El Brexit habría impedido más de 500 fichajes de la Premier League desde 1992

Los españoles Mata (izquierda) y De Gea en el Manchester United. Foto: Reuters/Jason Cairnduff.
Los españoles Mata (izquierda) y De Gea en el Manchester United. Foto: Reuters/Jason Cairnduff.

El 23 de junio de 2016 un 51,9% de los británicos que participaron en el referéndum decidieron que el Reino Unido debe abandonar la Unión Europea. Tan insólito resultado ha activado un proceso de separación, conocido como Brexit, que implica negociaciones políticas al más alto nivel y cuyo futuro incierto tiene preocupada a la población británica, que ahora se plantea si no habría sido más sensato votar por permanecer. Posiblemente de haber conocido las consecuencias de la medida en la Premier League, la liga de fútbol de Inglaterra, el resultado de la consulta habría sido diferente.

El motivo es que el Brexit va a suponer, entre otras cosas, que en Gran Bretaña deje de aplicarse el principio de libre circulación de trabajadores de otros países comunitarios. De cara al fútbol, esto significa que los jugadores de Europa pasarían a considerarse extranjeros. Es decir, que a los españoles, franceses, italianos, etcétera, se les aplicarían las mismas restricciones que a los procedentes de otras latitudes.

Para hacernos una idea del caos que algo así podría suponer en los equipos ingleses, basta con mirar lo que habría podido ocurrir en años anteriores. Según un estudio de la universidad de Harvard del que se hace eco The Telegraph, desde 1992 (año en que se creó la Premier League a partir de la antigua First Division) los equipos de la élite inglesa han fichado un total de 1.022 jugadores procedentes de la Unión Europea. De haber estado el Brexit vigente, más de la mitad de ellos (591) no habrían podido ser contratados.

El motivo es la normativa existente en materia de contratación de jugadores extranjeros. El sistema es diferente al español, en el que se admite un máximo de tres extracomunitarios y no hay más condicionantes. En Inglaterra no existe límite a la cantidad de extranjeros mientras consigan el permiso de trabajo en el Reino Unido. Y esto es lo difícil, porque para ello es imprescindible que hayan jugado una cantidad determinada de partidos en su selección nacional durante los últimos dos años. El porcentaje necesario es variable según la posición de la selección en el ranking FIFA; para los 10 primeros (entre los que están España y otros 5 países de la Unión, sin contar a la propia Inglaterra) se sitúa en el 30%, y para países de rango futbolístico inferior es aún más alto. Esto significa que jugadores como los españoles David de Gea, César Azpilicueta, Juan Mata, o anteriormente Diego Costa o Mikel Arteta, así como el francés N’Golo Kanté o el franco-argelino Riyad Mahrez, no podrían haber fichado por equipos británicos.

Otro factor es la regla sobre los jugadores formados en el Reino Unido. Si bien es cierto que no existe formalmente un límite máximo de extranjeros, sí que hay un mínimo de ocho jugadores por plantilla que deben haber militado al menos tres años en canteras de clubes británicos antes de cumplir los 21. La FIFA prohíbe fichar extranjeros de menos de 18, pero establece una excepción con la Unión Europea, entre cuyos miembros permite traspasos a partir de los 16. Si los británicos salen, esta puerta se cerrará, haciendo imposibles casos como los de Cesc Fàbregas o Héctor Bellerín.

Cesc Fábregas durante su etapa como jugador del Arsenal, celebrando un gol con su ex-compañero Emmanuel Adebayor (Foto: Getty Images)

La situación, lejos de resolverse, está generando una batalla entre instituciones. Los clubes de la Premier quieren que, aunque el Brexit se acabe materializando (algo que, visto lo visto, tampoco es nada seguro), siga habiendo barra libre para fichar europeos, alegando que en caso contrario perderían muchísima competitividad en las competiciones internacionales (y, por tanto, dinero). La Federación inglesa, sin embargo, quiere ampliar las restricciones, temiendo que mantener la libre circulación de europeos aun habiendo dejado de pertenecer a la Unión se transforme, a la larga, en libertad absoluta para fichar a cualquier extranjero de cualquier parte del mundo, con el perjuicio que eso supondría para los futbolistas locales. De hecho no es extraño ver ya equipos de la liga sin un solo jugador inglés en el once inicial. Las negociaciones se prevén casi tan largas como las que está manteniendo el gobierno con las autoridades de Bruselas.

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