¿Qué versión veremos de Blake Griffin?

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Blake Griffin regresó después de 18 juegos y cinco semanas en el dique seco por una operación en la rodilla. No fue su regreso soñado, pero sí el esperado tras una ausencia tan notoria. Su presencia, en cualquier caso, no evitó la derrota ante Philadelphia 76ers, pero le vendrá como agua de mayo a Los Angeles Clippers después de la lesión de Chris Paul, quien estará fuera de acción por un tiempo de cinco a siete semanas por una lesión en el dedo pulgar. Griffin es necesario, aunque está por ver cuál será la versión que nos muestre.

Hay varias opciones. Por un lado, que nos brinde la cara de jugador acongojado por volverse a lesionar, y por ello limitado en su productividad. Esa faceta fue la que vimos antes de que pasara por quirófano el 20 de diciembre y la que históricamente mostró en ocasiones después del rosario de lesiones que ha sufrido desde su época en la Universidad de Oklahoma. Sus rodillas son frágiles.

Por otro, la del jugador agresivo del inicio de campaña, el que brilló en los 16 primeros encuentros de su equipo (14-2). El que tenía todo que demostrar y dejó unos números de 21.2 puntos, 8.8 rebotes y 4.7 asistencias por partido. El que cuando estuvo sobre el parqué logró que su equipo fuera capaz de superar a sus rivales por una media de 16.2 puntos.

Y la que se pasa de agresivo. El que tan solo participó en 35 encuentros durante la campaña pasada por culpa de sendas lesiones (aductor y fractura en la mano), ésta última tras propinarle un puñetazo a uno de los trabajadores de la organización. El que se ha criado una su fama de intransigente dentro y fuera de la duela que a veces llegó al extremo. El que se quedó sin Juegos Olímpicos, sin All Star y privó a sus compañeros de avanzar más en playoffs.

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Griffin añade un personaje más a su fama de Dr. Jekyll y Mr. Hyde y todos aguardan con expectación cuál será la que mostrará. Ante los 76ers jugó 29 minutos y se le vio algo oxidado. Fisicamente aún le falta y en cuanto al ritmo le tiene que poner algo de salsa a su juego. Sus seis pérdidas de balón hablaron por sí solas. Su responsabilidad será total mientras CP3 se recupera de su lesión y Griffin es consciente de ello.

El miércoles sacó los dientes con alguna clavada pero su peso debe ir más allá de las jugadas espectaculares. El ala-pívot debe ser un ejemplo y un motivador en la plantilla. Una vez más, lo fue con su esfuerzo postoperatorio, después de unos entrenamientos en los que su puesta a punto contó con gotas de sudor y esfuerzo. A pesar de ello, es en su actitud donde debe brillar. Griffin es un experto en perder y recuperar su crédito ante la opinión pública y sus compañeros. A día de hoy, todos sus tropiezos fuera de las canchas parecen olvidados, por eso, es ahora donde está obligado a reflejar la versión que más se echa de menos, esa que se combina con las mejores facetas que es capaz de mostrar: la de líder.

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