Casemiro se hace fuerte en el medio

Casemiro se hace fuerte en el medio

La sensación al acabar los 120 minutos de la final de la Championes League fue que el Real Madrid había desperdiciado dos años de un auténtico crack del fútbol táctico y que, de paso, había perdido la oportunidad de asentar a un jugador como Casemiro en su mediocampo mucho antes.

Porque la actuación del braseliño en San Siro está al alcance de muy pocos, de los elegidos. El brasileño, que cargaba con el sambenito de no ser un jugador de suficiente jerarquía para cargar con le peso del juego del Real Madrid, se sacudió toda la presión de encima y como ya hiciera en el Clásico en el Camp Nou, se agigantó hasta convertirse en el auténtico líder del equipo.

Casemiro es, como Luka Modric, uno de esos jugadores que aunque llegue al club como de rebote, se acabará asentando y siendo un puntal del equipo durante mucho tiempo. Lo suyo con los blancos fue un flechazo, pues nada más llegar al Castilla, Mourinho le hizo debutar de titular ante el Betis y Casemiro rindió como un veterano. Su segundo balón recuperado acabó con un disparo a portería. Fue muy desviado, pero el chico (con apenas 21 años) demostró su carácter.

El año siguiente, el ex del Sao Paolo fue el mejor durante la pretemporada del equipo de Ancelotti, pero por alguna extraña razón el italiano no acabó de confiar en él. En la final de la Champions League ni siquiera se vistió de corto y tuvo que verla en la grada junto a Xabi Alonso. Mientras que Khedira, recien recuperado de una lesión de rodilla, jugó 60 minutos desastrosos en Lisboa. Casemiro, que había sido el héroe de Dortmund, desbarantanto todos los ataques del Borussia en la segunda parte, se quedó estupefacto, y por eso no le hizo mala cara a un año como cedido en el FC Porto.

Allí se hizo mayor. Bajo la batuta de Julen Lopetegui el brasileño cumplió un año de ensueño en lo personal, sólo aminorado por el batacazo final del equipo, que perdió la Copa, la Liga y fue eliminado de la Champions League por el Bayern Munich tras haber vencido 3-1 en el partido de ida de cuartos de final.

Su vuelta a Madrid era de esperar, pero no así que su papel llegara a ser tan determinante. Benítez le dio los mandos a medias, pues sabía que dada su fama de técnico defensivo, su apuesta por el brasileño sería muy criticada. Sin embargo, con Zidane la cosa fue al revés. Al ser un técnico predominantemente ofensivo, su apuesta por Casemiro se recibió por parte de la crítica como un bocanada de aire puro; finalmente, un entrenador no se queda enfrascado en sus propios demonios y balancea su equipo.

El resto ya es historia. En San Siro Casemiro recuperó 15 balones, más que nadie, y no falló en ninguna de las acciones clave de su equipo. El brasileño es el nexo perfecto entre la defensa y el mediocampo, y su desgaste físico ayuda a que los tres de arriba no tengan que correr tanto hacia atrás para ayudar.

Ahora mismo, no se divisa en Europa ningún jugador mejor que él para el puesto, por lo que si Florentino Pérez no nos sorprende con alguno de sus juegos de prestidigitación, seguramente Casemiro arranque la temporada que viene con los galones que se merece.

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