El Real Madrid con el mismo problema de siempre
Carlo Ancelotti era fanático de la palabra “equilibrio”. Para el italiano, los partidos solían definirse a favor de los blancos si se encontraba el equilibrio, o en contra, si no lograba hallarse el bendito equilibrio. Zinedine Zidane cambió el discurso y no dejó de hablar de “intensidad” en sus intervenciones. Partido tras partido, el técnico francés salía a rueda de prensa y comentaba o bien que su equipo no había tenido un problema de intensidad en el juego –si los chicos habían sufrido pero lograron ganar–, o bien que su equipo sí había tenido un problema de intensidad, si finalmente habían caído con estrépito.
Julen Lopetegui, tras el varapalo recibido en Sevilla, optó por un discurso más sosegado, pero igual de conciso que el de sus antecesores. El técnico vasco dijo que el equipo “no entró bien” al partido, que el Sevilla “entró mejor” y se puso rápidamente por delante, y que luego el equipo blanco “no presionó bien” y por eso no pudo luchar por la victoria.
Las noches mágicas de Nervión 😉 (3-0).
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— Sevilla Fútbol Club (@SevillaFC) 26 de septiembre de 2018
En ninguno de los tres casos se suele escuchar al entrenador merengue de turno hablar de problemas tácticos, físicos, y mucho menos técnicos o de la calidad de sus jugadores. Parece que, en definitiva, todo se resume en las ganas que el equipo tenga o no tenga de jugar en el día en cuestión.
Visto lo visto, el equipo no quiso jugar en Sevilla. El equipo de gala, prácticamente el mismo que brilló sobremanera ante la Roma, se dejó pasar por encima por un equipo hispalense que maniató a los blancos en el medio y le acuchilló por la banda derecha, la de Jesús Navas atacando a un lentísimo Marcelo.
El brasileño es ahora mismo la cara del Real Madrid. Brillante en ataque, lleno de ideas aunque fallón en la ejecución, a la vez que alarmantemente fuera de forma y sin ganas ningunas de esforzarse y correr hacia atrás. Lo triste es que de Marcelo casi que esperamos este rendimiento a estas alturas del campeonato, de otros jugadores no tanto.
Y dado que el problema, según la prognosis del entrenador, es poco más que el empeño que sus jugadores pongan en el partido que toque, sorprende que no haya un solo jugador (llámese Modric, llámese Kroos, o Asensio o Benzema o Bale) capaz de revelarse contra el aletargamiento general. Ese sí que es un problema para el entrenador, pues puede llegar a entenderse que algún jugador ande un poco desconectado de vez en cuando, pero que los 11 futbolistas sobre el terreno de juego vean el vendaval que se les viene encima y no sean capaces de dar un paso al frente y alentar a los suyos para poder, cuando menos, contrarrestar la situación con fútbol y empuje, es algo que no puede dejar a ningún aficionado indiferente.
Lopetegui tiene por delante bastante trabajo psicológico con su equipo si pretende que la tragicomedia del Nervión no vuelva a repetirse. Sin embargo, la historia nos cuenta que no hay mucho que hacer al respecto; ni Ancelotti ni Zidane fueron capaces de encontrar la fórmula adecuada contra este mal que ataca al Real Madrid año tras año y que parece subsanar cuando aparece la primavera.
A todo esto, el sábado llega el Atlético de Madrid.
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