La bronca de Lavallén tras el heroico triunfo de Atlético Tucumán

El bautismo de Atlético Tucumán en la Copa Libertadores quedará para la historia. El conjunto argentino vivió una situación inesperada e insólita en tierras ecuatorianas, donde ayer disputó el partido de vuelta de la serie con El Nacional.

Como ya es común en los equipos acostumbrados a jugar en el llano, se trasladan de Guayaquil (a nivel del mar) hacia Quito casi sobre la hora del inicio del partido para no sufrir las consecuencias de la altura.

El problema surgió cuando una vez dentro del avión, perteneciente a la compañía chilena Mineral Airways, se enteraron que no tenía autorización para hacer vuelos dentro de Ecuador.

Ahí comenzó la odisea. No había manera de llegar a Quito a horario lo que significaba perder los puntos y, en consecuencia, quedar eliminado de la competencia.

Finalmente, y luego de casi dos horas, lograron tomar un vuelo chárter de la compañía Latam. Llegaron a la capital ecuatoriana quince minutos más tarde de la iniciación del partido y al estadio casi una hora después, con la posibilidad de que El Nacional no acepte jugar.

Para colmo el equipaje no llegó, por lo que Atlético Tucumán jugó con las camisetas que les fueron prestadas por la selección argentina Sub 20 que está disputando el Sudamericano de la categoría.

El partido se inició poco más de una hora y media después de lo programado. Y la historia tuvo un final feliz para los tucumanos que ganaron 1 a 0, remontando el 2 a 2 de la ida.

En medio de la euforia, el técnico Pablo Lavallén descargó toda su furia, culpando a la aerolínea que debía transportarlos hacia Quito.

Evidentemente la Conmebol o quien esté a cargo de la logística no aprenden más. Salvando las distancias con lo sucedido con el Chapecoense, se siguen contratando empresas “poco serias”, jugando no sólo con la vida de las personas (como en el caso de los brasileños) sino también con lo deportivo.

Por ahorrar dinero, por salir en busca de empresas “económicas” suelen suceder estas cosas. ¿Cómo es posible que no se sepa o que se den cuenta sobre la marcha que no pueden hacer vuelos locales? ¿Vale la pena arriesgarse a este tipo de desatinos?

Todo esto merece una investigación. En el último año se vivieron dos casos inaceptables, uno con Huracán en Venezuela que no terminó en tragedia de milagro. Y el otro el ya conocido siniestro sufrido por el Chapecoense. Y todo por manejarse de manera improvisada y muy poco profesional.

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