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Fernando Signorini: "Lionel Messi necesitaba divertirse, el futbol es una excusa para ser feliz"

Fernando Signorini durante la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010. (DANIEL GARCIA/AFP via Getty Images)
Fernando Signorini durante la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010. (DANIEL GARCIA/AFP via Getty Images)

A Fernando Signorini no le importa el Mundial de Qatar 2022. Su controvertida asignación, las 6 mil 500 muertes de trabajadores y el cúmulo de vejaciones locales le hacen imposible sentirse atraído por el espectáculo deportivo más rutilante de los tiempos modernos. "Es una vergüenza. El futbol como construcción cultural ha quedado de lado y ahora priva el negocio, por más que para concretarlo no se tengan en cuenta las vidas de esas víctimas en la construcción de los estadios. A mí el Mundial de esta manera no me interesa, no me ocupa ni me preocupa, porque para mí el fútbol es otra cosa que está impregnado de otros valores", cuenta en entrevista para Yahoo! Deportes.

Preparador físico de profesión, Signorini trabajó personalmente con Diego Armando Maradona durante los años más brillantes y también los más cruentos de su carrera. Y conoció de primera mano a Lionel Messi cuando integró el equipo técnico de Maradona, entrenador de Argentina en el Mundial de Sudáfrica 2010. En ese momento, Messi ya cargaba con una presión asfixiante, pero Signorini siempre lo cuidó y le extendió una invitación a tomar todo con calma.

Signorini junto a Maradona en un entrenamiento en Pretoria, Sudáfrica, durante la Copa del Mundo del 2010. (DANIEL GARCIA/AFP via Getty Images)
Signorini junto a Maradona en un entrenamiento en Pretoria, Sudáfrica, durante la Copa del Mundo del 2010. (DANIEL GARCIA/AFP via Getty Images)

En un calentamiento previo a un partido, le puso de ejemplo a Maradona como jugador que cultivó su talento en el tiempo y la paciencia. "En Sudáfrica le dije que si él no se divertía, Argentina iba a tener pocas posibilidades. Yo lo quería ver con una sonrisa, porque el juego se inventó para eso: como maravillosa excusa para ser feliz, como lo sentenció César Luis Menotti. A su edad, 23 años, le dije: 'aquel que está allá (Maradona) no pudo hacer mucho en su primer Mundial, el suyo fue el de 1986, cuando ya tenía cuatro años más de experiencia y eso le permitió tener un control diferente de sus emociones'. En ese momento él era muy joven y había en Argentina otros referentes históricos".

Signorini es comprensivo con los jugadores y entiende el futbol desde una vocación pedagógica. Pero no solapa el desinterés social que prevalece entre la media de los futbolistas, y sobre todo en un contexto como el actual, en el que se les pide que jueguen y nada más, silenciados por decreto incluso ante contextos tan funestos como el de Qatar. "El sistema los necesita así: entre menos rebeldes, mejor. Se les necesita como borregos de un rebaño para que el poder los maneje a su gusto. Hay excepciones, como Philipp Lahm, que se negó a viajar al Mundial como espectador por este tipo de atrocidades. Es complicado, porque tenés que luchar con un poder que puede decidir cortarte las piernas, como le hicieron a Diego en el Mundial del 94".

"A Diego se le criticó porque decían que era un bocón, a Leo lo criticaban porque no hablaba y no le hacía el juego a los medios de comunicación", opina.

Signorini junto a Messi luego de la eliminación argentina a menos de Alemania en Cuartos de Final. (Action Images / Jason Cairnduff  Livepic)
Signorini junto a Messi luego de la eliminación argentina a menos de Alemania en Cuartos de Final. (Action Images / Jason Cairnduff Livepic)

Una vida junto al 'Diez'

En el Mundial de 1994, ninguna imagen fue tan icónica como aquella de Maradona. De la mano de una enfermera, Diego Armando salió del césped del Foxboro Stadium de Boston rumbo a la prueba antidopaje. El veredicto no tuvo fisuras: positivo a efedrina. Signorini no estaba de acuerdo con que El Pelusa jugara ese Mundial, porque tenía la coartada de que algo podía pasar.

