Yahoo Noticias La historia detrás de Sergio "Kun" Agüero
A mediados de los 80’, Leonel del Castillo llegó a Buenos Aires desde Tucumán, una de las provincias más pobres de la Argentina, junto a su esposa, Adriana Agüero, y su pequeña hija Yésica. Perseguía el sueño de trabajo y prosperidad. Como una gran mayoría de los inmigrantes internos que llegan a esta ciudad se instaló en un barrio de emergencia en la zona conurbana. La tarde del 2 de junio de 1988, su vida y la de su familia cambiaron para siempre. La pareja tuvo a su primer varón, Sergio. Como eran menores de edad necesitaban la firma de un mayor para poder retirar al bebé del hospital. El que dio el consentimiento fue un tío de Adriana, por eso al recién nacido le quedó el apellido materno. Historia que no se repitió con los otros hijos que vinieron después. Sergio pasó su infancia y adolescencia en uno de los barrios más humildes de Quilmes, Los Eucaliptus, habitualmente noticia por hechos de delincuencia que conmueven la dudosa sensibilidad de los canales de televisión.
En Buenos Aires trabajó como albañil, panadero y remisero. Cambiaba de trabajo, pero no de pasión. Había llegado a jugar en la reserva de San Martín de Tucumán, uno de los equipos más grandes de su provincia natal. Del Castillo jugaba torneos de fútbol amateurs en el barrio. Su hijo lo acompaña religiosamente. Una tarde, uno de sus compañeros le advirtió a Leonel que el pequeño tenía condiciones. “Lo empecé a mirar, hacía la diferencia”. Sergio tenía siete años. Ahí empezó su historia, en el baby fútbol del club Loma Alegre, donde no lo querían fichar por su corta edad. Ocurre que la última categoría de este club estaba conformada por chicos nacidos en 1986. Cuando lo vieron jugar, sin embargo, lo aceptaron. Los padres que mandaban a sus hijos a Loma Alegre no pertenecían a Los Eucaliptus. Eran de la zona, pero de otros barrios de clase media.
Cuando el equipo tenía que viajar al interior del país para participar en alguna competencia, Leonel no tenía forma de mandar, mucho menos acompañar, a su hijo. Uno de los padres de un compañero de Sergio sabía que él era remisero. Entonces le ofreció que manejara la 'traffic' que trasladaba a toda la delegación. Esa era la manera de estar al lado del 'Kun' sin saberlo, sostener y supervisar los inicios de una carrera de elite.
Es común escuchar a los futbolistas agradecer a las personas que los apoyaron para llegar a ser profesionales. Es tan repetido ese gesto de gratitud que a veces parece impostado. En el caso de Agüero es posible contrastarlo en acciones concretas.
¿Cuánto influyó la compañía celadora de su padre? Leonel y Adriana tenían problemas urgentes, fáciles de imaginar para una pareja de remisero y ama de casa con siete hijos. ¿Por qué no desistió?
Pudo haber jugado en Lanús, pero ese club le exigía al padre del Kun asociar a su hijo. Es decir, pagar una cuota social, comprarle el uniforme del club, integrarlo a las actividades con el resto de los chicos. Los Del Castillo apenas si tenían para pagar el boleto de colectivo hasta esa ciudad de Buenos Aires.
Así fue como Independiente apareció en su vida. Su padre lo llevó a la sede de Villa Domínico, donde entrenan las juveniles del Rojo, y enseguida lo ficharon. El sacrificio no mermó en los años posteriores. Leonel trabajaba hasta las 7 de la mañana, dormía dos horas, retiraba a sus hijos del colegio y llevaba a Sergio al entrenamiento.
En Independiente, todos lo conocían. Nadie se asombraba cuando se echaba en un rincón del predio a pagarle al sueño las horas robadas. Ese era el método para seguir al lado de su hijo, que un rato después lo despertaba, ya con su bolso preparado para volver a casa.
Cuando su padre se enteró que Oscar Ruggeri lo citó para un partido ante San Lorenzo, lo que sería el debut del Kun en la Primera de Independiente, lo primero que quiso saber fue si estaba preparado para el desafío: “¿Te la aguantás?”. En ese momento, Agüero tomó la posta de su carrera.
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