Yoanki Mencia, el cubano que cambió el Caribe por la Patagonia en pos de un sueño y fue premiado como el MVP de la Liga Nacional de Básquetbol

Yoanki Mencia, el cubano que domina en la Liga Nacional: a los 25 años recibió el premio al Jugador Más Valioso del básquetbol local.
Yoanki Mencia, el cubano que domina en la Liga Nacional: a los 25 años recibió el premio al Jugador Más Valioso del básquetbol local. - Créditos: @Liga Nacional de Básquet

“Ya tengo la tonada de argentino, se me re pegó”, dice una voz mientras ríe al otro lado del teléfono. Su tonada cubana persiste, pero advierte que luego de un tiempo viviendo en el país, dejó atrás algunas costumbres de la isla de Centroamérica. El protagonista es Yoanki José Mencia Hernández, nacido hace 25 años en Sancti Spíritus, ciudad que lleva el mismo nombre de la provincia ubicada en el centro de Cuba. Hace seis años, una corazonada lo hizo “arrancar” para ir a un lugar del que nada sabía. “En ese momento no había tanta internet como para averiguar”, pero perseguiendo su sueño de jugar al básquetbol, deporte al que ama, se mudó del Caribe a Comodoro Rivadavia. El cambio le costó, sobre todo por el clima, pero Mencia ya es feliz jugando en Gimnasia y Esgrima de esa ciudad y hace una semana fue premiado como el jugador más valioso (MVP) de la Liga Nacional. Argentina, el país que lo arropó, ya lo tiene entre sus figuras deportivas.

Yoanki extraña a mucho sus numerosos familiares. Se comunica con ellos, aunque no tanto como desea. Desde hace tiempo no los ve, pero la cultura del trabajo con la que se crió lo hace autoexigente, y por eso el basquetbol prefiere quedarse por estos lares y seguir creciendo como deportista. Lo encanta su país adoptivo, le gustan las costumbres y la amabilidad de la gente. Mientras, él está cumpliendo sueños; otros todavía están pendientes. Su camino en el básquet comenzó abajo y tuvo complicaciones, pero Mencia luchó hasta rozarse con la NBA, integra la selección cubana desde los 18 años y ahora domina el básquetbol local con su juego.

Siendo el mejor de la Liga, Mencia es a la vez el mejor extranjero y parte del quinteto ideal.
Siendo el mejor de la Liga, Mencia es a la vez el mejor extranjero y parte del quinteto ideal. - Créditos: @Liga Nacional de Básquet

El ala-pivote de Gimnasia cerró la etapa regular del certamen argentino con promedios de 16,1 puntos y 7,6 rebotes por partido. Eso le valió ser distinguido primeramente como el mejor extranjero de la temporada. Luego, como parte del quinteto ideal. Y por último, el premio mayor: el de basquetbolista más destacado de todos, el MVP. “Significa mucho para mí. Son muchos años en Argentina cumpliendo sueños sobre la base del trabajo. En Cuba es un poco más difícil llegar a jugar profesionalmente. Llegué acá siendo chico y no prioricé irme a Cuba. Me quedé acá trabajando y entrenándome. Que hoy se vean los resultados me emociona mucho y me da más ganas de seguir, porque me falta mucho por mejorar y dar pasos de calidad”, se complace Mencia.

Pleno en su hora profesional más feliz, no se olvida de quienes lo ayudaron. “Tuvieron mucho que ver mi entrenador, Martín Villagrán; los asistentes; también Gonzalo García, otro entrenador que tuve, y más gente que influyó mucho en mi trabajo. El plantel de ahora me dio mucha confianza. Si bien es un premio personal, tiene mucho que ver con el trabajo en equipo para poder jugar libremente y hacer tranquilo mi juego”, cuenta el cubano, en un año que comenzó bien: el 23 de febrero el Verde de la Patagonia se coronó campeón de la Copa Súper 20 de la Liga Nacional y el propio Mencia fue el MVP.