"Yo le había dicho. Le aconsejaba no jugar ese Mundial, porque le iba a traer más problemas que soluciones. Lo que nunca imaginé es que el poder era tan miserable para tomar esa decisión e instrumentalizarlo de esa manera. A mí no me queda duda de que fue una moneda de cambio para quien dirigía el futbol argentino (Julio Grondona). Al terminar el Mundial, Diego fue sancionado y me parece bien. Pero al dirigente que presentó a ese jugador, por lo menos, se le tenía que dar un jalón de orejas, y se le premió con la Vicepresidencia de la FIFA".

Diego Armando Maradona sale del campo tras jugar contra Nigeria rumbo a una prueba antidopaje. (Michael Kunkel/Bongarts/Getty Images)
Diego Armando Maradona sale del campo tras jugar contra Nigeria rumbo a una prueba antidopaje. (Michael Kunkel/Bongarts/Getty Images)

Antes de ese Mundial, Maradona tuvo una preparación exhaustiva en La Pampa tras vivir la etapa más complicada de su carrera entre un bajón futbolístico y su adicción a la cocaína. Quería llegar en condiciones inmejorables y lo hizo. "En poco tiempo redujo su sobrepeso y tenía una decisión irrevocable de llegar de la mejor manera, aunque para eso tuviera que hacer de lado la cocaína, y tuviera que exponerse al síndrome de abstinencia. Eso fue fantástico por el esfuerzo que hizo para llegar a su último Mundial", recuerda Signorini.

Los valores son inmutables para Fernando Signorini, que siempre ha dicho que le hubiera encantado que Maradona aceptara in situ que metió la mano en su primer gol contra Inglaterra en México 1986. El ánimo de revancha que sentían muchos argentinos tras La Guerra de las Malvinas le parece una justificación inválida: "¿Qué tenían que ver los jugadores ingleses con la Guerra? Los grandes responsables fueron los integrantes de la Junta Militar de Argentina. Como no tenían consenso popular, buscaron esa atrocidad".

"A los futbolistas es mucho más fácil hacerlos correr que hacerlos pensar. Los grandísimos jugadores no lo son porque corran rápido, salten alto o sean más fuertes. Lo son porque saben jugar al futbol y manejan una cantidad de conceptos que los llevan a la ansiada eficacia".

Maradona encontró su mejor versión en el Mundial de México 1986. (Action Images / Juha Tamminen)
Maradona encontró su mejor versión en el Mundial de México 1986. (Action Images / Juha Tamminen)

Maradona conquistó al Mundo en ese torneo. Pero hubo mucha preparación más allá de sus capacidades innatas. Signorini llevó a su entrenado con el médico italiano Antonio Dal Monte y durante tres meses realizó un exigente entrenamiento físico cada semana en Roma. El calor infernal del mediodía mexicano y la altura fueron una bendición para él, en lugar de suponer el calvario que se presupuestaba. "Yo le decía que era el Mundial ideal para él, porque además de su experiencia, iba a contar la menor presión parcial de oxígeno. Se iba a jugar a mediodía y eso iba a hacer imposible la marca persecutoria que tantos problemas le había dado cuatro años antes".

Aunque no comparte la ideología de ganar "a cualquier costo" que siempre ha enarbolado Carlos Salvador Bilardo, entrenador de Argentina en 1986, comprendió que triunfar en el Mundial era una meta colectiva. "Trabajaba exclusivamente con Diego, pero con Carlos siempre hubo mucho respeto. Estábamos en el mismo barco e íbamos al mismo puerto. No había lugar para envidias ni para muchas de las otras miserias humanas que nos habitan".

Signorini dice que jugadores como Messi o Maradona nacieron "para ser disfrutados y no para ser explicados". No le gusta el futbol actual ni todo lo que está en el contorno. Para él, el verdadero juego es el que nace de la calle. Esa es la esencia de un juego que se ha desnaturalizado hasta límites insólitos, pero todavía iluminado por unos cuantos virtuosos. Y Argentina tiene a uno de ellos.

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