Atlanta United y su heroica victoria contra Chicago Fire que acaba con fantasmas y los invita a soñar

Atlanta United sacó tres puntos dramáticos que los mantienen en la pelea por la cima de la Conferencia Este.  (Rich von Biberstein/Icon Sportswire via Getty Images)
Atlanta United sacó tres puntos dramáticos que los mantienen en la pelea por la cima de la Conferencia Este. (Rich von Biberstein/Icon Sportswire via Getty Images)

La clarividencia de Thiago Almada le abrió el partido a Atlanta United contra Chicago Fire. El equipo dirigido por Gonzalo Pineda ha encontrado la forma de mantenerse como protagonista de la Major League Soccer (MLS) en una temporada 2023 que empieza a madurar y, con ello, a delinear cuáles son los equipos que pelearán por los primeros puestos. Y Atlanta, en el tercer sitio de la Conferencia este con 18 puntos, no quiere dejar lugar a dudas de su poderío.

El partido que los enfrentó ante Chicago Fire en el Mercedes-Benz Stadium, el domingo, terminó por ser un sinodal para calar la capacidad de revertir la adversidad para Atlanta. Como suele pasar este año, el partido empezó bien para ellos. Y, quién más, Thiago Almada organizó el primer gol de los locales. El volente argentino puede aparecer en cualquier zona del ataque, pero, particularmente, se vuelve diferencial cuando desciende al mediocampo y lanza pases desde ahí.

Su visión de campo le permite estar cinco segundos antes que sus rivales: gana tiempo y espacio para sus compañeros. Bastó un guiño por la derecha de Brooks Lennon, lateral derecho: mientras él hizo el movimiento para anunciar su pique a la espalda de la defensa de Chicago, Almada preparó el pase y lo lanzó con total precisión. Lennon tuvo que echar mano de lo mejor que tiene: su velocidad. Y así desbordó y metió un trazo ideal para que Georgios Giakoumakis empujara el balón. El delantero griego, que llegó procedente del Celtic de Escocia para esta temporada, se ha convertido en el hombre gol de Atlanta: cinco en siete partidos.

Atlanta United tejió futbol pero no pudo ser contundente. Variantes tienen de sobra. Puede ser con pases largos, como el de Almada en el primer tiempo, o con la construcción de pequeñas sociedades que luego se traducen en opciones de goles: así lo hicieron Matheus Rossetto y Almada, que está en todos lados, en el segundo tiempo cuando armaron una pared que terminó con una atajada del portero Chris Brady. Chicago Fire, sin embargo, notó a tiempo que el partido no estaba perdido. El equipo de Ezra Hendrickson, que apenas ha logrado dos triunfos en el año, no puede ahorrarse nada: tienen que trabajar punto a punto porque tienen pendientes históricos con una ciudad que todavía no tiene un equipo acorde a su tamaño.

Cuando el partido parecía encaminado a un cierre rutinario, Franco Ibarra, mediocampista de Atlanta, reavivó las emociones con un error que deberá servirle de aprendizaje en el futuro. El argentino se encontró con el balón en el mediocampo y quiso jugar de seguridad para su defensa, pero el pase quedó a medio camino entre Juan José Purata, central, y Andrew Gutman, lateral izquierdo. Le llegó directo a Kacper Przybylko, que enfiló hacia el portero Clément Diop, y aunque falló en primera instancia, el rebote cayó en los pies de Brian Gutiérrez.

El mexicoamericano meditó muy bien su decisión y cedió el balón nuevamente para el polaco Przybylko, que ahora sí definió sin problemas y puso el empate en el partido a los 81 minutos. Pero Atlanta tenía un as bajo la manga todavía. Aunque la frustración empezó a crecer: no sólo les habían empatado, Chicago se había crecido y amenazaba con ganar el partido. Cuando tenían todo a favor, no pudieron resolver el partido y después, contra las cuerdas, el portero rival les negaba el empate atajando un remate de cabeza Juan José Purata. La mala fortuna había echado en su bolsillo a los de casa.

Pero nueve minutos, el tiempo que se agregó, eran demasiados para acabar el partido sin una emoción más. Y Purata apareció de nuevo. El defensor que Tigres desechó, apenas 26 partidos jugados en cinco años, remató una vez más en el área y contactó el balón, que finalmente se desvió en la espalda de Maren Haile-Selassie.

La victoria fue agónica y heroica. El esférico finalmente le sonrió a un Atlanta que se niega a dejar de pelear en los primeros puestos y que en este partido demostró dos cosas: pueden sobreponerse a la adversidad dentro de un mismo partido sin derrumbarse, como les pasó ante Columbus Crew (1-6) hace un mes, y no todo lo tiene que resolver siempre Thiago Almada.

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