Mauro Icardi y el Inter: amar en tiempos revueltos

Seguir al Inter es amar en tiempos revueltos. Un amor pasional, exigente y descarnado. Porque su club es más montaña rusa que club en demasiadas ocasiones, abrir cada mañana 'La Gazzetta dello Sport' para un interista puede convertirse en una lotería funesta. Solo en septiembre, los titulares del rotativo rosa sobre la entidad milanesa han circulado por la esperanza, la locura bien entendida y la vergüenza. Al frente de este equipo salvaje, en permanente ejercicio de reconstrucción desde hace años, está un delantero centro salvaje. Uno que ha aprendido a vivir tan cuestionado como el propio club por su vida privada (omnipresente Wanda) y su comportamiento en el campo. Uno tan ligado a las bandas negras y amarillas que hablar de la evolución del equipo es hablar de la suya propia. La portada de la 'Gazzetta' habla de Mauro Icardi, el capitán del Inter. Habla de Icardinter.

Si la humillante derrota contra el ignoto Hapoel Beer Sheva mató prematuramente a Frank de Boer, la potentísima victoria contra la Juventus le ha resucitado. De técnico sobrepagado (casi tres millones de euros en un fútbol italiano a la baja) a prestigioso líder de una alternativa al campeón. Hay muchas explicaciones pero una es que los delanteros como Icardi son capaces de obrar ese tipo de milagros. En cinco partidos oficiales, el rosarino ha visto puerta en cuatro ocasiones y le ha regalado un tanto a Perisic con un pase maravilloso. Poca broma.

La actuación de Icardi contra la Juventus cobra importancia inmediata tras un repaso al historial. Porque la Juventus ha sido una peña impenetrable para el Inter en el último lustro. Porque desde la marcha de José Mourinho en 2010, dejando atrás la gloria del triplete, los de Milán solo han ganado a la Juve en una ocasión en liga. En esas apareció Icardi para ganar un salto entre Bonucci y Mandzukic, de abajo arriba como el equipo, y lanzar la locura de los 70.000 que seguían creyendo con algo nuevo en San Siro tras el gol de Lichtsteiner. Luego abrochó su actuación con una tremenda asistencia a Perisic con el exterior.

Rondando y superando la veintena de goles desde hace tres temporadas, con tan solo 23 años Icardi está comenzando a justificar los cinco millones de euros que recibe anualmente del Inter. Sin alardes, mostró una regularidad admirable la temporada pasada y en el inicio de la presente sigue igual de implacable. 180 centímetros de concreción. En Argentina ya ocupa minutos del debate periodístico por su posible llamada a la selección mayor de Messi e Higuaín y en verano su fichaje alimentó las agendas de media Europa. Quizá no valga todavía como Higuaín, seguramente una exageración más de la Gazzetta, pero lleva camino de valerlo.

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