¿Cuándo habrá un campeón de la NBA mexicano?

Con la salida de Jorge Gutiérrez de Brooklyn Nets, las esperanzas mexicanas en la NBA vuelven a desvanecerse. Cuesta mucho meter medio pie en la mejor liga del mundo, aunque mantenerse es una misión casi imposible.  

El internacional mexicano dejó de formar parte de la plantilla de los Nets después de que la gerencia anunciara este martes que no contaba con sus servicios de cara a la próxima temporada. Poco le duró la alegría al armador después de firmar con el plantel neoyorquino el 26 de septiembre. Tan solo tuvo tiempo de participar en tres partidos de pretemporada en los que alcanzó 3.7 puntos y dos asistencias de media en 9.3 minutos jugados.  

El camino de Gutiérrez en la NBA ha sido arduo. La mejor liga de baloncesto del mundo contó con cuatro exponentes llegados de México y, salvo Eduardo Nájera, sus realidades distaron del camino de rosas que han vivido otros representantes hispanos. El caso del base de Chihuahua no ha sido diferente. Al ganador del FIBA Américas se le abrieron las puertas en varias ocasiones, pero éstas se cerraron con demasiada facilidad. Tras su paso por la Summer League y la D-League, al final del verano de 2013, llegó su primera alegría… efímera. Se produjo una circunstancia idéntica a la actual, ya que fue contratado en septiembre y cortado en octubre por Brooklyn Nets. Los Nets volvieron a fijarse en él, esta vez de la mano de Jason Kidd. Era la temporada 2013-14 y participó en 15 encuentros de los que en dos salió en el quinteto titular (4.1 puntos, dos asistencias y 46.3 por ciento de efectividad en 16.3 minutos).    

Todo parecía ir bien después de que los neoyorquinos le extendieran los dos primeros contratos de 10 días a uno multianual, sin embargo, en diciembre de 2014 el mexicano formó parte de un canje que llevó a Brandon Davies a los Nets. Al armador le pincharon la nube y recaló en unos Philadelphia 76ers que no dudaron en deshacerse de él. Kidd intentó reclutarle de nuevo con Milwaukee Bucks, pero después de dos contratos de 10 días, en febrero de 2015, Gutiérrez volvió a quedarse sin equipo. Las idas y venidas del azteca acabaron llevándole a Charlotte Hornets, del que Michael Jordan es propietario. Los 12 encuentros en los que participó como suplente y su balance de 1.8 puntos y 1.4 asistencias no fueron suficientes para cautivar a una gerencia que acabó dándole otra mala noticia.   

Su senda está siendo espinosa, tónica general de los representantes mexicanos en la NBA. Horacio Llamas fue el primero en llegar y jugó con Phoenix Suns durante las temporadas 1996-97 y 97-98. Participó en 28 partidos y tan solo jugó 143 minutos (una media de cinco minutos por encuentro). Los informes negativos sobre su estado físico y la poca confianza con la que contó acabaron por finalizar su periplo estadounidense.

Eduardo Nájera fue el segundo representante mexicano en la NBA y se convirtió sin duda en el más constante de todos. Sus 11 temporadas en la liga y los seis equipos en los que jugó forjaron su calidad sólo dependiente de algunos problemas con la rodilla. Sus mejores años los vivió en Dallas Mavericks (con quien trabaja como scouting) y en Denver Nuggets. Gustavo Ayón, el mejor pívot natural que ha dado México, tampoco tuvo suerte en la liga. Estuvo en cuatro equipos diferentes durante sus tres años y nunca llegó a integrarse en Estados Unidos. Finalmente acabó recalando en el Real Madrid, donde vive un gran momento.

Las críticas de los jugadores de baloncesto mexicanos siempre fueron dirigidas a la falta de medios con los que cuenta la juventud para desarrollar el deporte. La NBA creo programas para potenciar el básquetbol, tal y como está llevando en otros países latinoamericanos, con el objetivo de formar y reclutar a nuevo talento. ¿Será eso suficiente para formar a futuras estrellas de la NBA? ¿Por qué países como Argentina, España o Brasil cuentan con campeones de la NBA y México no?

Son muchas las preguntas y una la respuesta: es necesario que el país azteca se tome más en serio al baloncesto. Que la constancia de Nájera y las dificultades de los demás exponentes sirvan para inspirar a futuros campeones mexicanos.  

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