Fiebre en las gradas: 12.500 en el campo para el derbi de filiales en Múnich

Cuando un derbi entre filiales arrastra al estadio a 12.500 entiendes que en Alemania viven el fútbol como en pocos lugares del mundo. Cuando ese mismo partido necesita las porras de mil policías para evitar problemas entre radicales, sabes que el fútbol alemán tiene preocupaciones más graves que conocer cuál será la próxima estrella del Bayern de Pep Guardiola. Hablamos del duelo entre el Bayern II y el TSV 1860 II, los equipos reservan de los principales clubes de Múnich.

El escenario fue el viejo Grünwalder Stadion, la antigua casa del Múnich 1860 hasta su traslado al recordado Olympiastadion en 1972 y al imponente Allianz Arena en 2005. Un campo espartano en el que también ha ejercido la localía el Bayern durante algunos periodos de su historia. Un lugar anclado en otra época y con historia pop. Los Monty Phyton grabaron su prodigioso sketch del partido de fútbol entre filósofos en ese mismo recinto. Más de dos décadas después, Grünwalder ha vuelto a ser escenario de otro prodigio relacionado con el deporte.

Como buen derbi, el partido se resolvió con un escueto 1-0 a favor del Bayern tras noventa minutos insustanciales. El héroe fue Lucas Görtler, pero la noticia estuvo lejos de sus botas, más bien en las calles y en las gradas.

Bufandeos, palmas y cánticos tribales reclamando la supremacía local en cada uno de los bandos. 4.000 de rojo y azul animando a uno de los equipos más ricos del mundo; 1.000 de celeste maldiciendo el fútbol moderno. Un derbi en toda regla sin importar que el escenario sea la cuarta división del fútbol alemán. Puro simbolismo.

También hubo bengalas. Tantas que los jugadores no pudieron saltar al terreno de juego hasta pasados seis minutos. Tantas que han abierto una vez más el debate sobre la violencia en el fútbol. El partido se celebró sin incidentes notables pero el ministro del Interior de Baviera, Joachim Herrmann, aboga por la mano dura en este tipo de escenarios. Criticó duramente el uso de la pirotecnia y puso una pregunta interesante sobre la mesa. ¿Es razonable que un partido entre amateurs precise la movilización de 1.000 policías?

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