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Michael Masi queda retratado en directo para todos los aficionados de la Fórmula 1

JEDDAH, SAUDI ARABIA - DECEMBER 05: Max Verstappen of the Netherlands driving the (33) Red Bull Racing RB16B Honda and Lewis Hamilton of Great Britain driving the (44) Mercedes AMG Petronas F1 Team Mercedes W12 collide during the F1 Grand Prix of Saudi Arabia at Jeddah Corniche Circuit on December 05, 2021 in Jeddah, Saudi Arabia. (Photo by Lars Baron/Getty Images)
Lewis Hamilton y Max Verstappen están inmersos en una pelea por el título llena de polémica y la FIA no sabe como manejar la situación (Photo by Lars Baron/Getty Images)

El Gran Premio de Arabia Saudí de Fórmula 1 ha sido el claro reflejo de cuando el orden rector de un deporte, en este caso la FIA, se ve sobrepasado por la situación. Todo el año deambulando entre los resquicios del reglamento han acabado con los pilotos y equipos tomándose las normas a su juicio. Lógicamente, la consecuencia acaba en caos y con todo el mundo pidiendo explicaciones y creyéndose más listos que los demás.

En la penúltima cita del Mundial, Max Verstappen y Lewis Hamilton, los dos candidatos al título, han protagonizado una lucha demasiado sucia para el espectador. El holandés dejándose pasar donde no toca, Hamilton recuperando posiciones echando al otro de pista, Max obviando frenadas por no perder posiciones. Finalmente, el británico ha salido ganador y ambos llegan al último GP del año empatados a puntos. Quien quede por delante en Abu Dabi se lleva el título. Y tal como están las cosas, ya no se descarta algo similar a los finales entre Alain Prost y Ayrton Senna, otra situación donde a la FIA se les fue de las manos.

Acciones que hemos visto durante la carrera de este domingo se hubieran solucionado si desde un principio se hubiera impuesto un criterio coherente o si los accidentes pasados hubieran sido sancionados con más severidad. El tema de los límites de pista es el claro ejemplo. Hace unas semanas no se sancionó a Verstappen en Brasil tras tirar recto para poder aguantar la posición. ¿Qué ha hecho Max? Exactamente lo mismo, pero esta vez ha sido sancionado. Y después está el tema de cerrar la puerta. Norris fue sancionado en Austria por estrangular a Pérez, que se fue a la grava. En esta ocasión Hamilton ha hecho lo mismo, pero no se le ha sancionado. Puede ser lo correcto no sancionar, pero lo más importante debe ser mantener un único criterio durante el año y parece que esto es pedir demasiado.

Después está el tema de negociar sanciones. En la segunda bandera roja Michael Masi, director de carreras de la F1, ha mantenido conversaciones con Red Bull y Mercedes ofreciendo sanciones como si se tratara de una subasta. ¿Qué es esto? La FIA debe ser esa mano de hierro que decida según el reglamento. Los equipos deben acatar. Si no estás de acuerdo recurres después a comisarios. La imagen de sugerir penalizaciones es muy dañina para un deporte que debe ser tan referente como lo es la Fórmula 1.

Y ya por último la más que polémica homologación del circuito de Jeddah. Cada trozo de coche supone un Virtual Safety Car como mínimo y un accidente implica bandera roja, además de la peligrosidad que conlleva rodar a una media de 260km/h con los muros a centímetros. El dinero es lo que manda en este mudo y un circuito de estas características en Arabia Saudí es el claro ejemplo de cuando lo que interesa no es lo deportivo, sino lo financiero. Aunque eso ya es otro tema para discutir.

Este fin de semana puede ser la culminación de un caos demasiado previsible. Cuando las cosas se hacen mal desde un principio, con la polémica del Gran Premio de Baréin, el final solo puede ir a peor. Que a veces la situación sea complicada es entendible y más si la igualdad es máxima. Pero no es justificable que el orden rector, que debe poner las cosas en su sitio, no sepa qué hacer carrera tras carrera. Esta improvisación continua puede acabar muy mal. Peor aún de la situación en la que nos encontramos.

Vídeo | El hobby secreto de Lewis Hamilton tan arriesgado como la F1

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