Cassano, ilusión por el enésimo retorno del genio

Antonio Cassano jugará en el Hellas Verona tras una temporada en barbecho por sus disputas contractuales con la Sampdoria. FantAntonio tiene 35 años y su mejor fútbol se pierde en la noche de los tiempos. Si me preguntasen donde buscarlo miraría en algún metro de césped del Luigi Ferarris, aunque seguramente ya lo habrán segado. O mejor, preguntaría en los bares de Bari por la vez que le rompió la cintura a Laurent Blanc hace 18 años. De vuelta a la tierra, lo cierto es que queda poco del Cassano intuitivo que gobernaba todo el estadio con una pisada de balón. Entonces, ¿tenemos motivos los creyentes para ilusionarnos con la última función del genio?

“Hay, que poner al viejo. ¿Pero dónde lo pones?” Esta fue la secuencia mental recurrente en Milán y en Parma cuando cualquier aficionado se arrancó con el tema Cassano en cualquier conversación de bar. A decir verdad, la misma desde que explotó para el fútbol hace casi dos décadas. Ni nueve ni diez, el juego de Cassano siempre ha flotado en tierra de nadie y se ha alimentado de chispazos cegadores. Los expertos del penúltimo pase nunca figuran en las estadísticas. Pero es en ese espacio indefinido pero vital donde puede ayudar al Hellas (un equipo justo de talento pese al concurso de Pazzini y Cerci) a lograr la permanencia.

No olvidemos que a Parma llegó muerto, en las mismas, y acabó en la selección. Recordemos el Cassano de hace justo un año destrozando al Genoa en el derbi con una muestra de templanza y timing propias de los jugadores de época. Pensemos en su innata capacidad para mejorar la jugada en cada toque.

Sea como fuere, el fichaje de Cassano ejemplifica el estado actual del fútbol italiano como pocos. Esa necesidad de seguir creyendo en un regreso glorioso contra viento y marea está tanto en el adn del genio de Bari como en el del propio calcio. Resistencia y clase siempre fue lo suyo. Ojalá la última función sea un éxito.

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