El extremo del ridículo
“El que se quema con leche, cuando ve una vaca llora”. Un dicho popular muy usado en Argentina cuando alguien se refiere a algo malo que le sucedió y evita recordarlo.
Este martes se sorteó el árbitro del partido entre Boca Juniors y Rosario Central por los Cuartos de Final de la Copa Argentina que se disputará el próximo 2 de noviembre.
El acto se llevó a cabo dentro de un marco de ansiedad y suspicacias. Es que todavía están muy frescas las imágenes de la polémica Final del mismo torneo que jugaron los mismos equipos, donde el árbitro Diego Ceballos cometió gruesos errores que beneficiaron a Boca, quien finalmente se consagró campeón.
A raíz de esa situación, la dirigencia de Rosario Central no quiso dejar ningún detalle librado al azar. Hasta ahí todo bien, siempre y cuando todo sea dentro de los parámetros aceptables.
Sin embargo el vicepresidente de dicha entidad, Luciano Cefaratti, protagonizó una actitud no sólo insólita sino también ridícula.
Cuando los encargados del acto se disponían a colocar dos bolillas en el bolillero, Cefaratti interrumpió el proceso pidiendo tocar la bolilla, para confirmar que “este en orden”.
Para ser más claros, que no estuviera ni fría ni caliente, sacando a la luz aquel mito que rodea al mundo del fútbol en cuanto a sorteos se refiere.
Lo absurdo del caso es que nadie iba a tocar las bolillas ya que, como comentamos anteriormente, se utilizó un bolillero convencional.
Y para rematar su actitud provocativa, soltó una frase poco afortunada: “El que se quemó con Boca, ve un partido y llora”, acusando de antemano a su rival de manera inaceptable, sin pruebas y en clara postura desafiante.
Lo extraño del caso es que ningún dirigente de Boca se haya pronunciado en ese instante ni después. A Cefaratti se le “escapó la tortuga”, como diría Maradona.
Después son estos mismos dirigentes los que se desgarran las vestiduras clamando por la no violencia. ¿Acaso esto no lo es?
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