Mohamed Salah en el entorno perfecto

Roberto Firmino celebra junto a Mohamed Salah tras marcar el cuarto gol frente al Bournemouth (Foto: REUTERS/Dylan Martinez)
Roberto Firmino celebra junto a Mohamed Salah tras marcar el cuarto gol frente al Bournemouth (Foto: REUTERS/Dylan Martinez)

Dobletes para ganar al West Ham United, al Southampton y al Stoke City, el gol del empate en el duelo contra el Chelsea y uno más esta tarde en la goleada al Bournemouth. Ningún futbolista ha acaparado tantos elogios en Inglaterra como el egipcio del Liverpool Mohamed Salah en los últimos meses. Mejor jugador de noviembre, lo suyo ha sido llegar y besar el santo. En el Liverpool está ofreciendo sus mejores minutos como futbolista y no faltan analistas que le ven como el extranjero más determinante del campeonato o al menos como una pieza a la altura de los De Bruyne, Hazard o Agüero.

A Salah lo descubrimos en el Basel, siendo ya un puro tormento para las defensas hace cuatro años. La diferencia sustancial con el futbolista que es hoy en día es la capacidad de ofrecer a chorro y con precisión el vértigo que antes entregaba solo a ráfagas. Sigue siendo un extremo puro con una velocidad difícil de contener pero ha cambiado cantidad por calidad y su paso por el exigente fútbol italiano ha pesado de manera determinante en su evolución como jugador. Salah entiende mejor el juego y sabe aprovechar su potencia en beneficio del equipo.

El propio Jurgen Klopp reconoció recientemente sus dudas iniciales respecto a lo que podría aportar el egipcio a su proyecto. El alemán le veía muy veloz pero sin un físico capaz de adaptarse al durísimo ritmo de la Premier League. Primero sus ojeadores le convencieron de lo contrario y más tarde lo ha hecho el propio Salah con una temporada fantástica. Fijo en el once de Klopp, cuesta imaginar un Liverpool sin su concurso y cabe destacar que coparía más titulares aún si la defensa del equipo estuviera a la misma altura que el ataque. El juego de Salah es digno de un equipo campeón.

Tras sus fugaces pasos por el Chelsea y la Fiorentina, llegó a la Roma y allí le cosieron los galones en los hombros que todavía luce. En Roma se recordarán durante muchos años sus fulgurantes carreras a la contra para resolver o terminar asistiendo a Edin Dzeko. Aquellas dos temporadas en un ecosistema tan adverso para un delantero como el italiano terminaros de endurecerle como futbolista.

Cerró su segunda temporada en Roma con 19 goles en la mochila y ya ha superado la cifra en apenas unos meses vestido con el rojo del Liverpool. El esquema de Klopp en el que la presión alta y el ataque fulgurante de los espacios son mandamientos de primer orden, el egipcio ha encontrado un entorno natural para brillar. Pesa tanto en el equipo que se ha convertido en una de las piezas principales para pensar en Liverpool Top 4 a final de temporada.

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