Jaime Munguía, el boxeador mexicano al que los promotores quieren proteger eternamente

Jaime Munguía actualmente cuenta con un récord de 39-0, con 31 victorias por la vía del nocaut. (Sye Williams/Golden Boy/Getty Images)
Jaime Munguía actualmente cuenta con un récord de 39-0, con 31 victorias por la vía del nocaut. (Sye Williams/Golden Boy/Getty Images)

Jaime Munguía reúne muchos atributos para convertirse en ídolo del boxeo mexicano. Su pegada es descomunal y durante 39 combates como profesional siempre ha hecho gala de una valentía innegociable. Sin embargo, en el boxeo el tiempo se consume muy rápido. El tijuanense cumplirá 26 años en este 2022 y los rivales de alcurnia todavía no se hacen presentes en su foja.

De alguien que fue campeón del mundo a los 21 años se espera mucho más. Los rivales de clase B tendrían que haber quedado atrás hace tiempo, pero siguen siendo la constante en la trayectoria de Munguía. El discurso por parte de sus promotores, Óscar de la Hoya y Fernando Beltrán, es uniforme: “Está listo para los mejores”, repiten eternamente.

Los grandes campeones necesitan tiempo para madurar. La mejoría sólo llega con paciencia. Pero todo periodo de prueba tiene un límite. Munguía ha llegado a ese punto de no retorno: aplazar peleas contra boxeadores de élite pondría en duda su credibilidad, que ya empieza a ser cuestionada, y le alejaría de sitios estelares.

Munguía venció a Ballard en su última pelea, celebrada en su natal Tijuana. (Tom Hogan/Golden Boy Promotions via Getty Images)
Munguía venció a Ballard en su última pelea, celebrada en su natal Tijuana. (Tom Hogan/Golden Boy Promotions via Getty Images)

Una coronación inesperada y el efecto de la gallina de los huevos de oro

Era mayo de 2018 y Sadam Ali quería a una presa fácil para defender su campeonato Superwelter de la OMB. Jaime Munguía emergió como rival de última hora. El boxeador neoyorquino que jubiló a Miguel Ángel Cotto no debía tener ningún problema esa noche. ¿Qué se podía decir de un joven de 21 años que no había logrado nada?

El novel peleador azteca venía de desafiar sin éxito alguno a Gennady Golovkin: la Comisión de Nevada consideró que no tenía la experiencia necesaria para enfrentar a GGG. Con las apuestas en contra, Jaime Munguía dio un batacazo. Derribó a Ali en el primer round con un volado portentoso que dejó patente su sello.

En apenas cuatro rounds, Munguía mandó a su rival a la lona en tres ocasiones. Ganó su primer título mundial por nocaut y también se adueñó de la merecida etiqueta de joven maravilla. Defendió el cetro en cinco ocasiones antes de dar el paso natural: subir de Superwelter a Mediano. Su estatura (1.83 metros) así lo pide. Tiene el físico para subir a Supermediano y Semipesado sin problema.

Munguía en cada gesto boxístico hace un homenaje al “Estilo Mexicano”. Sus condiciones lo avalan para soñar a lo grande. Es un fajador nato: tiene una pegada explosiva y su repertorio de combinaciones ha mejorado con el paso de los años. Además, pese a su gramaje, es rápido y sabe responder cuando hay intercambios. Y no menos importante: nunca tiene miedo. Sale a devorar a sus rivales sin importar el castigo que él pueda recibir.

Pero en el pecado va la penitencia. La defensa es la gran falencia que acusa su carrera. Así ha sido desde sus primeras peleas: aniquila a su rivales, pero encaja golpes que podrían evitarse con una guardia pulcra o movimientos de cintura. Esas fisuras en su repertorio defensivo serían un manjar para cualquier peleador de clase A.

“Al acabar su carrera, lo veo siendo campeón del mundo en cuatro categorías”, dijo Óscar de la Hoya en entrevista con Fino Boxing sobre el futuro que le aguarda a su protegido. Munguía ha dicho en muchas ocasiones que quiere enfrentar al ganador de la reyerta entre Ryota Murata y Gennady Golovkin, en detrimento de los otros dos campeones de los pesos Medianos: Demetrius Andrade y Jermall Charlo.

Munguía es entrevistado luego de su pelea contra D'Mitrius Ballard. (Tom Hogan/Golden Boy Promotions via Getty Images)
Munguía es entrevistado luego de su pelea contra D'Mitrius Ballard. (Tom Hogan/Golden Boy Promotions via Getty Images)

Si GGG vence a Murata, subirá de categoría para enfrentar a Canelo Álvarez en septiembre. Por otro lado, Andrade también ha hecho oficial su lanzamiento a los Supermedianos. Charlo todavía no ha dado el salto, pero tiene en la mira a Álvarez y a David Benavidez. Tarde o temprano también se marchará.

¿Acaso de la Hoya está esperando que la categoría quede desierta para promover a Munguía hacia los títulos del mundo? No es lo que hubiera hecho el Golden Boy boxeador; él habría elegido pelear contra los mejores. Pero el Golden Boy promotor piensa distinto. Hasta ahora, la prioridad ha sido que Jaime aumente su récord invicto sin importar a costa de quién lo haga. No lo exponen a ningún riesgo.

Munguía, entrenado por el legendario Érik Morales, tiene dos rutas inmediatas. La OMB, organismo del cual es campeón intercontinental, le ordenó una pelea contra el kazajo Janibek Alimkhanuly por el título interino que dejará vacante el actual monarca, Demetrius Andrade, que subirá a las 168 libras. Por otro lado, en el CMB, el mexicano recibió la orden de enfrentar al dominicano Carlos Ademes para determinar al retador de Jermall Charlo.

Si vence Alimkhanuly y se consagra campeón interino, será cuestión de tiempo para que la OMB lo promueva a campeón del mundo. Ese destino tendría que ruborizar al Terrible Morales, que ha sido férreo crítico de ese método de coronación. El kazajo no es ningún flan. Cuenta con los argumentos para poner en problemas a Munguía, pero un campeonato interino equivale a una mancha en la consciencia de quien aspira a la grandeza sin entredichos.

Munguía tiene muchos defectos que corregir si quiere cumplir las expectativas plasmadas en su hoja de ruta. El periodo de prueba ha terminado hace bastante tiempo. Ya no importa el invicto ni los récords insulsos. Él y sus promotores deben entender que ninguna derrota duele tanto como la deshonra que acompaña a aquellos que evitan a los mejores.

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