El goleador "trotamundos" que se convirtió en campeón de ajedrez

El de Ariel Mangiantini era uno de esos nombres clásicos que los argentinos fieles a las transmisiones radiales del fútbol de ascenso se acostumbraron a oír con frecuencia. No hay manera de que esos seguidores no recuerden el apellido del goleador, que vistió varias camisetas entre finales de la década del 80' y mediados de la década de 2000. Pero aquel que ayer gritaba goles con camisetas de equipos argentinos, bolivianos, ecuatorianos, chilenos y mexicanos (y hasta uno italiano) hoy mueve alfiles y peones de forma serena, intentando vulnerar al rival de otra manera, sobre un tablero de ajedrez.

La noticia divulgada por el diario Crónica, de Argentina, sorprendió a muchos. Es que suele darse por cierto que los futbolistas dedican sus horas libres o jornadas de concentración a los videojuegos, las charlas, las redes sociales, los juegos de mesa y, tal vez, la lectura. Pero el ajedrez... mmm, no. Ningún fanático imagina que el delantero de su equipo está matando las horas previas al gran partido del domingo al grito de "jaque" y, seguido a eso "¡jaque mate!".

Mangiantini, como ajedrecista. Crédito: La Voz de Zárate
Mangiantini, como ajedrecista. Crédito: La Voz de Zárate

 

Para Magiantini, en cambio, se trataba de algo habitual en sus días de futbolista. "El ajedrez estuvo siempre en mí, cuando era futbolista no podía meterme de lleno. Con el fanatismo que se vive en Argentina si me iba a mal iban a decir ‘porque está paveando con ese jueguito’. Siempre jugué partidas rápidas a nivel amateur, pero cuando dejé el fútbol empecé a competir en torneos en serio”, dice el exdelantero de Ferro, Tristán Suárez, Temperley, Deportivo Merlo, Fénix, Lamadrid, Deportes Concepción y Santiago Wanderers (Chile), Saltillo (México), Lucchese (Serie B italiana), Deportivo Cuenca (Ecuador) y los bolivianos Independiente Petrolero, Oriente Petrolero, Blooming y Real Potosí. Sí, todos esos... y alguno más.

Mangiantini, como jugador de Ferro. Crédito: La Nación
Mangiantini, como jugador de Ferro. Crédito: La Nación

Después de su retiro del fútbol, en 2007, Mangiantini comenzó a hacerse más tiempo para mover las piezas en blanco y negro, aunque sin grandes aspiraciones. Así y todo, consiguió coronarse en un importante torneo de la Federación Regional de Ajedrez  de Zárate, de donde es oriundo. En ese certamen, había competidores de varias ciudades, lo que le dio un poco más de relevancia al título. "En el ajedrez siempre hay variantes, cosas nuevas; evoluciona todo y lo antiguo está todo refutado. Ganar un torneo y quedarme con esa plaqueta es algo para siempre, que nunca olvidaré", dijo el ajedrecista, de 44 años.

Más allá de que confía en continuar mejorando y haciendo su camino en el ajedrez, Mangiantini no corre detrás de una carrera en su nueva disciplina, sino todo lo contrario. Más bien sería un hobbie tomado en serio, con la responsabilidad de quien adora lo que hace. “Los premios son mínimos, no existe vivir de esto. Salvo que seas maestro internacional o tengas un circuito armado, muy pocos pueden vivir del ajedrez”, dijo el exfutbolista. Y agregó: “al tener claras las reglas de que es un hobby, lo encarás de otra manera".

Mangiantini sobre el tablero. Foto: El Debate. 
Mangiantini sobre el tablero. Foto: El Debate. 

Jugando al ajedrez, Mangiantini no dejó de ser atrás la espontaneidad del fútbol. No le interesa el estudio y prefiere los movimientos "sin pensarla demasiado". "Es una locura, es una belleza: al ganar te sentís como un científico con esa última gota que sirve para descubrir el experimento justo. Es apasionante cuando encontrás la jugada ganadora”, explicó.

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