¿Son peligrosos los implantes de silicona para practicar deporte?

El pecho de la mujer ha sido siempre “objeto” de controversia. En las últimas décadas hemos sido testigos de cómo ha pasado de ser escondido con vergüenza estando, incluso hoy en día, mal visto dar el pecho en público, a ser exhibido libre de cualquier atadura como un “arma” de la lucha feminista, y femenina.

Sea como fuere, tanto por su abundancia como por su escasez, tanto por su función de alimentación de la progenie como por el deseo que despierta, el pecho ha provocado no ríos, sino océanos de tinta. Y mueve mucho, muchísimo dinero.

Actualmente la mamoplastia encabeza el ranking de las operaciones de cirugía estética más demandadas entre las mujeres, tanto de aumento como en un menor número de reducción.

La mejor opción en caso de optar por la cirugía siempre será ponerse en manos de un buen especialista y seguir sus indicaciones a rajatabla y aunque tanto las técnicas como los materiales que se emplean han evolucionado enormemente en ligereza, seguridad y naturalidad siempre es necesario un período de adaptación tras la operación.

El tiempo de reposo antes de retornar a la actividad física es de entre tres semanas y dos meses dependiendo del ejercicio en cuestión. Prácticas como Yoga o Pilates son muy recomendables para retomar la rutina deportiva. Los deportes de alto impacto y los de contacto requerirán siempre del uso de un buen sujetador y protectores específicos. Hay que tener en cuenta que por muy “naturales” que sean unos implantes hay algo ajeno al cuerpo en un lugar muy expuesto, por lo que la precaución ha de extremarse.

A una conclusión similar debieron llegar en la Comisión Atlética del Estado de Nueva York, que regula la práctica de boxeo en dicho estado, cuando en Abril de 2017 pretendieron cancelar un combate entre Pearl Gonzalez y Cynthia Calvillo, precisamente por tener la primera implantes de seno con riesgo de rotura durante la pelea. Tras la gran polémica surgida la Comisión dió marcha atrás y permitió su celebración.

En otros estados, como en Louisiana, existen normas similares, aunque se permite la competición siempre que la luchadora cuente con un permiso expreso de su cirujano. Sin embargo, algunos expertos aseguran que los implantes están diseñados incluso para resistir golpes tan potentes como los que pueden derivarse de una competición tan extrema.

Pearl González no es la única luchadora que ha decidido pasar por el quirófano. En el recuerdo, las “Divas” de la WWE (World Wrestling Entertainment), que desde los años 90 subían a los cuadriláteros haciendo gala del eslogan de la división que era “atractiva, inteligente y poderosa”, lo que para muchas de ellas (o para sus representantes) significaba aumentarse el tamaño del busto para lucir unas curvas más impresionantes. Nikki Bella, Melina, Amy Dumas, Chyna son algunos de los muchos ejemplos.

Esta decisión le jugó una mala pasada a Eva Marie, cuando una fuga en uno de los implantes la mantuvo tres meses alejada de la competición en un momento álgido de su carrera.

En el lado opuesto, tenemos a la tenista rumana Simona Halep, actual número uno del mundo WTA, quien se sometió a una intervención de reducción de pecho en 2009 a los 18 años de edad, convencida de que de este modo daría un salto de calidad en su carrera deportiva y vistos sus resultados en las pistas, parece que lo logró: “Es un peso que dificulta mi habilidad para reaccionar con rapidez. Este otoño me voy a reducir el tamaño de mis pechos. Este busto me hace sentir incómoda al jugar.“ – manifestaba la jugadora por aquel entonces.

Y en el punto medio, Serena Williams. Nos es imposible no empatizar con jugadoras como ella quien, con un físico natural e imponente, manifestaba a la revista americana “Du Jour”: “Ninguna atleta tiene las tetas como yo” y “Me costó aceptarme a mi misma y mis curvas“.

Serena ha protagonizado recientemente un video que se ha hecho viral a través de las redes para la concienciación del autochequeo regular como medida para combatir el cáncer de mama, cantando en “topless” el tema “I touch Myself” (Me toco a mi misma) del grupo The Divinyls. Por supuesto, capítulo aparte merecen las operaciones de reconstrucción de pecho para las personas afectadas por esta y otras enfermedades.

En resumidas cuentas, por un lado los especialistas aseguran que los implantes de silicona son absolutamente seguros y que están preparados para soportar condiciones extremas de altitud, presión, etc. Por otro lado, tenemos a una industria de la “belleza” que nos impone unos cánones que nos impulsa a que las decisiones que tomemos sobre nuestro cuerpo no sean tanto nuestras sino el resultado de la presión social. Las mujeres somos (o deberíamos ser) absolutamente libres para decidir lo que hacer con nuestro cuerpo sin tener que soportar ningún juicio de nadie sobre ello, pero antes de tomar la decisión de “modificarnos” deberíamos reflexionar con honestidad desde qué lugar tomamos esa decisión, si es desde el rechazo o desde la aceptación a nosotras mismas y a dónde nos conduce.

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