El equipo olímpico femenil de sóftbol de México que nació de un sueño americano

Un equipo con mayoría de jugadoras nacidas en Estados Unidos es una de las esperanzas más sólidas de México para ganar medalla en Juegos Olímpicos. / Foto: @COM_Mexico
Un equipo con mayoría de jugadoras nacidas en Estados Unidos es una de las esperanzas más sólidas de México para ganar medalla en Juegos Olímpicos. / Foto: @COM_Mexico

En Estados Unidos se hornea una de las opciones más serias que tiene México de llegar al podio en los próximos Juegos Olímpicos.

Se trata de la selección femenil de sóftbol, un equipo formado en su mayoría por jugadoras nacidas en territorio norteamericano y que en el campo defiende la bandera mexicana porque sus padres, o abuelos, nacieron al sur de la frontera. No solo eso, su entrenamiento, y hace algún tiempo sus recursos, también llegaron desde el norte.

Se trata de uno de los seis equipos que estarán en el torneo olímpico de Tokio 2020, a partir del 21 de julio (dos días antes de la ceremonia de inauguración), clasificado cuarto en el ranking mundial y que ha basado su proyecto de la última década en reclutar deportistas mexicoamericanas y jugar con la franquicia de Cleveland en la liga de Estados Unidos.

La historia comenzó hace 10 años, en los Panamericanos de Guadalajara 2011, cuando México no logró medalla en casa pero sí se clasificó a su primer Campeonato Mundial. Un año después lo jugaron sin obtener victoria y terminaron en el último lugar.

Los entrenadores y directivos mexicanos entendieron que para competir a nivel internacional se necesitaban mejores jugadoras, entonces voltearon a las comunidades latinas en Estados Unidos y empezaron a reclutar jugadoras de ascendencia mexicana.

“Nos metimos a buscar en las universidades a todas las Sánchez, Rodríguez, Hernández y todas las de origen mexicano, las contactamos para hacer un try out en Irvine, California, para ir al Mundial que sería en Canadá. Ahí Carlos Caro y Carlos Bernaldez, que ahora son mis coaches, encontraron a Dallas Escobedo, Tory Vidales y la mejor jugadora juvenil del sóftbol considerada por ESPN en 2015, Susana González”, cuenta Rolando Guerrero, presidente de la Federación Mexicana de este deporte.

“A nadie se le obligó, nosotros convocamos a try outs y ellas llegaban”, dice el entrenador Carlos Bernáldez, que organizó 15 visorias en diferentes lugares. “Iban unas 40 y seleccionábamos seis o siete”, recuerda.

“Mi abuela se pone nerviosa cuando me ve jugar con la selección, pero para mí es un orgullo jugar con la playera del lugar donde nacieron ellos”, dice Sashel Palacios, la mejor catcher del mundo.

Como el futbol… fueron por los dólares

Empezó a mejorar la calidad de las jugadoras, México tenía triunfos en Mundiales y peleaba en Juegos Centroamericanos y Panamericanos; pero faltaba el dinero. Entonces Rolando Guerrero decidió copiar el modelo del futbol, que organiza partidos para mexicanos residentes en Estados Unidos y obtiene millones de dólares por eso. El sóftbol femenil también cobró las entradas y ganó recursos para financiar parte de su preparación y concentraciones rumbo a los Juegos Panamericanos y el Preolímpico de 2019.

A los juegos, realizados en California, acudían hasta ocho mil aficionados, muchos de ellos con la bandera tricolor por delante y 20 dólares como cuota para observar un juego de sóftbol entre dos de los mejores equipos del continente y del mundo: el cinco y el uno del ranking internacional. Así México, que se encargó de la organización, también enfrentó a Canadá y las potencias asiáticas.

La receta de ganar dólares fue aprendida cuando el equipo tricolor —integrado por 12 jugadoras nacidas en Estados Unidos pero de ascendencia mexicana— fue invitado jugar contra el equipo americano. Rolando Guerrero, presidente de la federación, observó cómo hacer el negocio. Empresario gasolinero en Tamaulipas, un estado fronterizo al norte de México, hizo cuentas y sacó beneficios: 300 dólares por el seguro, 180 la hora del campo con alumbrado (se necesita rentar al menos seis horas); 150 si juegan con luz natural.

