos aportan lo suyo cuando se trata de hablar sobre un futbolista del equipo actual o una potencial contratación. Y el entrenador y su cuerpo técnico escuchan. Si el nombre del refuerzo tiene luz verde, pasa a la última instancia, que tiene nombre y apellido: Fenway Sports Group, la compañía estadounidense dueña del equipo. O sea, los encargados de poner los billetes.

Humildes en reconocer que no conocen nada de fútbol, los estadounidenses inquieren: “Ustedes nos tienen que decir por qué tenemos que contratar a este jugador. Y por qué ahora” , es el mensaje que llega de Fenway. Ahí entran a trabajar los datos, las estadísticas y las recomendaciones de los 40 buscadores de oro futbolístico que trabajan para Liverpool. La última contratación que recomendó Troiani fue la del colombiano Luis Díaz (25 años), cuyos reportes fueron vistos por más de una docena de ojos antes de iniciar las negociaciones con Porto, de Portugal, club donde jugaba el extremo colombiano. Conseguir al jugador apuntado es, también, una cuestión de tiempo: Tottenham, rival de Liverpool, tenía todo cerrado para sumar al jugador en junio de 2022. Pero los Reds se adelantaron y entendieron que si querían al jugador la inversión tenía que hacerse en enero. Pagaron alrededor de 45 millones de euros (más bonus por objetivos) y el futbolista cambió Oporto por la ciudad de los Beatles.

El primer equipo de Liverpool junto a todo el personal que trabaja en el centro de entrenamiento, incluidos los ojeadores
El primer equipo de Liverpool junto a todo el personal que trabaja en el centro de entrenamiento, incluidos los ojeadores


El primer equipo de Liverpool junto a todo el personal que trabaja en el centro de entrenamiento, incluidos los ojeadores

Díaz llegó al club como parte del “plan de sucesión”. Es el Mané del futuro. A sabiendas de que el senegalés termina contrato en junio del año próximo, y que captó el interés de otras potencias europeas como Bayern, los scouts de Liverpool bucearon en las bases de datos hasta dar con la perla indicada: un futbolista con el mismo desequilibrio individual que Mané, pero cinco años más joven. Así, si el africano emigra, sus espaldas están cubiertas. Lo mismo ocurre con Diogo Jota, portugués, que llegó para ser el “refuerzo de delantero”, en caso de que el brasileño Roberto Firmino también los deje. La tarea para este mercado de transferencias, entonces, es proveer opciones para un nuevo Salah, otro que también finaliza su vínculo a mediados del año que viene.

El factor Coutinho

Como responsable del mercado brasileño, Troiani también incidió en la llegada de Philippe Coutinho a las orillas del río Mersey, desde Inter de Milán. El hábil futbolista no levantó ningún trofeo con los Reds, pero fue sensación por sus goles, sus amagos y el desequilibrio individual. Barcelona, entonces, llamó a la puerta del club con una oferta irrechazable: 160 millones de euros.

Aunque parezca mentira, la salida de Coutinho en 2018 fue el ladrillo fundamental para el futuro Liverpool que ganaría la Champions League un año después. El dinero que el brasileño dejó en la tesorería sirvió para traer al arquero brasileño Alisson, al defensor holandés Virgil Van Dijk y a Salah. El trío sería parte de la columna vertebral de un equipo que se alzaría con cinco títulos, incluidas una Champions y una Premier League .

El brasileño Philippe Coutinho dejó 160 millones de euros por su pase a Barcelona; con ese dinero, Liverpool sentó las bases de lo que sería el equipo campeón de la Champions en 2019
Andrew Powell


El brasileño Philippe Coutinho dejó 160 millones de euros por su pase a Barcelona; con ese dinero, Liverpool sentó las bases de lo que sería el equipo campeón de la Champions en 2019 (Andrew Powell/)

Por aquellos años, y cuando se gestaba una mini-revolución en el plantel principal, Klopp dijo: ““Pueden vender a X, si desean prestemos a Y, en nuestra opinión el 4 titular del equipo va a ser (Trent) Alexander Arnold”. Y Alexander Arnold, formado en el club, se adueñó de la posición. Llegó hasta la selección inglesa. Liverpool tiene lateral derecho por muchos años. Algo parecido ocurrió con el otro lateral: el escocés Andrew Robertson aterrizó en Liverpool en 2017. Costó 8 millones de euros, que fueron a parar a Hull City que,en contrapartida, les compró a otro jugador (Kevin Stewart) por una cifra similar. Conclusión: Liverpool contrató gratis a dos de los mejores laterales del mundo. El “plan de sucesión” estaba en marcha.

La familia unida

En el moderno AXA Centre donde se entrenan los equipos de Liverpool hay un comedor con una mesa gigante. En las sillas se sientan futbolistas como Van Dijk, Mané o Salah que cobran por mes lo que factura una pyme argentina en un año, con suerte. Con ellos conviven empleados rasos; mileuristas. Cualquiera de ellos puede poner su bandeja junto a la de Klopp en el desayuno, sin pedir permiso. No hay distinción en la comida ni en el trato. Y pueden incluso jugarse un partido de metegol después del postre. En el mismo piso del comedor está la oficina de la jefa de Nutrición: Mona Nemmer, reclutada desde Bayern Munich en 2016 y considerada una de las mejores de Europa en su puesto.

Nemmer sabe qué come cada uno de los futbolistas todos los días. Puede incluso observarlos. Y hacerles sugerencias para que disminuyan su nivel de carbohidratos, por ejemplo. Así, los brasileños Firmino y Fabinho cambiaron su dieta y ganaron masa muscular desde que llegaron a Liverpool. Eso también contribuye a que sean mejores futbolistas de los que eran. Si es que son transferidos, esa mejoría individual se trasladará a su precio en el mercado. Y los Reds ganará dinero con ellos.

Fernando Troiani, de camisa negra, junto a algunos de los demás ojeadores del Liverpool
Fernando Troiani, de camisa negra, junto a algunos de los demás ojeadores del Liverpool


Fernando Troiani, de camisa negra, junto a algunos de los demás ojeadores del Liverpool

Pero esa “gran familia” que es Liverpool trasciende una comida o una pelota. En mayo del año pasado, Troiani dio positivo de coronavirus. “Estuve 23 días en coma en el hospital Tornú. Me daban 24 horas de vida y hasta mis hijas vinieron a despedirse”, relata el jefe de los scouts sudamericanos del club. Y continúa: “El club había decidido fletar un avión desde Paraguay con una medicina para intentar salvarme. Y todos mis compañeros del departamento de scouting participaron en un sentido video para darme ánimo”, detalla Troiani, quien recurre a esas imágenes día por medio, como si fueran su compañía.

Al final, Troiani estuvo un mes internado. Para alegría de su familia en la Argentina y en Inglaterra, se recuperó. “Quedate tranquilo. Pase lo que pase vamos a estar para vos, tu mujer y tus tres hijos” , fue el mensaje que le mandaron sus jefes en medio de la enfermedad. Un año después, se prepara para la final de la Champions que se jugará este sábado en París. Y ya hizo los deberes para lo que viene: sus compañeros ojeadores que viajen al torneo de Toulón (Francia), en el que intervendrán tres seleccionados Sub 20 de Sudamérica (Argentina, Colombia y Venezuela) ya tienen cargados los datos de los diamantes en bruto de cada equipo. Además de un apartado especial con todos los que terminan contrato en junio de 2023. Porque el Liverpool del futuro empieza a armarse en el presente.