Yamila Rodríguez y el "pecado" de ser argentina y tener un tatuaje de Cristiano Ronaldo

Yamila Rodríguez en el debut de Argentina ante Italia en el Mundial Femenil 2023. En la foto, Cecilia Salvai, de Italia, se barre para detener la carrera de Rodríguez. (José Breton/Pics Action/NurPhoto via Getty Images)
Yamila Rodríguez en el debut de Argentina ante Italia en el Mundial Femenil 2023. En la foto, Cecilia Salvai, de Italia, se barre para detener la carrera de Rodríguez. (José Breton/Pics Action/NurPhoto via Getty Images)

Yamila Rodríguez decidió hacerse un tatuaje en su pierna izquierda: Cristiano Ronaldo. De igual modo lleva tatuado a Diego Armando Maradona. La delantera argentina, que actualmente se encuentra jugando el Mundial Femenil de Australia y Nueva Zelanda 2023, los tiene a ellos dos como referentes futbolísticos. ¿Dónde está el pecado? ¿No vivimos en un mundo libre en el que cada quien puede tomar sus decisiones sin tener que darle explicaciones a otros? Porque a nadie la afecta cuáles sean sus tatuajes. Es su decisión y listo.

Pero algo hay en la vocación masculina de entrometerse en las decisiones ajenas. Y todo resulta peor cuando van mezclados el nacionalismo barato y el fanatismo peor encauzado. Yamila es argentina y, por lo que se ve en redes sociales, muchos han tomado como un agravio que lleve el tatuaje de Cristiano Ronaldo. ¿Por qué? Es que hasta absurdo es entenderlo, pero ahí va: porque si admira a Cristiano, entonces odia a Messi, y si odia a Messi, entonces es una traidora a la patria. También ha habido capturas de pantalla de presuntas publicaciones suyas de hace años en las que critica a Lionel. Si eso fuera cierto, no se alejaría de lo que hicieron otros miles de aficionados argentinos años atrás, antes del Mundial, y cientos de periodistas desmemoriados.

Así funciona el mecanismo de ataques de los fanáticos: si admiras a alguien, es porque odias a este otro. Y no les alcanza con el linchamiento, que ya debería ser suficiente motivo de vergüenza. La presión llegó a tal punto que Rodríguez tuvo que salir a explicar su tatuaje: por qué Ronaldo, por qué no odiaba a Messi ni a Argentina, y todo en pleno Mundial Femenil, un momento en el que su única preocupación debería ser aquella que ataña a temas deportivos. Pero no. No funciona así en la podrida cabeza de miles de fanáticos: lo más importante para ellos es que aclare cómo se atreve a tener al prócer Maradona en el mismo espacio que Cristiano, un enemigo (sólo en sus mentes lo es, porque hasta Messi lo ha reconocido como un grande total).

El caso es tan absurdo que ni siquiera se podría decir cuál elemento es el más deleznable de todos. El nacionalismo, que equipara la admiración por un jugador con traición; el fanatismo, que evita creer que las personas son libres de admirar al futbolista que quieran, o el machismo, que obliga a que una jugadora deba dar explicaciones sobre el tatuaje que se hizo. ¿Por qué nadie le pidió explicaciones, por ejemplo, a Alejandro Garnacho por decir que su ídolo siempre ha sido Cristiano y replicar su clásico festejo de gol? ¿Alguien se quejó de que Di María le pusiera asistencias de gol a Ronaldo mientras compartieron vestidor en el Real Madrid?

Que no, que no está mal aquello, como tampoco lo está lo del tatuaje, pero simplemente es un ejemplo para entender por qué resulta tan hipócrita la doble vara con la que se miden los casos. Yamila Rodríguez publicó el siguiente mensaje en sus redes sociales para hacer frente a las críticas que está recibiendo: "Por favor, basta; no la estoy pasando bien. ¿En qué momento dije que soy anti-Messi? Dejen de decir cosas que yo no dije porque de verdad la estoy pasando mal (en medio de un Mundial representando al país). No la paso mal por ustedes sino por las barbaridades que se dicen, sin piedad. ¿Uno no puede tener un ídolo o un jugador que le guste? Por favor".

Debería ser tan claro como eso. "No estamos todos obligados sólo a amar a los jugadores de nuestro país. Por favor entiendan que esto es fútbol y cada uno tiene sus preferencias. Destacar a uno no significa enterrar al otro. Basta, cansa, duele". Pero las críticas no han parado. Y quizá no lo harán, porque tal vez estos fanáticos necesitan que venga Messi mismo a decir que no hay problema. Porque mientras no, seguirán pensando igual y perpetuando una ignorancia que hace más daño que cualquier tatuaje.

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