David vs Goliat: San Jose Earthquakes y su emotiva victoria que le quitó el invicto a LAFC

San Jose Earthquakes superó a LAFC con doblete del argentino Cristian Espinoza. (John Todd/ISI Photos/Getty Images).
San Jose Earthquakes superó a LAFC con doblete del argentino Cristian Espinoza. (John Todd/ISI Photos/Getty Images).

San Jose Earthquakes es un equipo que, en California, se ha acostumbrado a vivir bajo dos sombras inmensas, los dos equipos de Los Ángeles: Galaxy, el más tradicional, y LAFC, el niño rico que llegó e impuso sus reglas de inmediato. A uno le respalda la historia, aunque su presente sea triste (y eso se confirmó con el 3-1 que les propinó el Colorado Rapids). Al otro, el equipo que llegó en 2018 a la Major League Soccer, el futbol le dio su venia desde el principio: nacieron poderosos y les gusta presumir su señorío contra todos.

Y este año no ha sido la excepción. Finalistas de la Concacaf Champions League, en la que tendrán que enfrentar al León de la Liga MX, el equipo que lidera Carlos Vela llegó al partido en el con la autoestima por las nubes: eran los únicos en toda la liga que no habían perdido en tres meses de competencia. En total, eran nueve los partidos (cinco ganados y tres empates) los que ponían al LAFC en el umbral de una nueva victoria, como si les bastara con presentarse.

Pero tenían que sudar de principio a fin si querían sacar los tres puntos de San Jose, ante de una oncena que desde el comienzo de la campaña tiene la misión de reparar su orgullo maltrecho por la última campaña, en la que acabaron en la última posición de la Conferencia Oeste con 35 puntos. Todo tiene que ver con una redención y ellos lo han entendido en este 2023 en la que se han aferrado a los primeros puestos de la Conferencia Oeste.

Bastaron siete minutos para que le dejaran claro a la visita que no estaban dispuestos a ser un rival a modo. Todo nació en los pies de Cade Cowell, que filtró un balón venenoso para Jeremy Ebobisse. El hábil extremo tuvo que aguantar la pelota con inteligencia para darle tiempo a la jugada. La oportuna incursión en el área del centrocampista Jamiro Monteiro dio la pauta para hilar una jugada colectiva de alta costura: su pase no fue tan ortodoxo, pero tuvo la suficiente precisión para que Cristian Espinoza se encontrara el balón y, en un mano a mano con todas las ventajas, definiera tenuemente al costado de John McCarthy.

El mazazo tempranero sirvió a los angelinos para espabilar y entrar en el ritmo del partido. Sus intentos no eran tan claros, pero San José tampoco supo entender la ventaja y jugó con fuego. Eso se paga caro cuando hay jugadores desequilibrantes como Mateusz Bogusz. A la media hora de partido, el extremo polaco inventó un gol de la nada. Parecía un balón perdido, pero él lo fue a recoger cerca del área rival; condujo, regateó, otra vez, y sacó un disparo que le jugó una mala pasada al meta JT Marcinkowski. Dejó el rebote y el puntual Denis Bouanga, uno de los goleadores del año, con ocho tantos, empujó el balón al fondo.

Marcinkowski tuvo que soportar sus propios bandazos durante todo el partido, tan dado a salvar su arco como a complicar jugadas de rutina: al final del primer tiempo, un corte de centro precipitado derivó en una salida excesiva de sus dominios que, para fortuna de San Jose, sólo quedó en susto, pues Bouanga envió el balón arriba. Kwadwo Opuko intentó, ya en la madurez del Segundo Tiempo, aprovechar los nervios del portero anfitrión; disparó desde lejos con un envío serpenteante y encontró, como respuesta, un manotazo salvador de Marcinkowski.

En una demostración de tenacidad, San Jose fue a buscar la victoria y encontró recompensa a los 82 minutos cuando Denil Maldonado derribó a Ebobisse en el área. Llegó el infaltable: Espinoza cobró el penal con una seguridad que fue fiel retrato del partido que él y sus colegas habían jugado: pundonor, sudor y, sí, también futbol, porque nada está completo sin una dosis de calidad (con ese gol, el argentino también entró a la pelea por el liderato de goleo, pues lleva ocho).

LAFC no se dio por vencido. Un invicto es un sello de calidad. Si nadie puede ganarte, entonces el miedo se hace más grande para el rival de turno. Pero el equipo de casa, San Jose, tuvo el temple para soportar el último aluvión y elevar al cielo el grito por una victoria indispensable para soñar. Se están redimiendo. Y Los Ángeles FC deberán tomar esto como una alerta temprana: no son perfectos.

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