Lionel Messi y su debut hollywoodense con el Inter Miami: golazo a Cruz Azul para ganar en el último minuto

Lionel Messi se estrenó con el Inter Miami anotando un golazo al Cruz Azul. (Chandan KHANNA / AFP)
Lionel Messi se estrenó con el Inter Miami anotando un golazo al Cruz Azul. (Chandan KHANNA / AFP)

Fue un desfile de estrellas disfrazado de partido de futbol. Pero el fin último seguía siendo el mismo: ver a Lionel Messi debutar con el Inter Miami. El foco estaba puesto en él desde el minuto cero. Y vaya que la atención podía desviarse para cualquier lugar. Había luminarias como si fuera alfombra roja. Kim Kardashian, David y Victoria Beckham, Serena Williams, Lebron James, Marc Anthony, Becky G, Sergio Agüero. Todos para ver a un mismo hombre, el campeón del Mundo que quiere cerrar su carrera estelarmente en la MLS.

Hubo que esperar. Concretamente más de una hora. Los 45 minutos iniciales, en los que Cruz Azul jugó mejor, los 15 del descanso y ocho minutos del segundo tiempo. Pareció una eternidad. Nadie habría imaginado que algún día La Máquina, un club famoso por su mala suerte, iba a estar en las pupilas de la realeza mediática. No por mérito propio, sino por una dosis de fortuna obra de la Leagues Cup, pero ahí estuvieron y nadie se los contará. Incluso, contra los malos augurios, se volvieron dueños del partido.

 

Pero la tendencia histórica de Cruz Azul volvió a dictar el guion de la noche. Cuando mejor jugaban, cuando se habían dado el lujo de desperdiciar hasta cuatro oportunidades de gol, el Inter Miami hizo sonreír a Messi con el gol de Robert Taylor, cuyo disparo potente y efectivo venció a Andrés Gudiño, para adelantar a los locales. El tiempo corrió demasiado despacio. Las ansías sólo podían tener un motivo: saber en qué momento Gerardo Martino iba a dar la orden de entrada.

El segundo tiempo ya fue una locura. Messi, apenas retirándose la casaca de entrenamiento, encendió al DRV PNK Stadium. El rumor en las gradas se asemejaba al de un gol anotado. Y cuando el sueño se cumplió, todo quedó paralizado, como en las películas que sobreviven el paso del tiempo por escenas concretas que marcan generaciones. Messi entró al campo escoltado por quienes, seguramente, serán sus grandes socios al menos durante un año. Sergio Busquets, colega de viejos tiempos en el Barcelona, y Josef Martínez, delantero que busca recuperar la versión que algún día lo convirtió en el mejor delantero de la MLS.

Messi, como en todas las canchas que ha pisado en su vida, generó un efecto magnético. La marca sobre él era diferente. Y más porque entró en modo competitivo. No escatimó en pedir el balón, girar, encarar y hasta presionar a los rivales. No ha llegado a Miami de vacaciones, para los escépticos que sugerían tamaño pecado de un hombre que goza el futbol segundo a segundo. Cruz Azul, sin embargo, tenía una dosis de orgullo en su guantera. Por obra de Uriel Antuna —siempre peligroso pese a su alta taza de fallos— los cementeros empataron el marcador. Fue un gol fúrico, como para gritarle al mundo que podían arruinar todo el show.

El partido pintaba para penales. Ya no había más. Hasta que una falta en el límite del área sirvió como antesala del clímax global. Fue la película vista tantas veces: Messi acomodando un balón, con esa mirada analítica que precede a la gloria. Sin soberbia ni adornos. Sólo confianza en la práctica y en el don de que la naturaleza le dio para jugar al futbol. Y pasó lo que debía pasar. El niño rosarino abrazó al hombre de mundo que todos quieren ver. Clavó un tiro libre más. El sello de casa, pero con una emoción diferente. Pregúntele a David Beckham y sus mejillas inundadas de lágrimas.

Es el principio del fin. No fue el primer partido de Messi con el Inter. Fue, más bien, el primero de sus últimos partidos. Pronto todo acabará y sólo quedará la nostalgia. Pero qué importa. Hay que gozar y eso lo entendieron hasta los jugadores de Cruz Azul, que saludaron a Messi al final de la batalla, conscientes de que por un día han sido el centro de atención total, de que tendrán una historia que repetir eternamente hasta el final de los tiempos en cenas de Navidad, cantinas, cafés y velorios.

Ganó el Inter gracias a Messi. Llevaban seis partidos sin conocer el triunfo. Llegó el Rey y todo cambió por un día. El martes volverán al ruedo, contra el Atlanta United. "Era importante para nosotros arrancar este campeonato ganando. Una alegría enorme conseguir este triunfo. Por como venimos en la Liga es importante empezar a ganar", dijo Messi a Apple TV al final del encuentro. Su repertorio todavía tiene canciones que memorizar. La gira del adiós ha empezado y más vale no perdérsela.

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