El 'nuevo' brasileño, ilusión ahora violencia...

@ruubenrod

 

Jugaron con su ilusión, ahora, violencia es la respuesta…

 

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Hoy Brasil es distinto. La Copa del Mundo terminó para ellos. La realidad del país de las Amazonas se presume; una crisis de valores, de respeto, económica y social se asoma en cada rincón.

La eliminación de Brasil con base en futbol no sorprende. Un equipo sin figuras, sin calidad, sin nombres rimbombantes, sin futbol, sin camisetas que las invada la mercadotecnia, sin conjunto, coherencia, orden e idea táctica. Y del mentado ‘Jogo Bonito’ mejor ni hablamos.

Lo imperdonable es la manera en que se despiden: derrotados, humillados, llorando, con la cara al cielo, frustrados y decepcionados. La realidad de su equipo de futbol, pero no de un país que no quería ni participar.

Si bien es cierto que los brasileños no querían jugar el Mundial más caro del orbe en cuanto a organización, impunidad y corrupción, hoy muchos lloran su peor derrota, y otros por la impotencia le aplauden a Alemania y le cantan a Argentina.

La protesta en todo su esplendor. El afán de dañar, al tiempo de curar la más grande herida causada, la de jugar con su ilusión y deseo de superioridad en el terreno donde históricamente son los mejores del universo.

Los brasileños han perdido el deseo de la mirada y las lágrimas al escuchar su himno en el estadio. Hoy Brasil amanece con la muerte de un periodista argentino en un accidente vehicular cuando su taxi fue embestido por un auto robado. Centenares de detenidos. Alcohol y llanto en cada esquina. Sirenas, ambulancias y bomberos a distancia.

Una noche triste y decepcionante tras la catástrofe. Aunque en este caso, no se ve llegar la calma. Hoy juega el enemigo deportivo, Argentina, que de llegar a la final la euforia albiceleste se hará presente frente a la frustración verdeamerela; una combinación nunca deseada.

 



 Molestia que corre con el aire.

-Me cobra un agua. ¿Cuánto es de esto y varios más?

Mientras el cajero te mira, revisa la tarjeta y le cuenta los números. Analiza la firma como si la conociera de años atrás o le hiciera familiar.

-Necesito su identificación.

-No la traigo. He comprado lo mismo durante 10 días seguidos y nunca me la han requerido. Soy mexicano, no cargo mi pasaporte. ¿Le sirve la acreditación de la FIFA?

Murmura entre dientes. Le habla a su gerente, éste observa, te mira, te analiza para responder: “Necesitamos la identificación o no le podemos vender”.

-Le digo que nunca me la piden. He comprado en este lugar diario.

-Pues mal. La necesitamos, es obligatorio. Estas son las nuevas medidas.

Al jugar con la ilusión y no llevarla al éxito, la culpa no es del vendedor o del gerente, o del consumidor, sino del que pierde y engaña.