Nadadora en riesgo de ir a prisión por salvar vidas

Yusra y Sarah Mardini. / Foto: The Telegraph
Yusra y Sarah Mardini. / Foto: The Telegraph

Desde que Sarah Mardini huyó de la guerra civil de Siria, con su hermana Yusra, la nadadora en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, los contratiempos y la mala suerte siempre han estado llamando a su puerta.

Las Mardini salieron de Siria en 2015 y se subieron a una lancha neumática para lanzarse al mar y buscar refugio en otro país. Junto con un grupo de 20 personas dejaron Turquía y cuando ya divisaban las playas de Grecia, la embarcación se inundó de agua. A punto de naufragar, las hermanas Mardini, gracias a sus cualidades como nadadoras, llevaron la barca hinchable hasta la costa. Finalmente, en su increíble viaje, cruzaron Europa hasta Berlín y en Alemania obtuvieron asilo.

Las hermanas Mardini, Yusra y Sarah, durante la entrega de los premios Bambi en 2016. La menor, Yusra, participó en los Juegos Olímpicos de Río Janeiro. Como nadadora, sus especialidades fueron los 100 metros mariposa y 100 metros libres. / Foto: The Telegraph
Las hermanas Mardini, Yusra y Sarah, durante la entrega de los premios Bambi en 2016. La menor, Yusra, participó en los Juegos Olímpicos de Río Janeiro. Como nadadora, sus especialidades fueron los 100 metros mariposa y 100 metros libres. / Foto: The Telegraph

Después de haber vivido el drama de la inmigración en carne propia, Sarah, la mayor de las dos hermanas, volvió a Lesbos para colaborar con la oenegé griega ERCI (Emergency Response Centre International), cuya principal misión es rescatar personas que se lanzan al Mediterráneo para lograr llegar a Europa. Ese trabajo solidario: salvar a muchos de morir ahogados en el mar, puede llevarla a prisión.

Acusada de tráfico de personas, Sarah fue detenida el 21 de agosto pasado. De acuerdo con las autoridades, la mayor de las Mardini “coopera en una red ilegal de ayuda a la inmigración irregular”. Por el mismo hecho, otras 30 personas están siendo investigadas. También se les acusa de participación en organización criminal, violación de secretos de Estado, espionaje y encubrimiento. La pena podría ser una condena de 18 meses de cárcel.

Frente a esto, Florian Becker, director de la universidad en donde estudia Sarah, en Alemania, ha dicho: “Estamos en estrecho contacto con el abogado de ella y estos cargos, claramente sin fundamento, parecen más dirigidos a detener las operaciones de la oenegé que para castigar a Sarah o cualquiera de sus compañeros voluntarios”.

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