La inmortal frase de Bora que llegó para quedarse: "yo respeto"

Bora Milutinovic cuando estaba al frente de la selección Mexicana de fútbol, noviembre de 1997. / Foto: WireImage
Bora Milutinovic cuando estaba al frente de la selección Mexicana de fútbol, noviembre de 1997. / Foto: WireImage

Nuevamente viene a la mente la figura del serbio Velibor Milutinovic, el viejo conocido de la afición mexicana, que para las nuevas generaciones sonará como aquel ‘Ambrosio y su carabina’, frase usada por la gente grande, sin saber quién fue el tal Ambrosio.

Bora, como se le conoció desde que llegó al fútbol mexicano en los años 70, fue sin duda uno de los técnicos más brillantes en esta zona de la Concacaf, más por lo que hizo con Pumas, que con lo que logró con la selección Mexicana, primero en México 1986, en donde se llegó al ansiado quinto partido, por última vez, y luego en el camino hacia Francia 1998, que es a donde queremos llegar.

Corría el año de 1997 y el Tri vivía una época de ensueño con su afición desde que Bora tomó las riendas el 10 de agosto de 1995, se había ganado la Copa Oro de 1996 y se había obtenido el tercer puesto en la Copa América de 1997 en Bolivia. ¿Qué pasó entonces que el serbio no pudo llegar a Francia 98 al frente del Tri?

La afición mexicana, siempre exigente, sabía que su selección no debía tener ningún obstáculo para llegar a la cita mundialista de 1998. En aquellos días no había un combinado que brillara tanto como el mexicano, para muchos, una de las mejores selecciones que ha participado en un Mundial, con figuras como Jorge Campos, Alberto García Aspe, Pavel Pardo, Cuauhtémoc Blanco, Luis Hernández, Jesús Ramírez, entre muchos otros.

Luis Roberto Alves y Bora Milutinovic, 6 de noviembre de 1996. / Foto: Jam Media
Luis Roberto Alves y Bora Milutinovic, 6 de noviembre de 1996. / Foto: Jam Media

Las cosas comenzaron a salir mal desde la fase de grupos. México conformaba el C, junto con Jamaica, Honduras y San Vicente y las Granadinas. La selección tricolor terminaría esta ronda ¡en segundo lugar! Un punto detrás de Jamaica, que terminó a la cabeza con 13 puntos. México había perdido en esta fase contra Honduras y con la desconocida, hasta entonces, Jamaica.

Al exagonal final se llegó con temor, si hondureños y jamaicanos habían derrotado a México en la etapa anterior, ¿qué iba a pasar cuando el rival fuera Costa Rica o la ‘poderosa’ selección de los Estados Unidos? Si repasamos la tabla, parece que aquella eliminatoria no fue tan complicada para México.

Pero la afición mexicana exige mucho, valga repetir la idea. Llegó el día que México recibiera a El Salvador en el Estadio Azteca, el resultado, un abultado 5 a 0 favorable al Tri. Hasta este momento, aún se vivía un idilio con Bora. Los siguientes partidos fueron una pesadilla para el entrenador.

México viajó a Edmonton para enfrentar a Canadá. El Tri comenzó ganando ese partido con gol de Enrique Alfaro, el único en selección. Al final, el combinado mexicano pudo rescatar el empate a 2, ¡válganos la deshonra, ante Canadá!

El Tricolor mexicano regresaría al Estadio Azteca para enfrentar a Estados Unidos el día de muertos, en un encuentro en que no hubo daño para nadie y tras 90 minutos, no hubo goles. Comenzaban los cuestionamientos para Bora Milutinovic.

“La selección no presenta una actitud ofensiva”, “con esa carencia de goles, ¿se piensa llegar a Francia 98?”, “Vemos a una selección timorata y sin ambición”, eran los cuestionamientos de la prensa ante tranquilidad de Bora que parsimoniosamente contestaba “Esa es tu opinión y yo respeto“, “es su punto de vista y yo respeto“, “así es como ven ustedes a la selección y yo respeto“.

Se respetó no sólo la opinión de los medios y la afición que temía un ridículo en las canchas sagradas de Francia y comenzaba a oírse el grito en la tribuna: “¡Fuera Bora, fuera Bora!”.

Bora Milutinovic, su legado en México va más allá de las canchas. / Foto: Getty Images
Bora Milutinovic, su legado en México va más allá de las canchas. / Foto: Getty Images

Vendrían dos partidos que serían el acabóse para el entrenador serbio. Primero ante Costa Rica, nuevamente en el Estadio Azteca. México llegó a estar arriba en el marcador 3 goles 1, pero los ticos, que aún tenían posibilidades de calificar, lograron la hazaña y le arrancaron la victoria a los verdes al minuto 85 gracias a un gran gol de Wanchope.

Se oía más fuerte “¡Fuera Bora, fuera Bora!” en las tribunas del Coloso de Santa Úrsula y las respuestas del señalado era la misma “yo respeto”.

El duelo final del exagonal para México sería ante Jamaica en Kingston. Los locales necesitaban ganar o empatar y una rara combinación de resultados (que Costa Rica perdiera ante Estados Unidos) para asegurar su pase al Mundial por primera vez en su historia. Ese encuentro en la isla caribeña terminó empatado a cero goles.

México terminó en primer lugar del hexagonal, el único invicto, con la mejor diferencia de goles gracias a 23 anotaciones a favor por sólo 7 en contra.

El Consejo Nacional de la Federación Mexicana de Fútbol, encabezada en aquel entonces por Juan José Leaño, anunció la destitución de Bora Milutinovic como director técnico de la selección Mexicana, el 25 de noviembre de 1997. 72 horas después se comunicaría que Manuel Lapuente se haría cargo del Tri para Francia 1998.

México tuvo un buen papel en la Copa del Mundo, quizá el mejor en toda su historia fuera de casa y se quedó en el colectivo mexicano una frase que hasta los presidentes del país usan como respuesta digna de salir de cualquier manga: “como Bora, yo respeto“.

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