Gimnasia y Esgrima, de Comodoro Rivadavia, ganó por primera vez el Súper 20, su tercera conquista en el ámbito de la Liga Nacional; también en esa final Mencia fue el MVP.
Gimnasia y Esgrima, de Comodoro Rivadavia, ganó por primera vez el Súper 20, su tercera conquista en el ámbito de la Liga Nacional; también en esa final Mencia fue el MVP. - Créditos: @LNB Contenidos

Ahora Gimnasia está afrontando uno de los cuartos de final de la Liga, frente a Obras Sanitarias y con ventaja de localía. Al equipo mens sana se le escapó el primer juego en el estadio Socio Fundadores: 83 a 79. En el segundo se recuperó: 97 a 83. La serie se trasladó a Buenos Aires estando 1 a 1. Este viernes se realizará el tercer partido, y el domingo, el cuarto, también en Núñez. De haber un quinto, se desarrollaría el miércoles 17 en Chubut. “La Liga me parece muy buena, muy competitiva. Tiene muchos buenos jugadores y el nivel es muy alto. Me parece genial. Es muy larga y eso hace mejorar, siempre”, valora el interno de 1,98 metros.

El comienzo en esta historia de amor entre Yoanki Mencia y el básquetbol se debió a las raíces deportivas familiares. “Yo jugaba al béisbol, pero tengo un primo que jugó en la liga de básquet de Cuba y en la selección. Iba a verlo a la cancha y a los 7 u 8 años empezó a gustarme el básquet. En los entretiempos de los partidos me metía a la cancha y tiraba al aro. Y a esa edad ya empecé a practicarlo en la escuela y en el club, que se llama como mi ciudad, Sancti Spíritus”, recuerda.

Yoanki juega en Comodoro Rivadavia desde sus 19 años; con 16,1 puntos y 7,6 rebotes de promedio, dominó la etapa regular de la Liga, y ahora está en los cuartos de final.
Yoanki juega en Comodoro Rivadavia desde sus 19 años; con 16,1 puntos y 7,6 rebotes de promedio, dominó la etapa regular de la Liga, y ahora está en los cuartos de final. - Créditos: @MARCELO ENDELLI

“Empecé jugando en canchas de cemento, más de barrio, y después pasé a una escuela, EIDE [Escuela de Iniciación Deportiva Escolar]. Ahí ya se juega amateur, pero es más competitiva. Y jugábamos con equipos de todo el país, ya en piso de parquet”, detalla Mencia sobre sus inicios, nada fáciles en su país. “Al principio jugaba con los mismos zapatos con los que iba a la escuela. Después, como yo tenía a mi primo en la selección nacional, él me daba mejores zapatillas, pero en Cuba es muy difícil conseguir un buen par de zapas para jugar”, grafica.

El básquetbol ya era una parte muy importante de la vida de Mencia. Yoanki no era un jugador cualquiera a sus 15, y los ojos de los que sabían se posaron en su juego. “Un entrenador que falleció hace cinco años fue el que me marcó el camino de trabajar día por día. Sabía que podía dar mucho para jugar el baloncesto. Y a los 14 o 15 años empecé a jugar en las selecciones juveniles de Cuba. En 2015 se hizo una clínica de la NBA que se llama “Básquetbol sin Fronteras”. La NBA fue a Cuba y estuve en ese evento. En él fui elegido como uno de los dos cubanos que irían ese año a Dominicana para formar parte de una clínica igual. Allí estaba Al Horford, que juega en Boston Celtics, y me seleccionaron para ir a otro campamento, que se hizo en 2016 en Toronto, Canadá, a donde fuimos los seis o siete mejores basquetbolistas de América de esa edad. Yo fui el único cubano, y estuve junto a 52 atletas de todo el mundo”, relata con orgullo. Y agrega: “Fue un fin de semana hermoso, de muchas experiencias. Y tuve la posibilidad de estar en un Juego de las Estrellas, el último de Kobe Bryant”.

A partir de ese momento, el hoy MVP de la Liga dio su salto de calidad. Gracias a eso se le abrieron puertas y aparecieron cosas lindas en su carrera deportiva. “Con tan sólo 18 años ya empecé a formar parte del seleccionado mayor de Cuba. Fuimos a jugar a China, y jugué un Centrobásquet en 2016, en el que compartí el equipo con algunos jugadores que pasaron por Argentina, como Javier Justiz y Jasiel Rivero. Y siendo tan chico, estar en el equipo con ellos para mí era muy significativo. Me daba ganas de aprender, de tener el conocimiento que me sirve para lo que estoy haciendo hoy”, se satisface.

