Lorenzo Insigne, el blockbuster infalible del Nápoles

Aurelio de Laurentiis, el singular dueño del Nápoles, ha hecho fortuna en el mundo del espectáculo con los ‘cinepanettone’, un género de película particularmente italiano que encuentra su razón de ser en la repetición sistemática de chascarrillos costumbristas. ‘Natale a New York’ o ‘Natale sul Nilo’, son algunas de los blockbusters ligeros con las que la Filmauro viene entreteniendo invariablemente las vacaciones de los italianos desde hace tres décadas. El equivalente en el fútbol de ese cine tan entretenido como machacón en sus planteamientos es el Nápoles de Maurizio Sarri y su materialización en el campo se llama Lorenzo Insigne.

El Nápoles ha arrancado el curso agarrado a dos de sus grandes vicios: ganar y hacerlo de la forma más bella posible. Tanto frente al Niza, en el partido de ida de la eliminatoria previa para la Champions League, como el sábado en Verona, contra el Hellas para abrir una nueva temporada en la Serie A, el Nápoles venció sosteniéndose en dos pilares indiscutibles: la pasión por el pase y la fuerza creativa de Lorenzo Insigne.

Antes de ser un cromo famoso del fútbol europeo, Insigne ya era una celebridad en Frattamaggiore. En el pueblo, el mismo que Roberto Saviano ha hecho célebre en el mundo con sus crónicas de la mafia, era el niño ‘rompiscatole’ El pesado, el dolor de cabeza. Todo porque se pasaba los días chutando la pelota contra un muro gigantesco que había cerca de su casa. Desde las 7 de la mañana hasta que su madre le llamaba para cenar, el ruido de balón contra la baldosa martilleaba las cabezas de los vecinos. No cuesta ver en esa obsesión infantil por la pelota, en esa perseverancia, al Insigne actual.

El pasado sábado, la Verona racista recibió a Insigne como acostumbra, imitando los sonidos primitivos de un mono cada vez que el menudo delantero del Nápoli agarraba el balón. Insigne, a lo suyo, como cuando agachaba la cabeza en Frattaggiore para golpear una y otra vez el muro de cemento que le acompañaba de sol a sol, la tocó y la tocó. A Milik y a Mertens les regaló dos goles y a nosotros su enésima clase maestra de lo que es un delantero moderno.

La temporada pasado Lorenzo Insigne fue el delantero europeo que más pases completó. El pequeño italiano del Nápoles la pasa más que Lionel Messi y da gusto ver como todo obedece a un plan maestro para entretener al respetable. El Nápoles de Sarri es un máquina bien engrasada que repite planteamientos en cada partido, Insigne su pieza más brillante. No sé si Aurelio de Laurentiis habrá caído en la cuenta pero ha hecho de su equipo un verdadero ‘cinepanettone’

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