Isco no se merece este trato

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Decía un conocido cómico en Twitter antes del partido del Real Madrid en el Benito Villamarín que en la rotación de Santiago Solari en el ataque madridista entraban Benzema, Brahim, Ceballos, Vinicius Jr. con gripe y hasta Chendo, antes que Isco Alarcón.

Premonitorio.

90 minutos antes de que arrancara el partido, la alineación oficial anunciaba que Isco volvía al banquillo. Con Lucas Vázquez sancionado, además de Kroos, Bale, Mariano y Asensio lesionados, Isco veía como Solari colocaba no sólo a Vinicius Jr. por delante suya, sino también a Fede Valverde en el puesto de interior izquierdo, que tantas veces ha ocupado el malagueño.

Para rizar más el rizo, durante el partido se lesionó Karim Benzema y el entrenador optó por Cristo, delantero del Castilla, y luego quitó a Reguilón –que también dejó a Marcelo en el banquillo por decisión técnica– para dar entrada a Dani Ceballos y luego al propio Valverde por Brahim Díaz. Isco calentó 10 o 15 minutos en la segunda parte, pero se quedó sin jugar un sólo minuto. Un día más en la oficina.

Foto: AP/Miguel Morenatti
Foto: AP/Miguel Morenatti

El Real Madrid hizo un juego rácano en el Villamarín. Tuvo una media hora interesante en la primera parte, empujados por la clarividencia de Benzema y el desparpajo de un Vinicius Jr. serio y comprometido como nunca hasta ahora, pero luego se refugió en su área durante el resto del partido para intentar frenar la tromba de juego –que no de ocasiones, todo hay que decirlo– del Betis. Los verdiblancos empataron cruzado ya el umbral del minuto 80 y en el Real Madrid se mascaba de nuevo la tragedia, pero Dani Ceballos fue profeta en su tierra y anotó, de falta directa, el gol del triunfo en el 88.

Si algo le faltó al equipo en todo momento fue calidad sobre el terreno, sentido del juego. Los pulmones de Valverde ayudan a corregir en la retaguardia, y la estructura con tres centrales es importante para resguardar la espalda del lateral (para eso mejor Marcelo que Reguilón, la verdad), pero lo que es juego, el Real Madrid no supo crearlo en ningún momento. Por eso duele aun más la situación de Isco, denostado al banquillo sin saberse realmente los motivos, y con sus compañeros pidiendo a gritos alguien capaz de bajar el balón a la hierba y hacerlo correr.

Foto: AP/Miguel Morenatti
Foto: AP/Miguel Morenatti

Solari llegó al banquillo blanco con la clara idea de no contar con Isco. En 18 partidos como primer entrenador merengue, Isco sólo ha sido titular contra el Melilla, en la vuelta de una eliminatoria de Copa del Rey decidida en la ida –anotó dos goles esa noche–, y ante el CSKA de Moscú, cuando el equipo estaba ya clasificado para la siguiente ronda de la Champions League. El malagueño se ha quedado sin jugar ni un minuto, además, contra Celta de Vigo, contra el Rayo Vallecano, en la final del Mundialito de Clubes contra el Al Ain, y ahora también contra el Betis.

Poco malo puede haber hecho Isco sobre el campo para merecerse el ostracismo al que se ve sometido, pues.

La situación es extremadamente rara por poco común. Es normal que a un entrenador no le pueda gustar un jugador determinado, pero que ese jugador sea considerado capital humano de una plantilla, que haya sido clave en las últimas cuatro finales de la Champions League ganadas por el club y que el entrenador ni siquiera le dé la oportunidad de fallar es algo poco entendible.

Zinedine Zidane, en su misma tesitura, dejó de contar con James Rodríguez –porque supuestamente no le gustaba su estilo de juego– pero jamás lo denostó. Intentó integrarle y le dio minutos de juego, y fue el propio jugador colombiano quien se ganó salir del club con su desidia y falta de compromiso en largos tramos de la temporada. El único partido en el cual Zidane no convocó a James fue, justamente, el último como jugador blanco, en la final de Cardiff de 2017.

Foto: Goal
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Zidane tuvo el mismo trato, precisamente, con Isco, que tampoco era uno de sus favoritos, y la reacción del malagueño fue tan espectacular que Zizou tuvo que hincar la rodilla ante la obviedad de que Isco era el eslabón necesario entre su mediocampo y su delantera. El malagueño acabó por asentarse en el equipo titular.

Olvídense de un escenario similar en esta ocasión. Solari no quiere en su equipo a Isco y ya no hay excusas que valgan ni buenas palabras en rueda de prensa. El jugador no va a salir del equipo en este mercado de invierno, por supuesto, pero en verano será una decisión del club: o Solari o Isco. Cada uno tendrá que jugar sus cartas como bien pueda y tomar sus decisiones en junio. Ambos están atados con contratos de larga duración a la entidad, pero todos sabemos que en el mundo del fútbol los contratos se los lleva el viento.

Foto: Goal
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De lo que no hay duda es que Isco no se merece este trato. No está en su mejor momento, como muchos otros jugadores de la plantilla, y no ha demostrado su calidad y jerarquía a lo largo de esta temporada, como tampoco han hecho muchos otros jugadores de la plantilla, pero de ahí a ser considerado –desde hoy– el jugador 18 o 19 en las prioridades del técnico argentino hay un largo trecho que atenta contra la carrera y el prestigio que se ha ganado Isco con su fútbol.

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