El Real Madrid se aficiona a regalar puntos

El Real Madrid se aficiona a regalar puntos

Sería fácil escudarse en la baja de Casemiro para excusar los dos empates al hilo del Real Madrid, pero lo cierto es que a los blancos la baja del brasileño en si no les ha hecho tanto daño como los automatismos que genera su presencia en el campo.

Porque cuando cuentas con un hombre escoba como el ex del Sao Paulo es más fácil ir al choque un poco más suave, a sabiendas de que ya llegará Casemiro a recoger el rebote, o de no seguir la marca cuando un rival se adentra en el área, porque seguramente el brasileño estará atento para rebañar la situación.

Fueron justamente esos automatismos los que condenaron al Real Madrid en Las Palmas, ya que el equipo de Quique Setien, que jugó muy bien en la primera parte y se desfondó en la segunda, llegó a penas dos veces con peligro, y en ambas fue capaz de embocar el balón a gol ante la mirada impasiva del sistema defensivo del Real Madrid.

Si además el ataque de los blancos no está fino (Gareth Bale jugó un buen partido pero no creo el peligro natural en él, Álvaro Morata se fajó con todos sin suerte y Ronaldo, una vez, fue un fantasma sobre el campo) al equipo de Zinedine Zidane se le ven las costuras. Y eso que el francés demostró cintura y visión.

Con el 1-1 en el marcador, dio un vuelco al partido metiendo a Karim Benzema por Marco Asensio sobre el terreno de juego, y armando un 4-2-1-3 que maniató al conjunto insular y desbocó a los blancos, que tuvieron sus mejores minutos sobre el terreno. Con la defensa a la altura del mediocampo, Morata y Bale presionando la salida del equipo amarilla, y Modric manejando los hilos, el partido se le puso muy de cara a los blancos, que lograron el 1-2 en uno de los tantos ataques enhebrados por sus atacantes.

Quizás la nota discordante fue la de Ronaldo. Es obvio que Zidane quiere sacar su mejor versión, pero 60 minutos sobre el campo para un jugador que no aportó absolutamente nada más que el remate que acabó convirtiéndose en el gol de Benzema en la segunda parte, no parece ser un buen remedio a esta situación. En el banquillo se quedó un Lucas Vázquez que una vez más revolucionó el partido al saltar al campo y un James Rodríguez que no pudo disputar ni un minuto después de haber jugado dos partidos a un gran nivel, mientras que Ronaldo vivía en el césped una pelea brutal contra si mismo, contra su pasado, contra sus ansias.

En cada regate, en cada control, en cada cuerpo a cuerpo, se nota que el portugués no está bien, y aunque Zidane debe pensar que sólo necesita minutos para ir recuperando, podría ser también que esta frustración no le esté permitiendo dar lo mejor de si mismo, a la vez que su presencia desencaja al resto del equipo, dividiendo cada decisión entre la correcta y la que contentará al crack.

Al final, el gol de Araujo hunde un poco más al Real Madrid en la duda, que ha visto como se han esfumado cuatro puntos en una semana, cuando podría haber terminado el partido del Villarreal a cinco del FC Barcelona. El gol del empate probablemente selló también el debate entre Kiko Casilla y Keylor Navas: el catalán es un gran portero, pero el tico es de los que te ganan partidos y parece impensable que ese gol del delantero argentino se lo hubieran metido a él.

No hay que entrar en modo de crisis. En el Real Madrid siguen funcionando muchas cosas y Zidane tiene ojo para tomar acción rápida y enderezar situaciónes complicadas antes de que se enquisten. Sin ir más lejos, su decisión de cambiar a Ronaldo en el minuto 71 demuestra que el francés mira siempre por el bien del equipo, le pese a quien le pese.

El portugués se fue con mala cara y saludó sin mirar a su entrenador, antes de sentarse en el banquillo contrariado. No está bien y lo sabe, y Zizou tiene que hacer lo posible porque su baja forma no afecte al equipo.

El martes llega el Dortmund y el Real Madrid tendrá la oportunidad de resarcirse ante un conjunto que está volando en Alemania. Haría bien el técnico merengue en actuar acorde a sus ideas y confiar en los que mejor esten y no en los que necesiten un empujón emocional. Regalar puntos al principio de una liga de 38 jornadas no debe ser fatal, pero en la Champions League es otra historia.

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