Rodrigo Moreno, la luz en la zona ciega

GRAF1621. VALENCIA, 26/11/2017.- El delanetro del Valencia, Rodrigo Moreno, celebra el primer gol del equipo valencianista durante el encuentro correspondiente a la decimotercera jornada de primera división que han disputado esta noche frente al FC Barcelona en el estadio de Mestalla, en la capital del Turia. (Foto: EFE / MIGUEL ÁNGEL POLO.)
GRAF1621. VALENCIA, 26/11/2017.- El delanetro del Valencia, Rodrigo Moreno, celebra el primer gol del equipo valencianista durante el encuentro correspondiente a la decimotercera jornada de primera división que han disputado esta noche frente al FC Barcelona en el estadio de Mestalla, en la capital del Turia. (Foto: EFE / MIGUEL ÁNGEL POLO.)

Rodrigo Moreno como un diamante que el joyero se ha tomado su tiempo en pulir. Con tan solo 20 añitos en el cuentakilómetros la joya ya había dejado 1,2 millones de euros en las arcas del Celta de Vigo sin haber debutado con el primer equipo. Expectativas altísimas desde la enorme gestión de Mazinho, el mito que le abrió las puertas de A Madroa. De ahí pasó al Real Madrid Castilla donde su carrera pegó el giro definitivo. Como Velayos o Samu Saiz, enorme el año pasado en Huesca, no consiguió derribar la puerta en aquel primer equipo de la alternancia Higuaín-Benzema pero sí la de todo un Benfica para ser estrella a los 22 levantando Liga y Copa. En Valencia, su última parada, el diamante está listo para las vitrinas del mundo.

Rodrigo está listo porque además de volar como una mariposa, su especialidad desde que se subió por primera vez las medias, ahora también pica como una abeja. El hispanobrasileño es orfebrería pero también concreción en la zona donde las jugadas de ataque deben estallar. Ha madurado en el Turia, escenario de exigencia insana como pocos, y a las órdenes de Marcelino Toral es ya el delantero capaz de liderar todas las responsabilidades ofensivas de un equipo llamado a pelear los títulos.

En este Valencia resucitado del contragolpe y la alegría ofensiva, Rodrigo es la bisagra que abre la ventana en los días soleados. Con Simone Zaza por delante y Dani Parejo por detrás, la función de Rodrigo en el Valencia es iluminar el espacio libre a la espalda de los centrocampistas rivales y desde ahí, con ocasionales visitas a los costados, poner el sentido común y el picante a los ataques valencianistas. En esa zona de visión muerta para la mayoría de defensas, como segundo delantero, Rodrigo es un centelleo constante. No marcó en la derrota ante el Getafe pero sus nueve dianas y cuatro asistencias en catorce partidos le tienen en la agenda de Lopetegui para el Mundial. El joyero ya puede mirar orgulloso su talla.

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