Chivas en zona de descenso, en una liga que prácticamente no tiene descensos

EFE/ Francisco Guasco
EFE/ Francisco Guasco

Al inicio del Clausura 2019 todo parecía que Chivas retomaría el rumbo para evitar otro fatídico torneo. Tres victorias al hilo en Liga y dos en Copa, dieron la impresión que José Saturnino Cardozo había encontrado la varita mágica y había hecho funcionar una maquinaria rayada a la que se le hicieron pequeñas reparaciones y de la que vendieron algunas partes.

Todo iba muy bien hasta la fecha 7, en la que derrotaron a su segundo acérrimo rival, el Atlas (equipo peor que Chivas). Las siguientes marcaron el camino para que el estratega paraguayo saliera del equipo en la jornada 12 tras el descalabro del Rebaño en Ciudad Universitaria, ante unos Pumas que tampoco viven el mejor de sus momentos.

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La directiva de Chivas dio a conocer el cese del D.T. en un comunicado del cual publicaron un link vía Twitter.

Los focos rojos de alarma se encendieron. Veracruz no es más rival de descenso, pues ya está en otro plano el equipo jarocho, del cual sólo tenemos la incertidumbre si seguirá como tal o en otra plaza para el torneo venidero.

Del Guadalajara no sabemos mas que tendrá que hacer milagros la directiva con poco presupuesto y una distraída dirigencia debido al estado de salud de Jorge Vergara. Amauri, su hijo, parece que no está tan pendiente de un Rebaño del que sus aficionados ruegan sea salvado.

La naturaleza actual del fútbol mexicano tiene aristas que a veces pueden ser difíciles de interpretar, entre ellas, el tema del descenso, que lejos de ser algo normal según las matemáticas, se complica con promedios, suma de puntos de temporadas anteriores y otros factores. Tan sencillo que es un descenso con matemáticas elementales, se va quien menos puntos haya hecho en una temporada y listo.

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Este sistema permite que equipos tradicionales como Chivas, que no se puede dar el lujo de andar vagando con tantos altibajos, pueda tener cuatro temporadas sin calificar a la liguilla y con un promedio de puntos que lo colocan entre el pelotón del último tercio de la tabla.

Quizá el descenso pueda ser un buen remedio para los males de un club, así lo vimos con el Atlético de Madrid, quien entró al siglo XXI en segunda división. Hace casi una década, el popular River Plate también vivió este drama, toda una afrenta en el fútbol argentino. Ambos clubes viven hoy día buenos momentos en sus ligas.

Y esos clubes vivieron su estapa en segunda división o la ‘B’. Chivas no vivirá eso, jamás, nunca.

Y no es que se desee el ver al ‘Rebaño’ en la división de Ascenso, ¡no! Nos gustaría sólo ver que el fútbol mexicano se rige con algo más que con dinero. Que equipos con campañas mediocres hagan el mejor esfuerzo para satisfacer a sus aficionados. Que los jugadores piensen y actúen con la idea que con sólo vestir una camiseta se ganen partidos. Que no se piense que el tener un flamante estadio sirva sólo para amedrentar al rival. Que dejen de pensar que asistir a un Mundial de Clubes y terminar en sexto lugar es un éxito.

El técnico de Chivas, el paraguayo José Cardozo, sale del campo al finalizar el encuentro ante los Pumas el domingo 31 de marzo de 2019 en la Ciudad de México. / Foto: AP
El técnico de Chivas, el paraguayo José Cardozo, sale del campo al finalizar el encuentro ante los Pumas el domingo 31 de marzo de 2019 en la Ciudad de México. / Foto: AP

En Chivas sabrán qué hacer para volver a vivir buenos momentos y si descienden, seis millones de dólares no es nada para un empresario exitoso. Lo que hay que cambiar son las reglas del fútbol mexicano, que lejos de progresar, sólo sirven a quien tenga mejores recursos.