Ariel Holan, ¿ya merece el mote de “revolucionario”?

Foto: Getty Images
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Los tiempos cambian y los méritos deportivos parecen adquirir motes algo exagerados.

Hoy juzgar y comparar se ha convertido en un juego algo peligroso, sobre todo cuando se trata de hacerlo con profesionales que han alcanzado logros significativos en sus carreras.

¿Quién fue el mejor?, ¿Pelé, Di Stéfano, Maradona, Cruyff, Messi, Ronaldo? ¿Quién lo puede determinar a pesar de estar hablando de los más grandes de todos los tiempos? ¿Alguien puede poner en duda que de esa lista surgen quienes ya han dejado una huella imborrable, más allá de los gustos o las discrepancias que resultan de las eternas comparaciones?

Pero todo se distorsiona cuando ese parangón pasa a transformarse en una costumbre cada vez más “irresponsable”, sobre todo cuando se trata de quienes deben asumir su posición de profesionales.

Una cosa es la discusión de café. Otra muy distinta cuando se tiene una pluma (por utilizar un término antiguo que no por eso deja de pasar de moda), un teclado o un micrófono y que son utilizados para “informar” (o “desinformar”).

Hoy un técnico gana un partido importante y ya es un Ferguson, un Helenio Herrera, un Mourinho, un Guardiola o un Bianchi. Hoy un técnico gana una copita y ya se lo compara con sus antecesores históricos del club donde ejerce sus funciones con una desfachatez inaceptable.

Nadie duda que Ariel Holan llegó a Independiente para pegar un golpe de timón importante, para devolver a uno de los más grandes clubes de la historia de Argentina y continental al lugar que jamás debió haber dejado.

Holan, desde que llegó en diciembre de 2016 ha reinventado al club. Independiente no levantaba cabeza desde su regreso a la primea división tras haber jugado en el Nacional B en la temporada 2013-14 y el extécnico de Defensa y Justicia, fanático del club, asumió la tarea de recuperar el prestigio perdido.

Y lo logró. Independiente fue encontrando una identidad futbolística que lo llevó a ganar la Copa Sudamericana en 2017, volviendo a decir presente en el plano internacional, el mismo que lo vio tantas veces como protagonista.

No por nada es el máximo ganador de la Copa Libertadores (7 veces), mérito por lo que es considerado con total autenticidad como el “Rey de Copas”.

Pero he aquí que los triunfalistas del momento o aquellos que se nutren de la información contemporánea sin respetar el pasado han llegado al ridículo extremo de llegar a considerar a Holan como uno de los mejores técnicos de la historia de Independiente.

Una barbaridad por donde se la mire. Holan, a quien nadie le quiere quitar méritos, ha ganado la mencionada Copa Sudamericana y la Copa Suruga Bank.

Con el perdón de los hinchas del Rojo, NO SE PUEDE COMPARAR BAJO NINGÚN CONCEPTO ESE TÍTULO CON LOS VERDADEROS Y VALIOSOS LOGRADOS EN EL PASADO. Es una total y absoluta falta de respeto.

Poner a Holan, un profesional respetado a quien nadie quiere ni puede poner en tela de juicio, en el podio de los mejores técnicos de la historia de Independiente es un absurdo. Nadie duda que con el correr del tiempo pueda lograrlo, pero hacerlo hoy es inadmisible.

¿Qué decir entonces de José Omar Pastoriza? El legendario e inolvidable Pato, que ganó una Libertadores como jugador, alzó una Copa Interamericana (1976), una Libertadores (1984) y una Intercontinental (1984) como técnico, sumados dos campeonatos Nacionales (uno fue el de 1977, el más espectacular de todos los tiempos al vencer a Talleres de Córdoba en la segunda Final con 8 jugadores) y un Metropolitano (1983).

¿Qué decir de Roberto Ferreiro, Pedro Dellacha y Manuel Giudice, con dos Libertadores cada uno para completar los siete que están en las vitrinas del club, en una época donde no se jugaban la cantidad de torneos y copas que sí se disputan en la actualidad?

Hay que ser más cuidadosos. Hay que respetar la historia, a los próceres y no dejarse llevar por la euforia desmedida.

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