Yahoo Noticias Tim Duncan, uno de los últimos héroes deportivos
Tim Duncan, un chico originario de St. Croix, en las Islas Vírgenes y que no tuvo ninguna experiencia en el basquetbol sino hasta bien entrada su juventud, se convirtió en el Jugador del Año en la Atlantic Coast Conference (ACC) con la Universidad de Wake Forest y así empezaría a escribir su leyenda, aunque eso era que ni él ni nadie quizás sospechaban remotamente.
En 1997, se convirtió, sin lugar a dudas, en la primera selección del Draft, tomado por los San Antonio Spurs, equipo que no tenía idea de lo que le iba a deparar el destino luego de haber seleccionado a un jugador como Tim Duncan. Siempre en un Draft estás expuesto a todo, pero al equipo texano le ocurrió el mejor de los escenarios.
Cuando Duncan llegó a los Spurs, era el equipo de David Robinson, el símbolo de la franquicia, pero el futuro miembro del Salón de la Fama se lesionó la temporada previa al debut de TD y no volvió a ser el mismo jugador, pero eso dio pie a que las siguientes tres temporadas comenzara a emerger el jugador que conocimos por casi dos décadas. En 1999 ayudó como pieza clave a que San Antonio lograra su primer campeonato de la NBA y en 2002 y 2003 fue designado como el MVP de la liga. Sin embargo, El Almirante se retiró de la NBA como campeón dos veces, cuando en 2003 derrotaron a los entonces New Jersey Nets en las Finales.
Cuando Robinson se fue de los Spurs no hubo esa tristeza que se palpa ahora con el retiro de Duncan. No, no es que El Almirante dejara de importar o de figurar entre las predilecciones de los aficionados del quinteto texano o que fueran ingratos, qué va. Pero había una tranquilidad que no existe ahora. Esa tranquilidad la brindaba Timmy, con su presencia y la esperanza que daba tener un jugador tan prometedor, tan dominante y con esas cualidades, Robinson no iba a ser extrañado. Y muy pronto TD empezó a escribir su leyenda.
Parecía que los Playoffs de 2004 iban a ser el primer gran capítulo de Duncan como solista pero los Lakers de Los Ángeles se cruzaron en su camino en la segunda ronda de la postemporada. Uno de los finales más alocados en la historia de la NBA con toda certeza ocurrió en el Juego 5 de la serie entre Spurs y Lakers ese año, porque cuando parecía que Tim lo había ganado con un tiro de último segundo ante una doble cobertura, Derek Fisher dejó atónito al AT&T Center. ¿No lo recuerdan? No se preocupen, los tenemos cubiertos.
Pero los Spurs y Tim Duncan no se quedaron en el piso lamentándose y se recuperaron. El año siguiente, llegaron a las Finales NBA para derrotar a los campeones reinantes, los Detroit Pistons y por tercera ocasión en su carrera, levantó el trofeo Larry O'Brien para proclamarse monarca de la liga. Y en 2007, ante un inexperto y mozalbete LeBron James, derrotó a los Cavaliers de Cleveland por barrida para apuntarse un cuarto campeonato con San Antonio y abrirse paso entre los grandes del juego.
Después de la cuarta corona de Duncan, los Spurs cayeron en una especie de bache, donde no figuraban de nueva cuenta en los Playoffs, sino hasta 2013, cuando se enfrentaron al Miami Heat de LeBron James, que terminó siendo una de las series más emotivas en muchos años, sobre todo con el agónico final del Juego 6 con el tiro de Ray Allen en los segundos para arrebatarles el trofeo. Pero un año más tarde, y luego de predecir previo a las Finales que iban a vengarse de Miami, Duncan ganó su quinto y útlimo campeonato.
La carrera de Duncan será recordada por muchísimas cosas, pero ninguna será más visible que su don de ser conistente en una liga tan competitiva y que casi todos quieren comandar pero mueren en el intento. Desde que llegó a la NBA a los 22 años y promediara 19.4 puntos, 11.0 rebotes y 2.5 asistencias, su regularidad no se habría de detener. Incluso cuando tenía 39 años, en la temporada 2014-2015 promedió 17-3 puntos y 11.4 tableros por encuentro. Timmy nunca jugó menos de 61 partidos en una temporada, con excepción de la de 1999, recortada por la huelga.
Cinco campeonatos de la NBA, tres veces el MVP de las Finales NBA, 15 participaciones en el Juego de Estrellas, 26 mil 496 puntos, la capacidad de ayudar a transformar un equipo de mercado pequeño, de la mano de uno de los más grandes entrenadores de la historia del baloncesto como Gregg Popovic, en una potencia y encargarse de marcar la pauta en lo que a excelencia se refriere en la liga, quizás, tal vez, esos puedan ser algunos de sus legados.
Se fue un grande, uno de los grandes en verdad. Éxito para Timmy haga lo que haga ahora que su carrera en el baloncesto profesional ha terminado. #ThankYouTD
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