Las primeras cheerleaders del fútbol español

‘Cheerleaders’ del Logroñés, previo a un Logroñés – Real Madrid en Las Gaunas (1997). | Foto: Getty
‘Cheerleaders’ del Logroñés, previo a un Logroñés – Real Madrid en Las Gaunas (1997). | Foto: Getty

En 1996 Lorenzo Sanz afloja cuatro mil millones de pesetas para que Roberto Carlos, Suker o Mijatovic levanten al Bernabéu pero a Fabio Capello eso no le impresiona. A las primeras de cambio el italiano suelta en la prensa que para equipo bueno el que acaba de dejar en Milan. Así funcionaba el fútbol español a finales de los noventa. A lo grande. Como una barra libre de chupitos dulzones con demoledoras consecuencias. Todo arranca en la temporada 96-97, con la ley Bosman y el dinero de las televisiones que cambian el fútbol para siempre. Grifos abiertos, bañeras desbordantes y goteras que aún son visibles en las paredes de muchos clubes. Qué se lo digan a los aficionados del Logroñés. Pocos vivieron el primer año de la liga de las estrellas con tanta intensidad. Habían vuelto a primera aquel año solo para enfilar el camino definitivo hacia el cementerio aunque ellos, claro, ni lo imaginaban. ¿Qué podía salir mal si habían arrancado el año jaleando fichajazos? ¿Como iba a ser ese su último año entre los grandes si habían empezado con los pompones de una animadora acariciándoles la cara…?

Un poco de contexto. Marcos Eguizábal, el presidente que había entregado los mejores años del club en primera, acababa de venderlo a un grupo de reputados empresarios riojanos. El clima de aquellos años excesivos en el club riojano lo describe bien Javier Triana en su libro ‘¡Gol en Las Gaunas!’ (Libros del K.O., 2014) “Los nuevos amos del Logroñés quien espectáculo, negocio, regalan minicadenas y zapatófonos con cada nuevo carnet de socio como parte de la campaña de captación “10.001, Odisea en el estadio” Y están emperrados en poner a los hermanos Laudrup a jugar en Las Gaunas” Huelga decir que los Laudrup nunca llegaron aunque sí Rubén Sosa, el Tato Abadía para ofrecer sus penúltimos servicios al club y un japonés, Zaizen, que jamás llegó a debutar…

Las ‘Rioja Girls’, cheerleaders del Logroñés. | Foto: Getty
Las ‘Rioja Girls’, cheerleaders del Logroñés. | Foto: Getty

Julio de 1996. “Clima de NBA en el regreso a Primera”, titulaba El Mundo Deportivo. “Ante 8.000 personas entregadas, el Logroñés presentó ayer a la plantilla del regreso a Primera División. Grupos musicales, animadoras en plan norteamericano y el centro de atención llamado Rubén Sosa, esos fueron los ingredientes de una jornada marcada por la ilusión”

El grupo de cheerleaders, para el que se había hecho una meticulosa selección, animó al equipo durante toda la temporada, la última del Logroñés en Primera, siempre con una L roja en el pecho. Sobre finas camisetas en verano y estampada en suéters de lana en invierno. El Logroñés perdió doce partidos en su estadio durante aquel viaje. Tenerife, Atlético, Zaragoza, Barcelona… Las Rioja Girls no faltaron en ninguna de las desgracias.

La foto es ilustrativa de aquel fútbol mezcla de habano y prime time. En mitad de la destartalada caja de cerillas que era Las Gaunas, apareció el primer grupo (casi el único) de cheerleaders del fútbol español. Ahí estaban las Rioja Girls.

Las Rioja Girls posan junto a los integrantes del primer equipo del Logroñés. | Foto: Getty
Las Rioja Girls posan junto a los integrantes del primer equipo del Logroñés. | Foto: Getty
Las ‘Rioja Girls’ (1997). | Foto: Getty
Las ‘Rioja Girls’ (1997). | Foto: Getty

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