La mamá de Steph Curry dudó de su futuro en la NBA

El jugador de los Warriors, Stephen Curry, derecha, reacciona tras anotar una cesta contra Portland en los playoffs de la NBA el lunes, 9 de mayo de 2016, en Portland, Oregon. (AP Photo/Craig Mitchelldyer)
El jugador de los Warriors, Stephen Curry, derecha, reacciona tras anotar una cesta contra Portland en los playoffs de la NBA el lunes, 9 de mayo de 2016, en Portland, Oregon. (AP Photo/Craig Mitchelldyer)

Poco antes de convertirse en el gerente general de Phoenix Suns en junio de 2007, Steve Kerr presenció en persona un partido entre las universidades de UCLA y Davidson. Sus funciones como consultor del conjunto de Arizona incluían las de observar los pasos de los futuros jugadores de la NBA. Una tarde cualquiera se topó con un joven llamado Steph Curry. Sabía quién era por su padre, Dell Curry, que llegó a ser Sexto Hombre en 1994 y estuvo en la liga la friolera de 16 años. Sin embargo, aquel día vio jugar a su hijo por primera vez. Quedó impresionado y fue escéptico a partes iguales.

Las virtudes del dos veces ganador del MVP eran incuestionables para el que años más tarde se convertiría en su entrenador. Sin embargo su estatura y fortaleza física fueron los dos aspectos que no le convencieron de cara a su futuro en la NBA. Medía 6’1’’ (1,85 metros de altura) y aunque aún no había desarrollado su cuerpo, las previsiones no eran nada halagüeñas. Era su segundo año en la Universidad y con 20 años de edad aún le quedaban margen para crecer algo más (ahora mide 6’3’’, 1,91 metros).

“Nos encantó tu juego pero medías 6’1’’. La pregunta era si lo conseguirías”, declaró el Coach del Año de esta temporada y actual entrenador de Curry en Golden State Warriors antes de que su pupilo recibiera el galardón de MVP.

Cuando finalizó aquel partido, Kerr se acercó a saludar a la familia Curry. Estrechó la mano a su padre y después intercambió una palabras con Sonya, la mamá del armador.

Golden State Warriors guard Stephen Curry conducts interviews after receiving the NBA's Most Valuable Player award at a basketball news conference Tuesday, May 10, 2016, in Oakland, Calif. (AP Photo/Marcio Jose Sanchez)
Golden State Warriors guard Stephen Curry conducts interviews after receiving the NBA's Most Valuable Player award at a basketball news conference Tuesday, May 10, 2016, in Oakland, Calif. (AP Photo/Marcio Jose Sanchez)

“Cuando saludé a su padre, su esposa me preguntó si Curry conseguiría llegar a la NBA. Nueve años después aquí está. Tu mamá no sabía que lo conseguirías, pero hay una razón detrás de tu mérito: la familia que tienes detrás. El MVP del año pasado no fue suficiente, hoy estas aquí otra vez. Lo importante es tu determinación y amor por el juego, no hay agenda y cada día vienes y trabajas. Eso nos lo pone fácil a los coaches porque todos quieren hacer lo mismo. Tienes mucha confianza, pocos tienen esa confianza”, afirmó Kerr, uno de los que mejor conocen a Curry.

El base de los Warriors siempre tuvo claro que su camino hacia la liga sería arduo. Muchos tenían más cuerpo que él, incluso más talento, pero no le llegaban a la suela de los zapatos en cuanto a lo que a disciplina se refiere. Tal y como el mismo Curry alegó en la conferencia de prensa tras recibir el premio, su idea no era la de ser el mejor ni mucho menos impactar en el juego de la manera en la que lo ha hecho. Y así, sin querer, a base de destreza, de técnica, de efectividad a canasta y sobre todo predicando con el ejemplo, Curry es el que es: el mejor jugador de la mejor liga del mundo por segundo año consecutivo. Muchos dudaron de él, incluso su madre, pero con esfuerzo demostró que sin tener dos de las cualidades convencionales (altura y fuerza) imperativas durante años para triunfar en la NBA, ha podido romper los esquemas de la competición.

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