El gol de Rodri que le dio a Manchester City su primera Champions League y la milagrosa atajada de Ederson ante Lukaku en el final

Lautaro Martinez no puede con Ederson: el arquero brasileño fue la figura del triunfo de Manchester City ante Inter en la final de la Champions
Lautaro Martinez no puede con Ederson: el arquero brasileño fue la figura del triunfo de Manchester City ante Inter en la final de la Champions - Créditos: @BULENT KILIC

Si Manchester City pudo conseguir la primera Champions League de su historia fue gracias a las manos (y los pies) de su arquero, el brasileño Ederson. Aunque a Inter le faltó claridad para anotar, tuvo cuatro jugadas claras. En una el travesaño le negó el gol. En las otras tres apareció el arquero de Manchester City, clave para el 1-0 final que llevó el trofeo a Manchester.

La primera de las tres grandes atajadas fue ante Lautaro Martínez. El ex delantero de Racing encontró una pelota que había quedado boyando y sin dueño cerca del área de Manchester City. Relojeó a sus compañeros y vio que nadie entraba por el centro. Así, se la jugó por su definición. Intentó un remate desde un ángulo cerrado y Ederson alcanzó a achicarle como si fuera un arquero de handball. Inter, entonces, se quedó con el grito atragantado.

La segunda fue aún más importante. Manchester City ya estaba en ventaja en el marcador y, tras una pelota parada, el belga Robin Gosens saltó más alto que todos los defensores del equipo inglés. No definió; prefirió habilitar a Romelu Lukaku, el potente delantero que había ingresado en lugar de Edin Dzeko. El belga, a préstamo de Chelsea, sí enfocó al arco. La pelota viajó hacia el gol del empate, pero se encontró con el cuerpo de Ederson, que aguardaba el balón como si fuera “Dibu” Martínez en la final del Mundial ante Francia. Una atajada milagrosa que sirvió para mantener la ventaja.

La última intervención de Ederson fue en la última pelota del encuentro. Ya se habían cumplido los cinco minutos adicionados por el árbitro polaco Szymon Marciniak. Inter, como buen equipo italiano, es temible en las pelotas paradas. Y mandó a cabecear a su arquero Onana. Dimarco, un zurdo, tiró el córner desde la derecha. La pelota no fue hacia el centro del área: buscó el primer palo. Allí estaba el belga Gosens, que ya había ganado en las alturas durante el partido. Volvió a hacerlo. La pelota voló hacia el arco y los corazones de los hinchas de Manchester City se enmudecieron por un rato. Ederson, otra vez, volvió a salvar a los suyos con un manotazo. Y eso fue todo, porque ya no hubo tiempo para más. Eso fue todo para Inter: Manchester City es el nuevo monarca de Europa.

Tras el encuentro, el arquero brasileño habló con ESPN. “La sensación es de deber cumplido. Creo que en los últimos cinco años sufrimos mucho con las derrotas y las eliminaciones. Pero supimos reponernos, reconstruirnos. Esta temporada estuvimos muy fuertes. Los refuerzos que llegaron también nos ayudaron a reconstruirnos. Creo que nuestro trabajo fue recompensado; conseguimos lo que buscábamos desde hacía tanto tiempo. Este año me dediqué mucho. Sacrifiqué muchas cosas para conseguir este título hoy”, contó Ederson.

Sobre la atajada ante Lukaku, el arquero, fundamental en la primera Champions League de Manchester City, apuntó: “Cabeceó encima mío. La pelota pegó en mi pierna izquierda. Gracias a Dios estaba en el lugar correcto. Pude posicionarme bien y atajar. Sí, esto es histórico. Es un día muy feliz para mí, para mis hijos, para mi esposa, para mis padres y también para nuestros amigos que están aquí hoy”.

El gol fue obra de Rodri, el mediocampista español de Manchester City. Fue a los 23 minutos del segundo tiempo, y en una jugada en la que todo Inter había quedado en defensa. Un central, Manuel Akanji, condujo la pelota. Encontró con un pase a Bernardo Silva. El portugués se filtró y tiró el centro atrás. Toda la defensa interista acompañó. Nadie apareció por la puerta del área para tomar el rebote. Lo encontró Rodri, quien abrió su pie derecho y definió de primera para anotar un golazo. Un gol que vale una Champions League.

Antes, poco había pasado. En el primer tiempo, Erling Haaland tomó un gran pase de Kevin De Bruyne y le ganó en velocidad a su marcador, Alessandro Bastoni. Le quedaba sólo Andre Onana para convertir el gol. El noruego, casi siempre infalible, esta vez definió al cuerpo del arquero, que alcanzó a repeler el remate y mantener el cero en su arco.

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