Al final quizás no era Lopetegui el problema

​Foto: AP
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Y al quinto partido llegó la derrota. Fue contra el Eibar, en Ipurúa, un campo complicado pero el Real Madrid ha solido dominar en los últimos años. Pero es que además fue un 3-0, un verdadero repaso, sin atisbo de reacción de los hombres de un Santiago Solari que desde la banda debió pensar: “¿Dónde me he metido?”

Lo cierto es que el Real Madrid que jugó en Eibar, con el equipo prácticamente titular, ese que cuenta con ocho candidatos al Balón de Oro, que rezaba el malintencionado comunicado de despido de Julen Lopetegui, dejó las mismas malas sensaciones que el equipo cansino que, con el entrenador vasco al mando, estuvo cinco partidos sin ganar ni anotar un solo gol.

Foto: Goal.com
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Sobre el césped de ese campo pequeño y coqueto, el Real Madrid no demostró ni ganas, ni velocidad, ni superioridad técnica o táctica. No mostró los “cojones” que pidió Solari en su primera comparecencia pública al asumir el puesto de técnico del primer equipo, ni tampoco la “actitud” necesaria, como explicaría Sergio Ramos tras el encuentro.

Algo pasa dentro de ese vestuario que no parece tener ganas de arrancar todavía. Poco ha cambiado con respecto al equipo que en mayo de este mismo año levantó el trofeo que le consolidaba como el mejor equipo de Europa por tercer año consecutivo, pero de alguna manera la magia ya no funciona. Es cierto que se fue Cristiano Ronaldo y que ni Gareth Bale, ni Karim Benzema, ni Marco Asensio han recogido aún ese guante. También es cierto que la forma física del equipo no es la mejor, aunque el capitán asegurara tras el encuentro en Eibar que ese no era precisamente el mayor problema. ¿Entonces cuál puede ser la pieza que está fallando?

Nadie parece tener la clave del tema, pero de lo que no cabe duda es que haciendo lo mismo, pocas veces se puede esperar resultados diferentes.

Foto: AP Photo/Alvaro Barrientos
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Solari se ha asentado en el banquillo blanco con muy poca cintura, y menos ideas aún que las que propuso Lopetegui en sus primeros meses. El argentino tiene muy claro que es un hombre de la casa y no piensa salirse del camino que le han trazado desde arriba, pero tiene pinta de que –una vez más– la cúpula blanca ha errado el tiro.

Solari pretende mantener a Gareth Bale en punta de lanza pase lo que pase, y lo cierto es que el galés sólo ha mojado en la era Solari en la goleada al Viktoria Pilzen en la República Checa. Ni antes ni después se ha visto al Bale comprometido y arrollador que en el Real Madrid se ha mostrado con cuentagotas.

También parece clara la consigna de que Vinícius Jr. debe ser una de las alternativas siempre, aunque en este punto y visto lo visto del resto de atacantes hasta ahora, no va mal encaminado el técnico argentino. Por lo demás, seguir apostando por la columna vertebral que ha hecho grande a este grupo levantando cuatro Champions League en cinco años, y deje usted de contar.

Foto: REUTERS/Vincent West
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Lo malo para el aficionado madridista es que parece que los jugadores merengues se han empachado de éxitos. Ya no hay fuego en la mirada de Toni Kroos, Luka Modric, o Raphael Varane, mucho menos en la gélida mirada de Karim Benzema o del ya mencionado Gareth Bale.

Por eso vale la pena apuntar –justamente– hacia arriba. A una junta directiva que prefirió invertir en un proyecto de reconversión de su estadio en lugar de hacer caso a las peticiones de Zinedine Zidane (Thomas Lemar, Sadio Mané, Eden Hazard…) para remodelar la plantilla, a sabiendas que el equipo se desmoronaba y que volver a competir de tu a tu por la Champions League con los grandes del continente era poco más que una quimera.

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