Cómo ser un mal jefe

En un artículo en la Web me crucé con esto y me trajo muchos malos recuerdos.

Un mal jefe trata a sus empleados como niños - iStockphoto
Un mal jefe trata a sus empleados como niños - iStockphoto

Porque quién no ha padecido malos jefes, esos que te dan órdenes contradictorias, que jamás esbozan un elogio cuando las cosas te salen de maravillas, que no contestan cuando le hablas, y un largo etcétera.

Mi última mala jefa me hizo la vida imposible (en realidad, no solo a mí): desde no devolver el saludo cuando se le decía "Buenos días" hasta encomendar misiones imposibles de cumplir para cualquiera con un poco de sentido común, lo suyo era realmente un compendio de todo lo que NO se debe hacer como jefe.

Pero vamos al grano: con lo que me crucé fue con una sucinta lista de instrucciones para ser el peor jefe del mundo. A saber:

Fálteles el respeto a sus empleados. Asegúrese de ocasionarles sufrimiento cuando piden un día libre o necesitan salir temprano para una cita personal. Un mal jefe no respeta el tiempo personal de sus empleados ni la vida fuera del trabajo.

Trate a sus empleados como si fueran niños. Hágales saber que usted es el jefe con su actitud autoritaria. Asegúrese de hacer un montón de pedidos, para que sus empleados tengan claro que usted está a cargo.

Dé trato preferencial a algunos empleados. Sea muy claro en esta actitud para que aquellos que no son sus favoritos se sientan incómodos.

Absténgase de dar a sus empleados algún comentario positivo acerca de su desempeño laboral. Dar refuerzo positivo aumenta la satisfacción de los empleados y un mal jefe jamás haría esto.

Establezca metas poco realistas o no establezca metas en absoluto. Si usted les da a sus empleados metas alcanzables por las que luchar, estará haciendo que se sientan cómodos y será un buen jefe. Manténgalos adivinando lo que deben hacer y lo que usted realmente espera que hagan.

Sea inconsistente en el establecimiento de normas. Si se toma un descanso de 10 minutos estará bien un día y pésimo al día siguiente. Asegúrese de ajustar y modificar las normas a menudo.

Ahora en positivo: un buen jefe es alguien del que se aprende, con el que se crece y se obtienen resultados significativos durante una etapa de nuestra vida profesional. Es alguien atento a nuestras necesidades personales, porque sabe que cuanto más felices estemos mejor rendiremos. Es alguien que estimula la creatividad, que promueve espacios para generar ideas innovadoras, que se pone muy contento cuando las cosas salen bien, que sabe trabajar en equipo y lo estimula.
Lamentablemente esta clase de jefe es escasa. Y curiosamente, esta escasez me lleva a pensar que, por algún motivo que no logro comprender, ¿será que las empresas prefieren los malos jefes a los buenos?

¿Alguna vez fuiste jefe? ¿De qué clase?

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