De ser un inmigrante sin techo a convertirse en estrella de la MMA

Francis Ngannou, tras derrotar a Alistair Overeem. Foto: Yahoo Sports.
Francis Ngannou, tras derrotar a Alistair Overeem. Foto: Yahoo Sports.

El nuevo ídolo en las artes marciales mixtas (MMA) es el camerunés Francis Ngannou. A sus 31 años, este corpulento luchador (1,93 metros, 113 kilos) ha conseguido subir hasta el cuarto puesto del ranking de los pesos pesados, y sus registros de 11 victorias y una sola derrota hacen pensar que su progresión será ascendente. Su último gran éxito, el pasado 3 de diciembre, ha sido noquear al inglés Alistair Overeem (número 1 mundial) en menos de cuatro minutos, con una facilidad tan pasmosa que otros competidores ya dicen de él que “da miedo” y que es “lo más impresionante” que han visto.

Y eso que Ngannou solo lleva cuatro años en este deporte, al que llegó cuando su entrenador le convenció de que era una alternativa más rentable que el boxeo. De hecho, la historia de Francis es toda una odisea que le ha valido el respeto y la admiración de los aficionados y de todo el que la llega a conocer. Casi daría para hacer una película de su vida.

Ngannou nació en Batié, una pequeña ciudad al oeste de Camerún, y como muchos de sus compatriotas, creció en la pobreza, sin acceso ni siquiera a educación básica (que en aquel país no era gratuita hasta el año 2000). Ya a los 12 años tuvo que ponerse a trabajar para colaborar con la economía familiar, y durante un tiempo, siguiendo el ejemplo de su padre, lo intentó compaginar con entrenamientos de boxeo en un gimnasio local. Pero el dinero escaseaba, así que a los 26 tomó una decisión radical: emigrar.

Así, se plantó en París sin conocer a nadie, sin un euro, sin trabajo y sin una formación que le permitiera encontrarlo. Se convirtió en un sin techo que dependía de las ONG para sobrevivir y se empleaba de forma esporádica en cualquier cosa que saliera. Un día de 2013, queriendo recuperar su antiguo sueño, se presentó en un gimnasio y pidió que le dejaran boxear. El dueño, Fernand López, quedó impresionado por su corpulencia y no solo le permitió usar sus instalaciones, sino que le dio un par de bolsas con ropa y guantes y le persuadió para cambiar de disciplina.

Francis ni siquiera había oído hablar de MMA, pero no dudó en seguir el consejo y aprovechar la oportunidad que iba a sacarle de la calle. Desde entonces su progresión fue meteórica: a finales de ese mismo año ya disputó sus primeros combates profesionales en el circuito francés, y apenas dos años después estaba en la UFC, la franquicia más importante del mundo. Hoy es uno de los luchadores con futuro más prometedor, su contundencia le ha hecho ganarse el apodo “The Predator”, y se ha convertido en un héroe tanto en Francia, su país adoptivo, como en su Camerún de origen, donde los jóvenes sueñan con seguir su ejemplo para lograr salir de la miseria.

También te puede interesar:

De campeón del mundo a utillero: así es la vida de Baba Sule

Apartado del equipo por intentar llevar a la península a un inmigrante sin papeles