Como si fuera poco lo vivido hasta entonces, el básquetbol iba a darle a Yoanki una nueva experiencia en su vida. Un cambio rotundo. Una salida abrupta de su zona de confort. “Después de ese torneo mi representante, Claudio Pereyra, que es uruguayo, me habló de la posibilidad de venir a jugar a Argentina. Yo, con 19 años, no tenía ni idea de adónde iba y en ese tiempo en Cuba era difícil acceder a internet como para averiguar algo. Pero me mandé a Argentina porque era difícil salir del país para jugar profesionalmente. Mi representante me dio la opción, que me encantó. Yo estaba emocionado y arranqué. En ese momento no sabía dónde estaba parado”, rememora con inocencia el cubano.

Lo que Yoanki Mencia nunca pensó es que el cambio iba a ser tan brusco: se trataba de dejar el ambiente tropical del Caribe por el viento y el frío de Comodoro Rivadavia. “Si bien yo ya viajaba mucho por el equipo de Cuba, venirme solo a Comodoro fue muy difícil: tener que establecerme, tener que cocinarme, vivir solo siendo prácticamente un niño... Y lo más complicado de todo fue el clima, porque venir de 35 grados a 15 o 20 y con viento me complicó mucho. Hoy ya estoy adaptado, pero tuve que comprarme muchos abrigos. Me acuerdo de que llegué en enero, cuando acá es verano, y veía a la gente en remera de manga corta, mientras yo tenía dos abrigos puestos. Estaba c... de frío”, suelta una carcajada. Y añade otra vivencia en Argentina: “En 2021 viví en Villa María, Córdoba, una ciudad muy linda, con compañeros muy buenos. Me sentí muy cómodo. Ahí jugué la Liga Argentina en el Club Ameghino, tremendo club. Fue experiencia hermosa, en ese momento renuncié a irme a Cuba para mantener mi ritmo de juego y seguir mejorando”.

Luego de seis años en el país, Mencia ya está establecido y se muestra muy agradecido por el trato que las personas tienen para con él: “Son todos muy amables. La gente es muy buena. Siempre me saludan”. Adoptó muchas costumbres locales y hasta se toma con humor algo que le sucede: “Ya tengo la tonada de argentino, y más en el último tiempo, en el que viajé poco a Cuba. También se me van pegando las palabras y me gustan las comidas. La cultura se me re pegó”, ríe una vez más, aunque sin olvidar sus raíces: “Escucho mucha música cubana. Además, acá jugué con otros cubanos, con dominicanos. Y con ellos mantuve muchas costumbres nuestras. Jugábamos al dominó y consumíamos comidas típicas del Caribe, como los tostones, que son los plátanos fritos, más porotos con arroz moro y una carne típica que se llama «ropa vieja»”.

De novio con una chica argentina y teniendo a LeBron James como ídolo, Mencia añora a quienes desde hace mucho no lo ven. “Allá tengo a mis viejos, mi abuela, mis tíos, mi hermana, mis primos. Es una familia numerosa y somos muy unidos. Estamos mucho en contacto, me preguntan cómo me va, yo les pregunto cómo están... Si bien hay internet ahora, no tenemos mucho tiempo para hablar porque a veces no coincidimos en los horarios. La última que los vi estuve solamente con mis viejos y fue en febrero del año pasado, en La Habana, a donde justo fui por la selección. No pude ir a Sancti Spíritus, así que al resto desde hace dos años y medio no lo veo”, lamenta.

Gracias al apoyo de los suyos a Yoanki nunca le faltó nada, pero sí le sobran ilusiones y ambiciones por cumplir: “Haber sido premiado me hace soñar con más. Más adelante me gustaría jugar otras ligas, pero para eso quiero conocer un poco más mi juego y hasta dónde puedo dar. Siento que en lo personal puedo dar más pasos de calidad”, afirma el mejor de la Liga Nacional 2022/2023.