Yahoo Noticias La desorganización de la organización
Estadios espectaculares. Infraestructura hotelera y de transporte impecable. Rutas perfectas. Todo lo que puede ofrecer un país de primer mundo. O mejor dicho, el país número uno de mundo.
Hasta ahí todo bien. No cabe duda que fue un acierto de la Conmebol y de la Concacaf el haber elegido a Estados Unidos como sede de la Copa América Centenario.
Pero nada es perfecto. Y quedó demostrado en la logística. Los errores a la hora de analizar la parte organizativa propiamente dicha han sido profundos y deben ser tenidos en cuenta para que en el futuro no se repitan.
Ya hemos criticado duramente las barbaridades que se cometieron con los himnos, cuando pusieron el de Chile en lugar del de Uruguay y cuando interrumpieron el de Chile para poner una canción de Pitbull. Vergonzoso.
Y de la misma manera debe ser criticada la elaboración del calendario. Este no es un país europeo, donde las distancias en avión o mismo en tren son cortas. Aquí para ir de este a oeste son seis horas de avión, a lo que hay que sumarle los tiempos de traslado a los aeropuertos, el embarque y desembarque, cambios de hotel y, por sobre todas las cosas, los cambios de horario. Eso no fue tenido en cuenta, ni con el local ni con el resto.
Estados Unidos debutó en Santa Clara, California. El segundo partido fue en Chicago, el tercero en Filadelfia y ayer jugó en Seattle. Un despropósito.
Otro ejemplo fue Argentina. Empezó en Santa Clara, después Chicago, luego Seattle y el sábado juega con Venezuela en Boston. De ganar la Albiceleste deberá realizar otro largo trayecto a Houston para enfrentarse a Estados Unidos, que viene, como dijimos, de Seattle, en el extremo noroeste del país.
Pero aquí no se acaban las barbaridades de la organización. ¿Por qué Estados Unidos descansa cinco días y su rival en la Semifinal (ya sea Argentina o Venezuela) sólo tres? ¿No era más lógico que Argentina y Venezuela jueguen hoy viernes en lugar del sábado?
Y así podríamos seguir enumerando más ejemplos. Errores que deben ser tenidos en cuenta para mejorar. Errores que deben ser destacados de la misma manera que lo hacemos con las virtudes. Lo justo es lo justo.
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