Todo es posible cuando se quiere perder tiempo

Perder tiempo cuando se va ganando o también si se va empatando. Una de las “estrategias” más comunes y populares dentro el mundo del fútbol.

La cuestión es que pasen los minutos y se llegue lo más pronto posible al final del tiempo reglamentario para alcanzar el objetivo. Sumar de a tres es lo ideal, pero…cuando no se gana, al menos no hay que perder, así que un puntito siempre suma, sobre todo cuando se juega de visitante y sobre todo ante un equipo de los denominados grandes.

Este fin de semana se disputó en el estadio Beira Rio, propiedad del Internacional de Porto Alegre, el partido correspondiente a la duodécima jornada de la Serie B (sí, el otrora campeón de América sufrió el descenso de categoría en la pasada temporada) entre el local y el Criciuma.

La visita se había puesto en ventaja a los seis minutos de juego por intermedio de Lucao. A pesar del intenso ataque del Inter, el marcador se mantenía inalterable.

Hasta que el propio Lucao cayó lesionado. Lo vino a buscar al famoso carrito y el delantero, una vez subido al mismo, se tiró para demorar su salida, lo que provocó la ira de los locales.

Una idea loca, pero que se suma a los tantos artilugios que se usan para que el reloj siga corriendo…

De poco le sirvió, ya que al minuto 93 William Klaus igualó agónicamente el encuentro rescatando un empate para los Colorados

Sin embargo ese resultado no dejó nada satisfechos a los hinchas locales que provocaron disturbios al finalizar el partido.
Internacional va sexto en las posiciones con 18 puntos, siete menos que el líder Juventude.

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