Dos historias inolvidables del humilde Liniers de Bahía Blanca

Dos historias inolvidables del humilde Liniers de Bahía Blanca

La Copa Argentina, al igual que todas las Copas de cada país, no sólo cuenta historias relacionadas con lo estrictamente futbolístico.

Es la gran oportunidad que tienen los equipos chicos de hacerle frente a los poderosos. Es la gran oportunidad de los futbolistas amateurs de verse las caras frente a frente en un campo de juego con sus ídolos, los mismos a los que miran cada fin de semana por televisión. Es la gran oportunidad de mostrarse, de competir y de alcanzar un sueño, por más efímero que resulte.

Este miércoles Liniers de Bahía Blanca enfrentó a River Plate en la provincia de Formosa por los 32avos de Final de la Copa Argentina. Decir cuál era el favorito sería una obviedad. Pero, ¿quién les quita lo bailado a los hombres de la ciudad del sur de la Provincia de Buenos Aires de darse a conocer aunque sea por 90 minutos?

Fue triunfo de River por 2 a 0. Era de esperar. Sin embargo este partido dejó muchas anécdotas que seguramente circularán por varios días en Bahía. Dos de ellas son dignas de rescatar, sobre todo por lo contradictorias e inolvidables a la vez.

La primera tuvo como protagonista a Andrés Podlesch, defensor de Liniers. Cuando finalizó el partido fue reporteado por la TV Pública argentina y no pudo contener las lágrimas. Hincha de River, fanático del fútbol, esto dijo ante las cámaras, como para que su emoción nos contagie a todos, como para que ese momento quede eternizado en su vida.

La otra es la cara contrapuesta. Un sentimiento agridulce le tocó vivir a Maximiliano Peña, de 20 años, hincha de Boca y panadero de profesión. Cuando regresó a su ciudad se enteró que lo habían despedido de su trabajo.

“Necesitaba tomarme cuatro o cinco días. Le conté al dueño de la panadería que era algo inigualable, que no me iba a pasar nunca más. Pero me habló como empresario y me dijo que no puede estar tanto tiempo sin producir facturas. Yo lo entiendo. Sabía que si viajaba perdía el trabajo. Se fue acercando el momento y tuve que decidir", dijo Maxi.

No se arrepiente de la “gran decisión”. Tras comentar que fue “la primera vez que me subí a un avión”, se le hinchaba el pecho al comentar que se sacó fotos con Marcelo Gallardo, técnico de River y que le habían regalado un pantaloncito de Germán Pezella.

Seguramente no le faltarán ofertas de trabajo. Es más, dijo que ya lo llamaron de una pizzería. “Voy a ver si pruebo el fin de semana”, cerró con una sonrisa.

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