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Cuando el discurso de odio no es un crimen: un equipo de fútbol americano de una pequeña ciudad se enfrenta a este problema

En medio del debate nacional sobre las diferencias entre la libertad de expresión y los discursos de odio, ha emergido una cuestión de la Primera Enmienda a raíz de un acto aberrante de unos jugadores de fútbol de una escuela secundaria de Iowa (Estados Unidos).

Cinco estudiantes de la ciudad de Creston llevaron a cabo, todos ellos con capuchas blancas incluidas, una quema de cruces que fue capturada en las redes sociales a principios de este mes. Uno sostenía lo que parecía una bandera confederada; otro sostenía lo que parecía ser un rifle de asalto.

El periódico local, el Creston News-Advertiser, informó que los estudiantes de la fotografía eran miembros del equipo de fútbol de la escuela secundaria.

“Esto no es lo que hacen nuestros estudiantes”, dijo Bill Messerole, director del Creston High, a Des Moines Register. “Nuestros estudiantes están por encima de eso” (un mensaje enviado a Messerole no ha sido contestado).

El director deportivo Jeff Bevins disciplinó a los estudiantes, según el Register, pero es ahí donde se complica el asunto. Los estudiantes son menores de edad, por lo que la escuela no ha desvelado qué acciones disciplinarias ha aplicado. Fueron expulsados del equipo de fútbol, pero dada la magnitud del acto, no queda del todo claro si lo más apropiado desde el punto de vista legal es que la escuela les imponga un castigo.

“Lo que es interesante en esta situación”, dice Mark Kende, director del Centro de Derecho Constitucional de la Universidad de Drake, “es que hicieron algo extremadamente ofensivo y que sería percibido como tal por las minorías raciales, pero no queda del todo claro que fuera dirigido a esas personas”.

Es ahí donde la delgada línea que separa la libertad de expresión de los discursos de odio se está convirtiendo en un tema candente. De hecho, es algo que se ha discutido en el tribunal de mayor autoridad. En 1992, la Corte Suprema de Estados Unidos anuló la condena de un adolescente que quemó una cruz en el césped del jardín de una familia afroamericana. Más tarde, en 2003, la Corte anuló una ley de Virginia que prohibía la quema de cruces, basándose en la distinción entre intimidación o amenaza directa y “mensajes de ideología compartida”.

Y esta publicación en las redes sociales no se dirigió específicamente a nadie de esta ciudad de 7.800 personas, ni a ninguno de los 490 estudiantes, ni a nadie más. No se hizo en ninguna propiedad de la escuela. Ni tan solo está claro que los estudiantes involucrados “compartan una ideología”.

Un grupo de estudiantes de secundaria ha desencadenado una tormenta en una pequeña ciudad de Iowa por esta imagen publicada en las redes sociales (AP).
Un grupo de estudiantes de secundaria ha desencadenado una tormenta en una pequeña ciudad de Iowa por esta imagen publicada en las redes sociales (AP).

“Por esta razón, los argumentos acerca de la disciplina son más complicados”, dice Kende says. “No sabemos si realmente tuvieron intenciones maliciosas o si simplemente querían llamar la atención. No sabemos si están apuntando hacia alguien en concreto”.

Esto entonces plantea la siguiente pregunta: ¿No se entiende que la quema de cruces va dirigida contra las minorías? ¿Es necesario que haya un nombre o una cara para que sea considerado como una amenaza?

Kylan Smallwood, el quarterback de 16 años del equipo, es afroamericano. Dijo a Register que está “conmocionado” y “con bastante rabia, para ser sincero”. Ha asegurado que ha estado en las casas de algunos de los jugadores. Nadie puede culparlo por tomarse a modo personal este acto. Sin embargo, los estándares personales no siempre se corresponden a los estándares legales, y es ahí donde pueden entrar en escena los abogados.

“Si no se dirigen a él [el quarterback] y se dirigen a las minorías, es asqueroso, pero no basta”, dice Kende. “Quizás la respuesta es: ‘Solo hay un par de niños negros en el equipo’. Se acerca, pero no creo que sea eso. Es una cuestión abierta”.

Algo que complica aún más la cuestión es si el post en las redes sociales podría considerarse como una interrupción del ambiente de aprendizaje de la escuela. Esto abriría otras vías legales”.

Los padres de uno de los estudiantes que aparecen en la fotografía han dado pasos para calmar los ánimos. Jamie Travis, cuyo hijo es uno de los que salen en la foto, entregó en mano una carta al News-Advertiser para “pedir disculpas sinceras por haber causado un conflicto en la comunidad”.

La carta continuaba: “La fotografía de ningún modo refleja nuestros valores familiares. Nuestra familia cree fuertemente que todos los individuos son creados iguales a ojos de Dios”.

Los padres declararon su apoyo a la decisión de expulsar a su hijo del equipo de fútbol.
“Nuestro objetivo es llegar a una resolución pacífica”, concluía la carta. “Queremos superarlo y abrazar a nuestra comunidad para eliminar el racismo en Creston”.

Travis respondió a un email de Yahoo Sports, aunque rechazó hacer comentarios para este artículo.

¿Puede superarlo la ciudad? La carta de Travis y la postura de Smallwood indican un buen comienzo. El padre del quarterback, cartero, recibió abrazos durante su jornada de trabajo tras el incidente. Pero la semana pasada un periodista descubrió tres banderas confederadas ondeando en una calle de Creston, y el mismo periodista habla de una familia racista que dejó la ciudad hace cinco años debido a su racismo.

Los cinco estudiantes estuvieron en la escuela la semana pasada, según el Register. De momento, siguen apartados del equipo de fútbol.

“Veo cosas como las que pasaron en Charlottesville y pienso: ‘Eso está muy mal’”, dice Smallwood. “Pero nunca pensé que ocurriría en nuestra pequeña ciudad”.

Está ocurriendo en Creston, pero desafortunadamente no es la primera vez ni la primera ciudad. Y la Constitución podría hacer que las cosas sean más turbias, en lugar de más claras.

Eric Adelson

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