Lorenzo Insigne y su amargo regreso con Toronto: hizo un golazo, pero fueron paseados por Philadelphia Union

Lorenzo Insigne volvió con el Toronto tras dos meses, pero su gol apenas sirvió para perder con algo de dignidad. (Tim Nwachukwu/Getty Images)
Lorenzo Insigne volvió con el Toronto tras dos meses, pero su gol apenas sirvió para perder con algo de dignidad. (Tim Nwachukwu/Getty Images)

Lorenzo Insigne hizo su regreso con el Toronto FC de la MLS. La estrella italiana de 30 años empezó el partido jugando como centrodelantero, una posición que desentona con sus característica físicas: bajo de estatura y no apto para soportar choques directos con los defensas gigantes de la Major League Soccer (MLS). Pero la idea era aprovechar su velocidad y regate, dos condiciones lo convirtieron en figura del Napoli en la última década.

Alejado del césped durante siete semanas por una lesión en la ingle que resultó más perjudicial de lo que se pensaba al principio, Lorenzo por fin pudo volver a jugar. Pero el reto era mayúsculo: enfrentar al Philadelphia Union, equipo subcampeón y de arranque flojo que, paso a paso, empieza a recuperar jerarquía —no sólo en el torneo local, sino también en la Concachampions—. Por fin juntos, Insigne y Federico Bernardeschi, la dupla italiana, tenía que demostrar por qué arrastran tanto prestigio en sus espaldas.

Desde muy temprano la noche comenzó a amargarse para Toronto en el Subaru Park. A los 15 minutos, la visita empujó un balón en su propio arco por obra de la presión de Julián Carranza y Dániel Gazdag. En el piso, tras barrerse, Sigur Rosted intentó despejar el peligro pero el balón pegó en Lukas MacNaughton para inaugurar una tarde de espanto en el área del club canadiense. Cuatro minutos después, Mikael Uhre marcó el primer de los tres goles de su noche.

Aunque su remate golpeó a un rival antes de entrar, le fue acreditado a él y Philadelphia Union lo agradeció: nada mejor que tener a un goleador motivado. Desde ese momento, Toronto dobló las manos y los de casa entendieron que podían ensañarse contra un rival entregado. Jack McGlynn, el fino volante de 19 años con nacionalidades estadounidense e irlandesa, estampó un balón en el poste que reflejó lo inevitable: era cuestión de tiempo para firmar la goleada.

Hacia el final del primer tiempo, Gazdag volvió a demostrar por qué tantos reflectores se depositan en su técnica: recibió de espalda, se giró con un gesto técnico de altura, y asistió a Uhre con una pelota filtrada de esas que todos los delanteros del mundo sueñan. Del húngaro al danés; del danés a la red para irse 3-0 al descanso ante un Toronto frágil en defensa y sin ganas adelante, y un mediocampo que juntaba lo peor de ambos: sin creatividad para generar futbol ni voluntad para apoyar atrás y aminorar el desastre. La resignación se apoderó hasta del portero Sean Johnson, que apenas pudo hacer algo en los tres goles que le habían metido.

Carranza, delantero argentino que cada vez asume más responsabilidades en el equipo, desbordó por derecha, a los diez minutos del segundo tiempo, y dejó cómodamente solo a Uhre para sellar su hat-trick de la noche. Aunque Johnson le sacó un balón a Carranza, que pudo ser el 5-0, Toronto hizo su mejor esfuerzo por perder con dignidad. Y fue así como a los 65 minutos recuperó la memoria: en una lúcida jugada colectiva, Alonso Coello dejó pasar el balón para Insigne que libró el fuera de lugar y empalmó el balón con efecto de rosca para firmar el 1-4 en su triste regreso. Ya en el tiempo agregado Richmond Laryea puso el decoroso 2-4 que hizo menos evidente la paliza con la que Toronto volvió a casa.

La derrota vuelve a poner en entredicho al proyecto de Bob Bradley en Toronto FC. En nueve jornadas han ganado un sólo partido y fue hace más de un mes (18 de marzo) cuando enfrentaron al Inter de Miami. Por otro lado, Philadelphia Union, pese a la irregularidad que les ha caracterizado, se mantiene en puestos de playoffs y también tiene vivo el objetivo de alcanzar la final en la Concacaf Champions League. Los caminos empiezan a separarse en la MLS con el primer tercio del campeonato llegando a su fin. Toronto tiene que replantear muchas cosas si no quiere ser mera decoración en lo que resta de temporada y Philadelphia necesita más noches como esta para aumentar su credibilidad, a examen cada semana.

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