Logan Paul en la WWE, porque no tiene la culpa él, sino quien lo hizo compadre

Floyd Mayweather y Logan Paul en una pelea de 8 rouds en junio de 2021. | Foto: Louis Grasse/PxImages/Icon Sportswire via Getty Images
Floyd Mayweather y Logan Paul en una pelea de 8 rouds en junio de 2021. | Foto: Louis Grasse/PxImages/Icon Sportswire via Getty Images

Logan Paul no es moneda de oro. No es del agrado de todo el mundo; a pesar de ello, se convirtió en uno de los mesías del entretenimiento digital. Aunque lo intenta, tampoco está destinado a ser la siguiente megaestrella de los deportes de combate. La popularidad de la que goza lo coloca en un sitio privilegiado ante la mirada de los magnates del espectáculo. Todo lo que lo involucra es dinero seguro. WWE lo tiene muy claro, y por eso lo invitó a competir en una lucha.

Y es que posee un factor que lo eleva a la calidad de intocable ante el negocio: un alcance envidiable dentro de sus plataformas oficiales. Más de 52 millones de personas combinadas siguen de cerca su carrera como influencer en YouTube, Instagram y Twitter. Algunos lo acompañan desde su despegue mediante la extinta Vine en 2013. Otros se han sumado después de su incursión en el boxeo. Quizá una menor cantidad, luego de su breve aventura en el wrestling.

Tal es su relevancia que el legendario Floyd Mayweather Jr. volvió del retiro con tal de aceptarle una pelea de exhibición en 2021. Si bien, el emblema del pugilismo fue superior en cada uno de los ocho rounds que disputó ante el denominado Maverick, su presentación en el cuadrilátero era lo que menos le interesaba. Con un 50-0 como profesional, y sin un vencedor absoluto, su legitimidad no estaba en riesgo.

Sólo deseaba ganar. No avasallarlo ni dejar en claro quién mandaba sobre la lona, pues habría sido una ofensa comparar ambas trayectorias. Además, Paul siempre representó al clásico underdog que trató de derrumbar sin éxito al coloso. Para Money fue como “robar un banco por la vía legal”. Cumplió lo que añoraba: cobrar una fuerte suma de dinero. Según Semana, se habría embolsado cerca de 65 millones de dólares. Siempre ha sido un businessman.

Jun 6, 2021; Miami, Florida, USA; Floyd Mayweather Jr. (Green Trunks) fights Logan Paul (Yellow Trunks) during an exhibition boxing match at Hard Rock Stadium. Mandatory Credit: Jasen Vinlove-USA TODAY Sports     TPX IMAGES OF THE DAY
Jun 6, 2021; Miami, Florida, USA; Floyd Mayweather Jr. (Green Trunks) fights Logan Paul (Yellow Trunks) during an exhibition boxing match at Hard Rock Stadium. Mandatory Credit: Jasen Vinlove-USA TODAY Sports TPX IMAGES OF THE DAY

La World Wrestling Entertainment (WWE) prioriza el show por encima de la disciplina. La fórmula le ha funcionado históricamente, procura el bienestar financiero de su empresa. En su plantilla posee a un sinfín de atletas con grandes cualidades sobre el ring, incluso moldea a prospectos con su visión del juego. No es una mera cuestión de talento, sino de vender mejor su producto televisivo.

La participación de Logan Paul en sus programas le ayuda a llegar a horizontes donde no tiene presencia. Él no tiene la culpa de que lo hayan seleccionado como una de sus máximas apuestas de cara a WrestleMania, la función anual más importante de la compañía. Su situación es similar a la de Johnny Knoxville, el protagonista de Jackass que se verá las caras con el gladiador Sami Zayn.

Encaja como pez en el agua junto a The Miz, su compañero de equipo, el hombre que emergió de MTV y sufrió rechazo por provenir de un ambiente distinto al deportivo. Pero que mediante su personaje, labrado al más puro estilo de Hollywood, se sobrepuso al erigirse como dos veces campeón mundial. La conexión abona a la narrativa del influencer. La dupla chocará con el icónico Rey Mysterio y su hijo Dominik.

Añadir nombres de la cultura popular le permite a WWE conquistar audiencias no disponibles en su radar habitual. Pretenden que más gente consuma su mercancía a toda costa. Qué más da si algunas contiendas pactadas carecen de planeación creativa detrás, dado que surgieron con premura, o si sólo un puñado de enfrentamientos resaltan de entre los once anunciados hasta ahora.

Es como tapar el sol con un dedo. Nada de eso no importa si una pequeña porción de los fanáticos de Logan Paul asisten al AT&T Stadium de Arlington, Texas para vivir la proeza de su ídolo y sus seguidores a nivel internacional adquieren el pago por evento. El emporio pretende replicar, de forma desesperada, el auge que consiguió con Bad Bunny. El resultado podría no ser tan atinado.

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