El resultado fue que en septiembre de 2019 se obtuvo la clasificación a Tokio 2020 de un deporte de conjunto en mujeres por primera vez en 16 años, desde que la selección de futbol dirigida por Leonardo Cuéllar clasificó a Atenas 2004. En ese preolímpico México logró ocho partidos sin derrota, mostró su mejor nivel y relegó a las canadienses al segundo boleto olímpico; Puerto Rico, tercer lugar del ranking mundial, quedó fuera.

“Solamente recibimos dos carreras, y tuvimos más de 40 a favor. Es algo que nadie se esperaba, nadie de los externos, que nos fuéramos invictas en ese torneo. Tuvimos un gran porcentaje de bateo y de fildeo fue perfecto, no tuvimos un solo error a la defensiva”, destaca Stefi Aradillas, una de las pocas seleccionadas que radican en territorio mexicano y quien estudió la Universidad en San Diego para alcanzar el nivel top que hoy requiere la selección nacional.

La nueva era

El panorama cambió desde entonces. Con el boleto olímpico en mano empezó a fluir el apoyo, y el dinero, de las autoridades mexicanas. Así, la selección ha podido hacer largas concentraciones en Estados Unidos, han jugado incluso en la Academia de los Texas Rangers entre otras cosas, para adaptarse a las condiciones de pasto sintético en las que se jugará el torneo olímpico.

Pero cuando compitan en Juegos Olímpicos no será solo por la medalla. El trabajo de los últimos años y la clasificación a Tokio 2020 ha despertado el interés de las niñas y niños mexicanos. Actualmente hay 10 mil mujeres y 12 mil hombres que practican este deporte en México. “En la zona sur de California dicen que tiene un millón y medio de jugadores”, compara Rolando Guerrero.

El trabajo mexicano ahora se basa en las categorías menores, y el objetivo es que la historia de Stefi Aradillas se repita con más niñas mexicanas. “Nosotros las llevamos a los Mundiales juveniles, las fogueamos; han sido pocas las que aprovechan y toman esa oportunidad (de irse becadas)”, revela Rolando Guerrero. “En cada evento mínimo hay ofertas para que cuatro o cinco deportistas sean becadas, y unas deciden que no porque el papá o la mamá no quieren que vaya, otras por el novio, las demás por otras cuestiones”.

El sóftbol será deporte olímpico en Tokio, pero no estará en Paris 2024, así que el impulso de esta selección debe ser capitalizado en el corto plazo, y pensando en que podría volver a ser parte del programa oficial en Los Ángeles 2028 porque ahora los países sede tienen derecho a incluir disciplinas en las que son potencia mundial, así que el beisbol y el sóftbol podrían volver en siete años.

Medalla olímpica, una realidad matemática

El próximo verano el estadio olímpico de sóftbol sólo tendrá torneo femenil (el ingreso del sóftbol al programa olímpico fue combinado con el beisbol, que se juega sólo en varones) y únicamente seis naciones participan. México es quinto del ranking mundial, aunque en Olímpicos será cuarto porque eliminó a Puerto Rico en el clasificatorio de América. La meta para el equipo tricolor es ganar la primera medalla femenil en un deporte de conjunto.

“Decir que podemos pelear una medalla olímpica no es loco, son seis equipos los que jugarán. A todos los países que irán ya les hemos ganado, sólo nos falta Japón, así que es realista decir que podemos pelear una medalla”, dice Aradillas.

“Le ganamos a Canadá, que ahorita es tercero. En 2017 ya le ganamos a Estados Unidos, vamos a pelear por esa medalla porque será un torneo round robin, todos contra todos, los primeros dos lugares irán por la medalla de oro y los siguientes dos por el bronce. Nuestra clave es ganar tres juegos (en primera ronda) para estar dentro de quienes van a pelear medalla”, explica Rolando Guerrero.

Los equipos clasificados a Tokio 2020 son el Campeón del Mundo (Estados Unidos), el país sede (Japón), dos representantes de América (México y Canadá), uno de Oceanía (Australia) y uno de Europa (Italia). “Vamos a buscar estar dentro de los cuatro mejores, con eso peleamos por una medalla”, insiste Guerrero.

Para llegar con posibilidades de pelear esa medalla será clave el partido de debut el 21 de julio en Fukushima, donde enfrentarán a Canadá. Luego vendrán los dos partidos más complicados frente a Japón (22 de julio) y Estados Unidos (24 de julio), para cerrar la primera ronda con dos juegos ganables frente a Italia (25 de julio) y Australia (26 de julio).

El 27 de julio es el partido clave porque ese día se definen las medallas en Yokohama.

México sueña con la medalla en sóftbol, aunque en el campo esté representado por jugadoras mexicanoamericanas.

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