Carvajal se cobró su propia revancha en la Supercopa de Europa

Carvajal se cobró su propia revancha en la Supercopa de Europa

Zinedine Zidane cometió un error que apunto estuvo de costarle muy caro al Real Madrid en la Supercopa europea. Los blancos salieron con siete jugadores que no estuvieron sobre el terrno de juego en Milán haces apenas tres meses, pero eso no significaba que el equipo tuviera que ceder el protagonismo de la manera que lo hizo al Sevilla.

63 por ciento de posesión tuvierón los andaluces por 37 por ciento de los merengues en la primera parte, aunque también es cierto que mucha de esa posesión se convirtió en una insulsa nana de cuna cerca de su propia área y que, más allá del gol de Franco Vázquez para poner el 1-1 en el marcador, no se recuerda aproximación peligrosa de los hombres de Jorge Sampaoli en los primeros 45 minutos de partido.

El Real Madrid, sin embargo, salió presionando bien, queriendo imponer su juego ante la agresividad hispalense, y se encontró con un golazo del debutante, Marco Asensio, en el minuto 21. Había trenzado ya varias buenas jugadas en ataque el conjunto madridista, pero el mallorquín, muy suelto en su debut, se sacó un zurdazo inapelable desde 25 metros que se coló pegado a la cruceta izquierda de la portería de Sergio Rico. Si su equipo no hubiera bajado el pistón, Marco hubiera sido sin duda la estrella del partido, pero los blancos en efecto pusieron el pie en el freno y se entregaron al juego del Sevilla, que supo darle la vuelta al partido --aunque fuera con un gol de penalti de Konoplyanka por una más que dudosa falta de Sergio Ramos a Vitolo dentro del área-- abocando así a los vikingos a la épica.

Fueron los jugadores los que subasanaron el error de cálculo de Zidane, acertado en todo lo demás, por cierto. Desde su alineación, demostrando que valora mucho el compromiso de jugadores como Morata y Kovacic, que adelantaron su llegada a la pretemporada tras la Euro para luchar por un puesto de titular, y que además sobrepuso el buen momento de un imberbe Asensio por encima de las directrices (directas o indirectas) del club de colocar siempre a los que más cuestan (James Rodríguez, en este caso).

El orgullo blanco llevó a calcar el desenlace de la final de Champions League en Lisboa: Gol agónico de Ramos, de cabeza, en el minuto 93 de partido, cuando el sevillismo celebraba ya su segunda Supercopa, y victoria final tras un slalom mortífero de Dani Carvajal que recordó a la mítica jugada de Di María rompiendo a Juanfran en la prórroga del Estadio da Luz.

Y es que Carvajal tenía que acabar siendo el héroe de la Supercopa.

Sus lágrimas en Milán, al tener que dejar el campo en la segunda parte con una fractura en el pie fueron desgarradoras para el madridismo, que sabe que en el lateral tiene a uno de los reductos del histórico orgullo blanco. Carvajal se perdió la Euro por esa maldita lesión, que bien pudo costarle también la Undécima al Real Madrid, pues Yannick Carrasco disfrutó de lo lindo haciendo sufrir a Danilo tras el cambio por el de Leganés. Desde ese momento, Carvajal se puso manos a la obra para estar listo de cara a Supercopa pero ayer, cuando encaraba el último entrenamiento antes del partido, una ampolla le hizo dejar el terreno de juego y ser duda para hoy.

Sin embargo, el lateral saltó al terreno de juego en Trondheim detrás de Sergio Ramos, en plan capitán general, y se marcó un partido que no podrá olvidar fácilemente. Fue, junto a Lucas Vázquez, de los mejores del equipo; atento y expeditivo en el corte, además de seguro y eficaz al subir la banda. Ni Kolo, ni Vitolo lograron pararle cada vez que desdobló a Lucas, y en el último minuto de la prórroga, cuando el Sevilla se relamía ya con la posibilidad de jugarse el trofeo en la lotería de los penaltis tras tener que disputar prácticamente todo el tiempo extra con un hombre menos por expulsión, precisamente, de Kolo, Carvajal puso la guinda del pastel como sólo los grandes saben hacer.

Recuperó un balón que Konoplyanka desatendió en la banda, aceleró hacia la portería de Rico, se quitó de encima a tres jugadores con un slalom de campeonato, y definió como un superclase con el exterior al segundo palo.

El gol fue la confirmación de que Carvajal tiene estrella. Fue él quien puso la primera piedra de la Ciudad Deportiva de Valdebebas con apenas 12 años, y ahora es él quien saca a relucir el orgullo irreductible del madridismo cuando más importa. El destino le debía una y el lateral madridista se cobró su propia revancha ante la amargura del sevillismo.

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