Wayne Rooney, la leyenda que enfrenta al reto de igualar su talento, pero ahora como DT en DC United

Wayne Rooney, entrenador del DC United. (Rich von Biberstein/Icon Sportswire via Getty Images)
Wayne Rooney, entrenador del DC United. (Rich von Biberstein/Icon Sportswire via Getty Images)

La estampa de Wayne Rooney rematando de chilena contra el Manchester City pertenece a la prehistoria. Y no fue hace tanto: en 2011. ¿Entonces en qué lugar temporal estarán aquellos momentos en los que brilló junto a Cristiano Ronaldo y Carlos Tevez? ¿Y qué tal cuando los aficionados del Manchester United llevaban pancartas a Old Trafford para rogarle a la directiva que, por favor, compraran a aquel delantero radiante y malcriado del Everton? Eso fue en 2004.

Han pasado muchas vidas desde entonces. Ronaldo, de hecho, todavía sigue jugando y Rooney, su colega de tantos partidos gloriosos —con quien sostiene un picante intercambio de críticas cada tanto—, se retiró desde 2021. Lo hizo en términos bastante peculiares: después de fungir, durante dos meses, como entrenador-jugador del Derby County de la Segunda División de Inglaterra. Esa fue su primera experiencia como director técnico. Tenía que evitar el descenso en un equipo que estaba quebrado económicamente, en su primera campaña completo, la 2021-2022. No lo consiguió, pero hubo un mérito indudable en tomar un reto quemante sin ninguna experiencia previa.

Wayne Rooney es una deidad para el Manchester United. En 'El Teatro de los Sueños' lo ganó todo y se convirtió en el máximo anotador en la historia del club más potente del futbol inglés (253 goles). Le decían "The White Pelé" y su nombre fue coreado durante trece años por una de las aficiones más exigentes del mundo. Hasta que en 2017 partió con rumbo a Everton, su casa. Luego desde Liverpool voló a Washington en 2018 para jugar con el DC United de la Major League Soccer. Y no quedó a deber en lo más mínimo: jugó dos años y anotó 25 goles en 52 partidos, a razón de casi un gol cada dos partidos. Y de ahí volvió a Inglaterra a jugar en Segunda para retirarse con su doble de cargo.

Después de su aventura en el Derby County como entrenador, Rooney recibió una oportunidad otra vez en la MLS, ahora desde el banquillo. El DC United ponderó lo que Rooney le dio al equipo como jugador: fundamentalmente demostró compromiso y dejó para el recuerdo alguna postal de colección, como aquella jugada, contra Orlando CIty, en la que bajó a recuperar un balón que parecía perdido, y envió un pase milimétrico para ganar dramáticamente el partido. Esas cosas nunca se olvidan y en el equipo capitalino nadie pudo borrar la estela que dejó Rooney. Por eso el movimiento tuvo lógica: podían confiar en él como entrenador aunque no le hubiera ido bien en el Derby County, que además esa fue una misión imposible.

En julio del año pasado, a mitad de temporada, DC United anunció a Rooney como nuevo entrenador. Llegó en reemplazo del interino Chad Ashton, que a su vez había sustituido a Hernán Losada. Rooney aceptó otra misión de supervivencia y, al menos en ese primer año, el resultado fue similar al que tuvo en su primera experiencia en Inglaterra: DC United acabó como el peor equipo de la Conferencia Este y como el peor de toda la MLS.

Rooney enfrenta el dilema que tantos jugadores de clase mundial se han topado cuando incursionan en la dirección técnica: ¿podrán ser tan brillantes desde el banquillo como lo fueron con pantalones cortos? En la MLS hay dos ejemplos inmediatos, que no son muy alentadores con Rooney. Primero está Patrick Vieira, que dirigió al New York City de 2016 a 2018. No le fue mal, pues tuvo una efectividad respetable del 52%, pero tampoco pasó más allá de los Cuartos de Final de playoffs en sus tres años. Ni en la MLS ni en sus posteriores pasos por Niza en Francia y Crystal Palace de Inglaterra su carrera como entrenador se ha aproximado a lo que fue como brillante jugador de Francia y Arsenal.

Y está Thierry Henry, que en 2020 dirigió al Montreal y apenas pudo ganar 9 partidos de 29 (empató cuatro y perdió 16). Y ejemplos a nivel mundial, de grandes jugadores que no pudieron replicar el éxito como entrenadores abundan: Maradona, Marco van Basten, Roberto Carlos, Ruud Gullit, Alessandro Nesta o José Saturnino Cardozo son algunos casos.

Rooney tiene que mirarse en esos espejos y más ahora, que su equipo no logra enmendar el camino: DC United apenas ganó su segundo partido del año el sábado ante Montreal (2-1). Marchan en el lugar once de la Conferencia Este, con dos victorias, dos empates y cuatro derrotas. Pese a todo, el hombre que algún día fue conocido como el Niño Malcriado será el entrenador del Equipo de Estrellas de la MLS contra el Arsenal en julio. Es cierto, hay muchos entrenadores con más méritos; a él lo eligen por su estatus de leyenda del Manchester United, rival del Arsenal, y así dar un toque especial al partido. Pero la incógnita sigue en el aire cuando se habla de Rooney entrenador. Si llega a ser la mitad de bueno de lo que fue como jugador, el mundo podrá conocer a un entrenador de categoría. Pero eso todavía está por verse.

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